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A diez años de la reunión de The Police

A diez años de la reunión de The Police

24/Nov/2017

Hoy se cumplen 10 años del concierto que The Police ofreció en el Foro Sol de la CDMX. A una década de este sorpresivo y casi imposible reencuentro, hacemos un breve pasaje de la importancia e influencia de este trío inglés.

 

Todo comenzó en los Grammy

En febrero del 2007, en el marco de la edición 49 de la entrega de premios Grammy (viejos conocidos de la banda) Sting tomó el micrófono y dejó escuchar al auditorio un contundente “Damas y Caballeros somos The Police, ¡y estamos de vuelta!”, para después interpretar un tema clásico del rock: “Roxanne”. Así, los rumores se disipaban y lo que parecía un imposible reencuentro se materializó 23 años después de su última presentación en vivo en Australia; una despedida anunciada —nunca de manera oficial por sus miembros— por una lucha de egos que se concretó con la última fecha de la gira de Synchronicity.

El adiós

The Police se desintegró, literalmente, en la cima de su carrera. “Every Breath You Take”, sencillo de su último disco, se convertiría en un verdadero himno que la crítica especializada nombró como una de las mejores canciones de todos los tiempos.

Breve e in crescendo trayectoria

Con su despedida, The Police dejó un verdadero legado musical contenido en tan solo cinco álbumes de estudio. Ya desde su LP debut Outlandos d’Amour —que dentro de un año cumplirá cuatro décadas de haber sido lanzado (2 de noviembre de 1978)—la banda dejó claro su estilo que fusionaba elementos del post punk, el rock y ese toque de reggae con el que pocas bandas de la época—como The Clash, que también se disolvió en 1986—experimentaron. Su placa debut contiene pequeñas grandes joyas como la mencionada “Roxane”, “Next To You”, “So Lonely”, “Hole in My Life” y “I Can´t Stand Losing You”.

Once meses después, el grupo estrenó Reggatta de Blanc (5 de octubre de 1979) y con él llegó el primer Grammy y el éxito en su nación. Hoy, la crítica lo coloca como uno de los mejores discos de la historia. Sus dos sencillos “Message in a Bottle” “Walking on The Moon” (quizá su corte de reggae más importante) son una prueba de la calidad del disco.

The Police inició la década de los ochenta con su tercer LP lanzado justo un año después que su antecesor (3 de octubre de 1980): Zenyattà Mondatta , placa que mezcló rock, pop, new wave y reggeae y que significó su segundo Grammy por la misma categoría, más otro par en distintas. El álbum incluye hits como “Don't Stand So Close To Me” “Do, Do, Do, Do, Da, Da, Da Da”, además de grandes piezas como “Driven to Tears”, “Canary in A Coalmine” “Voices in My Head”.

Fieles a sus lapsos breves entre un álbum y otro, Ghost in the Machine—primer título en inglés que le dieron a uno de sus discos— vio luz el 2 de octubre del '81. El disco incluyó un marcado uso de sintetizadores y teclados, además de ser considerado como el más oscuro de la banda y también el más cargado de letras de corte político. Temas como el que abre el disco, “Spirits in the Material World” “Invisible Sun” dan cuenta de lo anterior, pero cortes alegres como Every Little Thing She Does Is Magic”—guiado por un piano— dan un agradable contraste.

El disco que duraría más de un año en salir a la luz por fin llegó el primer día de junio del '83: Synchronicity, LP inspirado en la obra The Roots of Coincidence del periodista y escritor húngaro-británico Arthur Koestler. Además del éxito sin precedentes que significó para The Police “Every Breath You Take”, el disco incluye cortes igualmente relajados y de mucha calidad como “King of Pain”, “Wrapped Around your Finger” y “Tea in the Sahara”.

En este corto lapso los problemas internos terminaron por romper al grupo —no sin antes reunirse brevemente en el estudio para planear la maqueta de un sexto álbum que nunca se concretó—. Tras la ruptura, sus integrantes comenzaron carreras solistas de las cuales la de Sting ha sido la más exitosa.

El triángulo y la calidad de sus líneas

Si The Police es vista como una de las mejores agrupaciones, se debe no solo a la importancia de su música, sino a la calidad y ejecución de cada uno de sus integrantes que en conjunto formaron uno de los grandes power tríos que hay.

