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Nick Waterhouse — Nick Waterhouse

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Nick Waterhouse
Nick Waterhouse

Innovative Leisure / 2019

Artista(s)

Nick Waterhouse

El anacronismo moderno de Nick Waterhouse

“This is an oldie. Well, it’s an oldie where I’m from”, dice Marty McFly en Back to the Future justo antes de encender por completo una pista de baile de 1955 con el tema “Johnny B. Goode” de Chuck Berry. Tres años antes de que este lo convierta en un tema icónico gracias a una llamada telefónica de su primo, Marvin Berry.

Parece que en pleno 2019 no cesan de surgir artistas que bien podrían introducir sus conciertos con esa misma frase. Seguimos volteando a los años dorados de ciertos géneros con nostalgia y añoranza, a pesar de que la música ha cambiado mucho con las décadas y hoy en día uno nunca acaba de descubrir nuevos sonidos, siempre existirán esos viejos acetatos de los clásicos inmortales y todavía hay quienes creen en el potencial de seguir exprimiendo el pasado.

El resurgimiento de viejos sonidos es un tema controvertido, mientras que habrá audiencias que desean más artistas así, está el otro lado del espectro que mira con desprecio y desdén a estos. Los tilda de escasos de originalidad, una propuesta novedosa o algo de sustancia. El año pasado el álbum debut de Greta Van Fleet fue el ejemplo perfecto de esta división de opinión.

Nick Waterhouse es un joven artista angelino que escuchó muchos discos de R&B, blues, soul y rock & roll de los pioneros mientras crecía y se inspiró para hacer una carrera de emular lo mejor de cada uno de ellos. Con cuatro discos bajo la manga con este, tiene claro que no busca reinventar la rueda, sino divertirse y hacerte bailar, qué importa ser un revivalista y un músico arcaico si la fórmula sigue vendiendo.

El más reciente material de Waterhouse es homónimo y fue grabado en análogo porque hay que mantener la etiqueta retro en todos los aspectos, incluso en su look que nos evoca a Buddy Holly. A lo largo de 11 canciones y poco más de media hora, este disco mantiene un ritmo vertiginoso, no sin tomarse un par de respiros, suficiente para ser disfrutable y sin muchas pretensiones más allá de hacerte chasquear los dedos y remontarte a la época de las pin-ups y los peinados con excesivo gel.

Ritmos filosos y ágiles, guitarras con mucha reverberación, bajos infecciosos, coros femeninos, pianos desquiciados y saxofones estridentes se manifiestan en momentos como “By Heart”, “Wreck the Rod” y el cover a “I Feel an Urge Coming On”, tema de Jo Armstead de 1967. En “Black Glass”, los bongos le brindan una onda tropical inescapable y en temas como “Undedicated” y Thought & Act se pone más melancólico y suave.

“Man Leaves Town” suena ligeramente sacado del catálogo de The Velvet Underground, mientras que con el instrumental “El Viv” jurarías que estás escuchando a The Ventures versionar “Tequila” de The Champs. Nick Waterhouse no es Little Richard, pero llega a soltar alaridos reminiscentes a este en “Wreck the Rod” y en “Song for Winners” desata una buena cantidad de ira contenida que nos recuerda la actitud de rebeldía que implicaba el rock & roll en sus albores.

Waterhouse se une a artistas como Gary Clark Jr., Curtis Harding, Benjamin Booker o Alabama Shakes que se aferran al pasado para un público que añora sonidos de antaño. Quizás el mayor pecado del músico estadounidense es no mirar hacia adelante y brindar un toque moderno al blues como lo hacen Jack White, The Kills, Band of Skulls y tal vez un poco The Black Keys, quienes se encuentran en un punto intermedio.

Algunos sonidos son inmortales y la gente seguirá pidiendo revivalistas como Waterhouse, su más de un millón y medio de escuchas en Spotify y un tour próximo con más de treinta fechas en Reino Unido y Estados Unidos son prueba de ello.