A pesar de las complicaciones ocasionadas por los recortes presupuestales en la 29ª edición del Festival de México en el Centro Histórico, fuimos testigos de una tremenda noche electrónica cortesía de Aural en el Casino Metropolitano. Algo que queda muy claro es que el director de Aural, Rogelio Sosa, y su equipo, no se detendrán ante nada para continuar presentando sesiones verdaderamente estimulantes; Aural inspira.

La celebración estuvo conformada por cuatro actos: los locales Stalaktos, Kevin Drumm de Estados Unidos, el finlandés Mika Vainio y Oval de Alemania.

Los hermanos Marco y Carlos Fierro, Stalaktos, fueron los encargados de abrir el evento. Su set, como ya nos tienen acostumbrados, conmociona a través de su potencia a los asistentes. Las frecuencias de Carlos en el bajo y Marco en los sónicos trastornaron consciencias, imposible fue tomar ese recorrido sin ser perturbado.

Stalaktos tocó justo en medio del lugar, desde ese momento fue evidente que asegurar un espacio frente a las tablas sería indispensable para potenciar el efecto de la música. La acústica en aquel bello lugar era muy dispareja. Experimentar esa sensación y sus efectos fue algo por demás interesante.

El escenario dispuesto para el resto de la noche fue colocado en el fondo del recinto, lo que favoreció la acústica. Como sea, la noche electrónica de Aural tiene que ver con las sensaciones físicas de la música sobre los espectadores. Vibrar con el ruido, sentir los bajos golpear el cuerpo. Los tímpanos fueron puestos a prueba, el ruido estremecía todo a su paso y enriquecía los sonidos. La potencia y sus efectos sacudían a quienes escucharon.

Kevin Drumm abrió su set con resonancias que emularon el efecto de una aspiradora. Los asistentes fueron succionados en dirección al escenario, este fue el momento en el cual la audiencia se mantuvo más compacta. Parecía que a través de la cercanía lograban defenderse del impacto del ruido. Luego, Kevin propinó un salvaje masaje neuronal a la concurrencia, soportar esa estridencia no fue sencillo y la aglomeración ceso; el público buscó refugio. Los ataques cargados de estática y feedback impulsaron la experimentación sónica a través de su estruendosa presentación. Así se abrió paso al acto más excitante de la noche.

La mitad de Pan Sonic, Mika Vainio, se llevó el evento, transformándolo en algo excepcional. A pesar de que no estaba considerado en el cartel como el acto más importante de la noche, sus potentes cambios de ritmo montados sobre lisérgicas texturas sonoras forjaron atmósferas etéreas.

La experimentación sónica de Vainio se demostró por demás provocativa. Ruido, minimalismo, drones y música ambient, se fundieron en desafiantes estructuras de la más complicada manufactura, siempre cimentadas en la acumulación de capas de sonido. Mika Vainio fue capaz de generar cambios de paradigmas en menos de una hora. Las palabras no bastan, sería necesario haber estado ahí y experimentarlo.

Oval fue el headliner y estuvo encargado de cerrar la sesión. En un principio, su espectáculo se vio afectado, por lo menos desde su perspectiva, por dos factores: un bajo nivel de sonido y poca iluminación sobre el escenario. Después de sus dos primeras canciones se resolvió el problema y Markus Popp comenzó a demostrar de lo que es capaz con una confianza absoluta.

Su presentación fue muy disfrutable, la acumulación de melodías en conjunto con los sónicos que utiliza hicieron bailar a la concurrencia como nadie lo había logrado hasta entonces.

Aural es Aural, presupuesto o no. Si en algún lugar se puede encontrar inspiración tras recibir una descarga de voltaje que le vuela la cabeza a los asistentes, es ahí.

Personalidades de todos los ámbitos, además de una nutrida concurrencia que se notaba a leguas fanática del ex-vocalista de Bauhaus, se dieron cita al sur de la ciudad para el cierre triunfal de la 29º edición del fmx. Las nubes grises que acaparaban el cielo indicaban que no sería una noche fácil de olvidar.

Mucho se dijo de este show, que si sería parte de Mr. Moonlight Tour, gira que celebra 35 años de Bauhaus, o se trataría de una presentación en solitario de Peter Murphy; duda disipada por el mismo Murphy, quien declaró que interpretaría en su totalidad el álbum Deep, además de canciones clásicas de su repertorio y sencillos de su actual disco Ninth.

El concierto previsto para dar inicio a las 8 PM se vio retrasado por la lluvia que azotó al recinto, entre recomendaciones de protección civil y disculpas por los inconvenientes, sin previo aviso, cuatro sujetos vestidos de negro arribaron al mismo entarimado que hace poco más de un año recibió a Patti Smith en su primer visita a la Ciudad de México.

La presentación arrancó con "Velocity Bird", dejando el camino libre para "In The Flat Field" y "Silent Hedges", originales de Bauhaus, que lograron arrancar eufóricos gritos a más de uno. La primera sorpresa de la noche se dio con "She's in Parties", también de Bauhaus, donde todas las almas presentes bailaron arrítmicamente bajo una incesante lluvia.

