Comienza la acostumbrada ponencia que le da bienvenida al tercer día del jazzbook, pero esta vez en manos del celebre fotógrafo Fernando Aceves; al principio su ponencia solo se remite a sus inicios en los retratos, pero hubo una anécdota clave: "Saliendo de gira con Caifanes, Alfonso André no pudo ir con ellos y Fernando Toussaint lo suplió. Él fue quien me convenció para fotografiar la escena de jazz en México", y una cosa a reconocerse es que si Aceves no hubiese escuchado consejo quizá no habría una documentación digna en el país de este incomprensible genero que fue representado por el talento de Alex Mercado esa noche.

Esta vez el concierto no se llevó a cabo en el mismo horario que FILUX, lo que quiso decir que el público presente realmente tenía interés de disfrutar una noche de jazz. Alex sale, hace una reverencia y comienza a jugar con progresiones que crean un sube y baja de emociones unidas con acordes robustos y fuertes. Las escalas dan la sensación de subir hasta la cima de una colina y bajar en picada inmediatamente sin previó aviso; diversión, irá, alegría y muchos cambios de ánimos sonaron en la primera pieza del recital "Freeman".

Canciones de primer producción inundaron la mayoría del recital, “The Watcher”, “Águila o Sol”, “Legacy”, “Nostalgia de Otro Mundo” y “Metropolitan Blues”. La música interpretada evocó atardeceres, visualizar nubes rojas cubiertas por los últimos rayos del sol. "La siguiente pieza es un homenaje a Dave Brubeck" dijo Alex. Las notas en la que caminan los dedos de Alex en "Blues Blues" logran dibujar imágenes en tu cerebro, incluso sensaciones; esto y mas caracteriza las complejas composiciones de Brubeck. El homenaje esta hecho a la perfección. La composición es tan juguetona que parece no querer terminar y, justo cuando piensas que ese "tan-tan" del piano va a ser el último te sorprende con arpegios extremadamente dinámicos e interactivos. Irving Berlin también sale a relucir con "You Keep Coming Like a Song" en una versión increíblemente realizada con arreglos muy al estilo del pianista en escena.

Alex Mercado tiene preparado un nuevo disco para el próximo año, material pensado para piano solo, de ahí proviene otra de las piezas recién estrenadas: "Simbiosis", con armonías misteriosas que caminan entre la delgada línea de la melancolía y lo siniestro, notas que por momentos recuerdan a los grandes monstruos de la música clásica. Sin duda, el concierto logró demostrar lo que el jazz promete al no seguir las inquebrantables reglas o cánones clásicos. Dentro y fuera de uno mismo.

Por segundo año consecutivo, la sultana del norte recibió lo mejor de la escena nacional e internacional en sus tierras. Con más de 12 horas de música y una afluencia de 52,000 personas (números oficiales), el Pa'l Norte Music Fest fue un verdadero éxito.

Luego de superar los rumores de una posible cancelación por la falta de permisos por parte de las autoridades, el evento se llevó a cabo en las instalaciones del Parque Fundidora, lugar de tradición para los regiomontanos.

Una tarde fría nos recibió en Monterrey; uno de esos fríos que no cala pero que tampoco se puede pasar por alto. Los primeros en recibir al público mañanero fueron las agrupaciones Miami Mami y Niple, las cuales no defraudaron con su actuación y dieron la bienvenida a Los Románticos de Zacatecas, quienes pusieron a bailar a todos los presentes con lo mejor de su repertorio y su alegría sobre el escenario. A pesar del horario que les fue otorgado, con temas como "Corazón", "Volver a quererte", "Lo mismo que yo", "Es por ti", entre otros, lograron congregar una considerable audiencia.

Por otro lado, Resorte provocó los primeros movimientos de mata, con lo que quedó demostrado que los regios son muy buenos a la hora de entregarse con las bandas. Hay que reconocer que la organización, así como la ubicación, fue de lo mejor; con tiempos que estuvieron muy cuidados, el público no tuvoque esperar entre cada acto debido a la rapidez con la que se montaban los instrumentos de las agrupaciones posteriores.

Como profetas en su tierra, Genitallica continúo con la celebración de sus primeros 15 años de trayectoria. Parece que fue ayer cuando muchos de los asistentes escucharon por primera vez las canciones, "Borracho", "No tengo amigos", "Imagina", mismas que fueron de las más coreadas por los miles de asistentes.

