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'Lonche', un documental que alimenta el corazón

'Lonche', un documental que alimenta el corazón

28/Sep/2013

“Qué chido suena ¿no? Las loncheras, la comida y todo eso, pero existe detrás una historia más profunda que quiero contar”, Lonche (2013) de Claire Weissbluth, un cortometraje documental bastante bien elaborado que fue estreno en la cuarta edición del Oaxaca Film Fest.

Como puede leerse desde el título, es una historia sobre comida y vida, un relato extraído desde lo real que engloba mucho de esa secreta odisea alimenticia que sucede día a día en industrias avanzadas como la de los Estados Unidos. En palabras de la realizadora: “Quise hacer algo que tuviera que ver con la comida, principalmente porque amo la comida mexicana, amo los tacos. Empecé con esta pasión lo cual me llevó a querer conocer la historia detrás, lo que no se ve. Todo ese trabajo que existe en torno al sistema de comida.”

En Lonche, desde una mirada sensible y profunda, se nos invita a una fuerte reflexión en torno a un tema muchas veces olvidado, sobre todo, al enfocar la cámara hacia los hispanos que se ven involucrados en esto: un circuito que va desde los inmigrantes que trabajan en los campos, hasta los que los que se alimentan por medio de estas unidades móviles denominadas "lonches": "cerca de mi universidad había muchos campos de fresas, lechugas, mora… Desde la carretera se puede ver gente pero muy lejos... Pensé que sería bueno acercarme a ellos para hablar; saber cómo son sus condiciones laborales”, nos relata la autora del corto.

Al mismo tiempo, el filme revisa la otra perspectiva (a manera de contraste); la historia de unos mexicanos que al haberse instalado en los E. U., usan un lonche para alimentar a otros sectores de la sociedad norteamericana: “Una vez que estaba manejando vi a lo lejos un camión de alimentos y noté que estaba entre los campos con los trabajadores. A partir de esa imagen fui uniendo todos los pedazos y me di cuenta que podía hablar de migración, familia, trabajo pero todo relacionado a la comida”.

La estructura del corto se parte en dos al seguir este par de historias que generan un interesante contraste entre sí, que nos revelan desde una cinematografía sencilla, pero muy bien lograda, la vida de los trabajadores de distintos tipos que mueven los engranajes de una complicada nación: “Aparecen dos loncheras en mí película. Una es de latinos salvadoreños que están alimentando a todos los demás latinos del campo pero la otra es una familia mexicana (de Michoacán). Sabía que tenía que encontrar la otra parte de la historia, porque si no le hubiera faltado algo. Fue cuando encontré a la otra familia".

"También hallé a muchos personajes que no eran centrales, como el señor del final que lava los camiones; se llama Miguel. Encontré a otras personas como el grupo de hermanos oaxaqueños que trabajan en el campo; me tocaron mucho sus historias, lo malo es que sólo tenía como diez minutos para hablar con ellos. Después tuve que subirme a la lonchera otra vez e irme a otro lugar. ”, nos contó Claire.

Esta cinta es un sólido y sincero trabajo cinematográfico que revela otra faceta de las relaciones entre los Estados Unidos y el resto de América. Una visión objetiva pero al mismo tiempo entrañable, por mucho uno de los mejores trabajos de este festival. ¿La reflexión final? Esa ya quedará en los ojos de cada espectador.