La noche continuó de la mano de "Strange Kind of Love", canción en la que Murphy aprovechó para colar un fragmento de "Bela Lugosi's Dead".

Desde el comienzo fueron evidentes los errores de audio, provocando en Peter Murphy señales de disgusto y frustración, especialmente al momento de interpretar "Subway". Minutos después, de manera inesperada, "I'll Fall With Your Knife" asaltó a las miles personas ahí reunidas, quienes conmovidas, acompañaron al cantante en los coros.

Finalmente, "Deep Ocean Vast Sea" salió a escena, dando a entender que la presentación había llegado a su segundo set donde tendríamos oportunidad de escuchar completo Deep, pero no fue así. Tras un encore, Murphy volvió con guitarra en mano para interpretar  "Cuts You Up" seguida de la bellísima, e ignorada por muchos, "Marlene Dietrich's Favourite Poem".

Un cover más tomó posición, "Severance" de Dead Can Dance, seguida de "Crytsal Wrists" que sería la última canción del Deep que se escucharía esa noche. Tras un nuevo encore, Murphy regresó a escena para interpretar sin acompañamiento alguno "Cool Cool Breeze".

No se sabe con seguridad si el set fue pensado de esta manera o si tuvo que ser recortado a causa del infame audio y sus constantes atropellos, el concierto finalizó tras hora y media con "Ziggy Stardust", canción original de David Bowie, que puso en evidencia la incoherencia de un público que se emocionó más con un cover que con la obra propia de quien estaba sobre el escenario y por el que habían pagado un boleto.

Es difícil salir satisfecho de la presentación en vivo de alguien como Peter Murphy, siempre faltarán canciones. En resumidas cuentas, si bien el concierto no fue malo, Murphy cumplió a secas y muchos nos quedamos con ganas de escuchar las restantes canciones de Deep. Habrá que esperar a que nos visite de nueva cuenta, como bien lo sabemos, con Mr. Moonlight Tour. 

Después de la actuación telonera de media hora a cargo de los ticos de 424 (que por cierto se escuchaban potentes y entusiasmados), llegó la siguiente pregunta: ¿Cuántos lamentos no ha acorazado el Teatro Metropólitan? Salen cinco sujetos vestidos de negro; uniformados, cual equipo, con una chamarra que en la parte trasera tenía grabado el logo de la más reciente placa de Hello Seahorse!: Arunima. En el escenario se posicionan: en el extremo izquierdo las percusiones de Héctor Reez, del lado contrario las de Bonnz!; al fondo OroDeNeta con los sintetizadores y en el centro Joe con la guitarra y Denise con su lamentosa e inigualable voz. Sin más ni menos, de golpe, el cuarteto (más Reez) dio inicio a la presentación de su quinto disco con "Buen viaje”.

Sin saludar al público o sin acudir a una pequeña intervención, HS! siguió con “Después” y “Universo 2”. No fue hasta después de "La Tumba" que la vocalista decidió interactuar, resaltando que era la primera vez que tocaban esa canción en el Distrito Federal.

El recorrido todos lo sabíamos, o al menos lo imaginábamos: canciones nuevas mezcladas con los éxitos que son imposibles de no querer escuchar. Pero dentro del camino de lo predecible hubo  sorpresas como la intervención de Camilo Froideval en los teclados y Daniel Zlotnik quien con su sax acentuó las intenciones dolorosas en "No te vayas al bosque" o "Recuerdo"; versiones únicas y dotadas de distintos sonidos a los que podemos apreciar en los discos, los cuáles hacían más ricas la canciones; una Denise que dialogaba con su propia voz a través de los loops a cargo de OroDeNeta.

No sólo hubo un clímax, fueron varios. Momentos más electrónicos que otros. Versatilidad, descubrimiento y evolución se escuchaba en un Hello Seahorse! con un nuevo carácter.También se mostró una Denise sensible, cortando de tajo “Arunima” para compartir una anécdota sobre la ausencia de coro en la canción, en la que el productor entendió que a causa de tal dolor, no existía un coro. Después, Denise pidió que la ayudaran a cantar para no quebrarse.

El caudal siguió fluyendo, las declaraciones de dolor sutiles pero directas continuaron hasta que pusieron fin con “Te regalo todo”. Los cinco se retiraron del escenario, pero sabíamos que no acabaría ahí. Pocos minutos después, la agrupación regresó con un aire más íntimo y tranquilo: “Velo de novia” con la colaboración de Pascual Reyes y su guitarra acústica. Con un dejo de resignación se esuchó “Tristes” y “Me has olvidado”.

Hello Seahorse! decidió iniciar esta presentación con la canción que abre Arunima, y en esta lógica, cerró con “Al fuego”, dándole fin al suave lamento con el verso: “Inmóvil silenciosa quédate aquí”.