El poder femenino estuvo presente en esta edición del Pa’l Norte con la presentación de Ximena Sariñana, que, con cerveza en mano y tan guapa como siempre, invitó a los presentes a cantar con ella. Por otro lado, Lo Blondo, al frente de Hello Seahorse!, interpretó lo mejor de su más reciente producción, Arunima, para deleite de sus seguidores.

Cuando el frío comenzaba a sentirse más, Julieta Venegas, acompañada de su banda y su acordeón, desató los gritos de las chicas y los chiflidos de los hombres en el escenario Indio. Por otro lado, la chaparrita Natalia Lafourcade aprovechó que algunos de sus amigos se encontraban cerca e invitó al entarimado a Alex Ferreira, Meme y Ximena Sariñana, ante la mirada de sorpresa de los ahí presentes, quienes no pararon de cantar los sencillos de su nuevo álbum Mujer Divina.

Por la distancia tan corta entre los escenarios, al final de cada acto eran tantas las personas que corrían de un lado al otro que no podías estar descuidado y menos cuando llegó el  turno de los oriundos de Matamoros, Tamaulipas: División Minúscula, agrupación que se entregó por completo ante su público que los esperaba como si fueran de las últimas presentaciones que ofrecieran en su carrera.

Ya cuando la noche se apodero del lugar y el cansancio comenzaba a cobrar sus primeras víctimas, las cuales caían rendidas sobre el césped, Porter se apoderó del Parque Fundidora y a pesar de que Juan Son ya no se encuentra en la banda, su nuevo vocalista, David Velasco, mantuvo la esencia. Con un repertorio plagado de clásicos, los tapatíos lograron reunir a una cantidad considerable de público.

A otras agrupaciones que les fue muy bien fueron Los Claxons al igual que Panda y por su puesto, Kinky, que con su ritmo puso a bailar hasta a los aburridos con "Coqueta", "Bailar hasta quemarnos", "Una línea de luz", "Después del after" y muchas otras canciones más.

Pero también el género norteño y la banda no se podían quedar fuera y sobre un escenario especial, La Leyenda, acompañado por Genitallica, desató aún más la euforia para que después, sobre el mismo lugar, A Band Of Bitches tocara al mismo ritmo de banda su exitoso track “Noreste Caliente”.

Llegó el momento para recibir a los headliners del cartel, en el que Fobia fueron los primeros en arribar. Paco Huidobro y Leonardo de Lozanne acompañados por algunos músicos amigos no defraudaron con "Microbito", "Veneno Vil", "Hoy Tengo miedo", "Vivo" e "Hipnotizame", estas últimas llenaron el ambiente con una atmósfera romántica.

De nueva cuenta el escenario Indio lució repleto y es que Café Tacvba se encontraba listo para salir, en este punto el lodo ya no era impedimento para la diversión y como niños, brincaban y jugaban al ritmo de la música.

Los de Ciudad Satélite dieron inicio con "Pájaros" de su nuevo material El Objeto Antes Llamado Disco, para seguir con "Como te extraño", "Las Flores", "Ingrata" y "Aprovéchate".

"Que buen festival, gracias Monterrey por traernos de vuelta", comentó Rubén Albarrám, para después adoptar su imagen de Zopilote y continuar con "Olita de Altamar". Casi una hora después los tacuvos abandonaron el Escenario Indio y el mar de gente se preparaba para cantar y bailar con Babasónicos.

Adrián Dárgelos y compañía elegantemente vestidos le dieron la bienvenida al domingo y con "Fiesta popular", "Irresponsables" y "Los calientes", fueron preparando lo que se esperaba iba a ser una gran madrugada.

Hace apenas unos días los argentinos presentaron su nuevo material discográfico, Romantisísmico, en el Distrito Federal y ahora Monterrey fue la ciudad elegida para hacerlo, fue en el momento en que se escuchó "La Lanza", "Aduana de palabras" y "Humo".

No dudamos que en unos años el Pa'l Norte Music Fest se convierta en uno de los festivales más importantes no solo en Monterrey sino en toda la república. Con una gran producción, control y sobre todo organización esta segunda edición nos dejó con ganas de más. 