The Police

Stewart Copeland (batería)

Baterista polirítmico y contundente. Quizá un tanto desvalorizado, Stewart fue toda una escuela. Influenciado por jazzistas del calibre de Buddy Rich, Billy Cobham o por monstruos del instrumento como Mitch Mitchell (Jimmy Hendrix), Copeland creó un sonido único —en el que hizo de la campana del ride, el aro de la tarola y los rototoms herramientas constantes —que conjuntaba su estilo de jazz y su técnica traditional grip. Lo anterior contrastaba con su gran fuerza al golpear los tambores, sus veloces tempos y su groove de reggae. Basta ver cualquier video suyo en vivo para darnos cuenta de su poder y técnica que explotaba en su siempre fiel kit Tama. Hablamos aquí, sin exagerar, de uno de los bateristas más importantes del género­.

Andy Summers (guitarra)

Otro músico que, a opinión personal, no ocupa el lugar que merece. Conocedor profundo de las leyes de la armonía musical, Andy Summers —entusiasta de los acordes complicados (al menos para el rock convencional) —es un verdadero maestro de su instrumento (solía dar clases de guitarra clásica antes de formar parte del trío). Su trabajo en The Police —que también incluyó su faceta como fotógrafo —parece menor de lo que realmente es y se podría pensar que su aportación no pasa de rasguear la guitarra y hacer coros; no hay error más grande. Summers (que influyó enormemente a músicos como Gustavo Cerati, quien pudo trabajar con él en el tema “Tráeme la Noche”) contribuyó a crear gran parte de los temas que pusieron a su banda en la elite de la música. En vivo, siempre acompañado de una Fender Telecaster, solía sorprender con solos improvisados cuya riqueza radica en su instrucción teórica y en la manera en que plasmaba sus influencias de blues, jazz e incluso la psicodelia. Cualquier tutorial suyo en la red confirma su maestría.

Sting (bajo)

Gordon Matthew Thomas Sumner (Sting), es uno de los artistas más reconocidos de las últimas décadas. Sus innumerables premios y nominaciones a los Premios de la Academia nos dan una idea de la importancia de su música. Líder y vocalista de The Police, es además actor y un multiinstrumentista que constantemente se instruye (aprendió a tocar el laúd, por ejemplo, a los 50 años de edad). Su exitosa carrera como solista —en la que ha plasmado sus influencias de jazz y música de cámara— está llena de hits como “Englishman in New York”, “If You Lose Somebody Set Them Free” y “If I Ever Lose My Faith in You”.

La manera en que Sting concibe la música —que él considera un rompecabezas que está dispuesto a resolver— le llevó a ser el conejillo de indias de un experimento científico dirigido por el músico, productor, escritor, psicólogo y neurocientífico Daniel Levitin. El estudio pasó a ser un documental titulado Mi Cerebro Musical en el que se nos muestra —entre otras cosas— cómo funciona el cerebro de Sting al escuchar y componer música; una manera muy poco común.

Homenajeado en el 37th Annual Kennedy Center Honors (dedicado a personas que elevan la vida cultural del mundo) Sting es un artista cuyo éxito radica en ese poder de renovación —basado en una pasión por música de todo tipo (incluyendo la complejidad de la proveniente de la India)— que pocos pueden presumir. Elementos como su presencia escénica, su versatilidad para ejecutar y componer o su inconfundible voz (con tonos muy altos) le dan un lugar privilegiado en la historia de la música contemporánea.

El concierto

El Foro Sol fue el escenario de una de las reuniones que pocos pensaban posible. El regreso de The Police en 2007 —año que también reunió a Soda Stereo; grupo notablemente influenciado, en su etapa inicial por el trío inglés— abarrotó el recinto y juntó a seguidores que no pertenecían a una sola generación. Los asistentes presenciamos un setlist lleno de energía y nostalgia; un concierto de 19 temas que fueron interpretados en su mayoría muy al estilo puro del punk, con una velocidad que nos hizo sentir que todo pasó en un parpadeo. Tras dos encore y con el fin de “Next to You”, México despedía a un grande —una de las pocas agrupaciones que siempre contó con sus miembros originales— en una de las reuniones más esperadas y que, al parecer, fue única. Algunos de los presentes seguimos esperando que no sea así.