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A 40 años del 'Seventeen Seconds' de The Cure

A 40 años del 'Seventeen Seconds' de The Cure

¿Cómo se siente el camino a la desolación? 

La música británica de los 80 se ve ahora como un sinónimo de ostentar. Aquellos jóvenes incomprendidos repletos de rabia, transgresores y unos outsiders de la cultura pop. Cuestiona los dogmas y rechaza lo establecido. Palabras más, palabras menos, el hilo y filosofía que fundó el punk en los 70 se iba diluyendo por las alcantarillas. De hecho, más que una vieja guardia que lo resguardara, la década comenzaba con una apatía persistente que vagaba en la melancolía y los límites de la angustia y la depresión. El escenario, una Inglaterra fría e industrial que peleaba contra una crisis económica. Nacía The Cure y todo lo que sabíamos del post punk sería reescrito.  

En ese momento, se creía que el punk era un género, una moda al ojo del padre conservador. El movimiento iba más allá. Era disruptivo y se movía de acuerdo a las inquietudes y sentimientos de una generación. Fue en los años de entre 1977 y 1980 que todas las bandas rompían sus limitantes y explorarían en sus sonidos mutando de manera constante.  

Breve historia no ficticia del post punk 

Joy Division abandonaba el ruido de Warsaw y se enfrascaba en el mítico Unknown Pleasures. Todo era muy rápido, había creatividad, y, sobre todo, abundaba la oscuridad, el resentimiento y la desolaciónSiouxsie and the Banshees rompía a la crítica con The Scream y Bauhaus firmaba su sello de densidad con In The Flat Field. Fueron esos tres años un momento donde los vampiros contaban historias de ultratumba con letras menos golpistas y anécdotas mucho más personales. Las guitarras ya no iban tan rápido y el sonido del bajo tenía un protagonismo inusual. The Cure se abría paso en 1978 con Three Imaginary Boys conformado por Robert Smith, Laurence Tolhurst y Michael Dempsey 

Lo curioso con The Cure es que fueron de más a menos en un abrir y cerrar de ojos. Sus homónimos antes mencionados pasaron por una serie de evaluaciones para crear, errar y triunfar. Todos, exceptuando a Joy Division con el trágico final de su líder y una fugaz carrera, se iban encontrando de a poco en el camino. Diluyendo su esencia en cada disco y el poder que le querían dar a su proyecto. Para Smith y compañía eso era enfrascarse en un movimiento. En un género que los tenía sin cuidado pero que tocarían, al fin y al cabo.  

El debut de la banda fue plausible, más no ovacionado. Sí, había post punk, preocupaciones existenciales y destellos de sencillos que se posicionarían como una referencia de proyecto promesa, pero no iba más allá, para la crítica musical eran unos jóvenes más que jugaban y soñaban con girar por el mundo... y Smith lo sabía.  

La mano de Siouxsie 

Cinco días antes de que empezara la gira de los Banshees donde promocionaban Join HandsJohn McKay (guitarrista) y Kenny Morris (batería), dejarían a Siouxsie a su suerte junto a Steven Severin como dúo. La banda integró a Robert Smith en la guitarra de manera temporal y al baterista de The Slits, Peter Edward Clarke “Budgie. Aquí empieza el verdadero camino de The Cure, quien era telonero de la gira. Robert Smith se partía en dos, primero tocaba con su proyecto el debut que habían lanzado y luego un vampiro se apoderaba de su alma para interpretar los temas de Siouxsie and the Banshees. Fue esa experiencia que llevó al aquel joven introvertido y tímido a consagrar un monstruo. Iniciaba el gótico camino a la desolación.  

Con una idea de sonido y lo que quería proyectar con su música, Dempsey se va de The Cure por las decisiones de llevar todo a un extremo más depresivo y oscuro y se integra Simon Gallup, quien había compartido líneas con Lockjaw, un proyecto que nació en Crawley y donde sus integrantes tenían raros sobrenombres. Primero conocidos como The Guernsey Flowers y luego cambiaron a The Amazing Doctor Octopus. No tendrían relevancia dentro del extracto musical, pero Gallup le dio toda la sintonía y profundidad a la llamada “trilogía clásica”, parte fundamental en la historia de la agrupación que tomaría Seventeen Seconds como la base de todo. 

La carroza fúnebre arrancó  

Con un bajista nuevo y la idea de representar la parte más siniestra de Robert Smith, se crea Seventeen Seconds, uno de los discos más íntimos y personales del cantante y guitarrista del proyecto. El segundo LP de The Cure era lúgubre, lo-fi y parecía que se hubiera grabado en casete desde un cuarto frío en lo más profundo de un subterráneo. Con la producción de Mike Hedges, la naturaleza de la banda cambiaba abruptamente. Todo empapado de nihilismo y atmósferas pesadas. Añadir al tecladista Matthieu Hartley fue clave para lograrlo. No se trataba de hacer lo correcto, era traducir en música lo que se sentía: 

"It's not a case of doing what's right
It's just the way I feel that matters
Tell me I'm wrong
I don't really care" 

“A Reflection, “Play for Today y Secrets dan pie de inicio a Seventeen Seconds, un nebuloso camino que construía momentos etéreos, ecos que van y vienen y una línea de bajo que denotaría la conexión creativa Smith-Gallup. No se requerían de distorsiones ni grandes riffs. Los cimientos de la cura eran acordes básicos, baterías repetitivas y bajos resonantes con gran apertura. “In Your House” y Three son muestra de ello. Parte clave fue enterrar un poco la voz, es como escuchar las letras muy a los lejos. ¿Estaban perdidos o un bosque los rodeaba corriendo hacia la nada?  

"Come closer and see
See into the trees
Find the girl
If you can
Come closer and see
See into the dark
Just follow your eyes"

“M” puede ser considerada la primera canción dedicada a Mary Poole, la esposa de Robert Smith con la que lleva más de 30 años de matrimonio. La musa eterna del hombre que pocas veces sonríe. “At Night es el primer gran guiño para Faith y Pornography, materiales que llevarían a la banda a ser catalogada como una gran referencia para el sonido gótico. Seventeen Seconds culminaría con el disco. Poco más de 35 minutos que reinventaría la historia de la ahora leyenda y la llevaría por un sendero muy distinto por el que transcurría.  

Hoy se cumplen 40 años de Seventeen Seconds, el segundo álbum de The Cure pero el primer oficial en palabras de Robert Smith. Las repercusiones para la historia del género y para ellos mismos fueron brutales. Todo cambió y la psicosis de su líder fue representada con total fidelidad. Después se alegrarían un poco más e irrumpirían de nueva cuenta en su sonido. Pero ahora no trataremos eso. Este es momento de hablar de nostalgia, soledad y tristeza. El camino que bordaron a la desolación y en el que aceptamos ir desde hace cuatro décadas en una carroza fúnebre.

"Sometimes I'll get to the end of a song, open my eyes and there's all these faces peering at me. It's quite horrifying."

Robert Smith