La actual edición del Jazzbook se caracteriza por presentar una breve ponencia antes de cada presentación, en esta ocasión, se hizo mención al impresionante antecedente del jazz; se habló de la faceta salvaje de este género con el bebop, el swing y el boogie, Fats Waller y Duke Ellington fueron tema de conversación e incluso se mencionó de dónde provenían las teclas del piano en los viejos años.

Hubo una etapa del jazz en la que no se profundizó mucho: el cool y modal jazz, ramas del género que integraron un nuevo estilo más refinado y complejo, hecho solo para ser escuchado, dejando el baile, la diversión y el contexto sexual a un lado, provocando el declive del monstruo en que se había convertido el jazz, aunado al público "conocedor" que hasta la fecha le sigue dando arrogancia a este género y, por supuesto, la llegada del rock and roll que también contribuyó al hecho.

La afluencia de gente para el segundo concierto del Jazzbook fue impresionante. La gente estaba por todos lados, no había un solo rincón vacío; las sillas lucían repletas y los pasillos albergaban montones de personas sentadas en el piso mientras otros permanecían de pie, inmóviles, disfrutando los sonidos que provenían del piano. Al mismo tiempo, el FILUX se llevaba a cabo, razón a la que se debía en gran parte la enorme concurrencia, puesto que el Antiguo Palacio del Arzobispado es el primer punto del recorrido.

Bajo los globos de cantolla, creación de Betsabee Moreno, compases depresivos, lentos y bajoneados se adentraron paulatinamente en los oídos de los visitantes. Pero no se trataba de un concierto de rock, por desgracia, este tipo de rítmica y tonalidades son muy poco atractivos para los que decidieron quedarse en el primer punto del FILUX ya que poco a poco los pasillos se fueron liberando y los asientos desocupando, los presentes desapareciendo.

El modal y el cool jazz son estilos que se caracterizan por jugar con escalas introspectivas y así empezó Nicolas Santella, con acordes melancólicos en las primeras piezas provenientes de su alma, en los que podemos escuchar años de la evolución del jazz, ritmos característicos de su país de origen y todas sus influencias de aquellos que comenzaron a provocar un enorme cambio al alegre y salvaje jazz en algo más contemplativo.

Quizá las piezas se escuchen demasiado melancólicas, pero en ellas convergen rítmicas jocosas e incluso divertidas, y pequeñas melodías de conocidos estándares que lo influyeron y le pusieron el azul al jazz, el "Blue" a las notas, armonías tristes pero relajantes que contaron en su mayoría con improvisaciones sobre piezas de Nico.

Comenzó la cuarta edición de un festival que poco a poco gana importancia en la escena del jazz nacional, y como es costumbre, lo hizo con la ponencia de un entendido del tema (uno distinto en cada concierto). Germán Palomares abordó un tema picante: "existe (en México) quien escriba de jazz y que se considere conocedor del mismo, aunque solo haya escuchado una docena de discos o haya leído dos libros; el público que asiste a un concierto de estos llega a ser farsante y pretende ser superior aunque solo conozca 'Take Five'".

Ponencia, opinión y polémica aparte, Mark Aanderud se mostró como lo que es: uno de los jazzistas más prolíficos e ingeniosos de este país, situación dada, quizá, porque ha pasado mucho tiempo fuera de México, cuestión que probablemente le ha ayudado a desenvolverse como músico. Salió él y su alma directamente al piano de media cola, se sentó sin decir palabra e inmediatamente dejó que sus dedos hicieran sentir al respetable como si estuviera en una película de detectives, una pieza llena de misterio.

Mark concedió una trilogía de piezas antes de dar unas palabras al público: "La primer canción que toqué fue 'la rapidita de fa', después una más lentita y luego otra más rapidita". Toda la noche estuvo llena de material recién hecho, incluso sin nombre.

Aanderud ofreció un show en el que sus estudios clásicos no quedaron en reserva y se mezclaron con el dinamismo, inventiva, flexibilidad y picardía del jazz. El pianista jugó con nuestros cerebros incluso sin darnos cuenta: las escalas tan llenas de melancolía y contemplación también estaban llenas de una alegría matizada; el jazz se caracteriza por no seguir regla alguna, seguir evolucionando y adaptarse a los cambios de tiempo.