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El Exorcista: Regreso al infierno #Macabro2013

El Exorcista: Regreso al infierno #Macabro2013

26/Ago/2013

El Exorcista

William Friedkin

Ellen Burstyn, Max Von Sydow, Linda Blair

EUA, 1973

Warner Bros.

Para conmemorar el 40 aniversario de este filme clave para el género del terror, el 12ª Festival Internacional de Cine de Horror: Macabro realizó el pasado fin de semana una proyección especial. Si usted no ha visto El exorcista (The Exorcist, 1973), es imperativo que lo haga, pues el siguiente texto describe las percepciones actuales sobre una de las películas más legendarias del género de horror.

La verdad es que nunca quise ver El exorcista, conocía un poco de su trama y toda la historia detrás. Conocía los rumores, las escenas explícitas y grotescas y conocía la voz del demonio Pazuzu a través de Regan que me atormentaba en las noches. Pero eso terminó el día que me permití ver la película y descubrí que, para mi beneficio, no era tan terrorífica como lo esperaba. Actualmente tuve la oportunidad de volver a verla, ahora con un ojo mucho más maduro y objetivo, y la disfruté mucho más que antes; ahora incluso analizando el por qué es la película de terror más polémica y popular en la historia del cine.

El Exorcista es atrevida y explícita, lo que despierta un morbo inherente en nosotros. El vómito no nos crea repulsión, genera placer. Una niña contorsionista no espanta, crea interés. El desierto Iraní no nos es lejano, nos resulta exótico. Lo único que no nos llama la atención es la candidez de la familia americana (a pesar de que es una madre soltera), pero si nos resulta atractivo la idea de el mal acometiendo contra ella, sin remordimiento, sin razón y sin reparo. ¿Por qué a esta dulce niña que juega con un capitán?

Por otro lado, cuenta la historia de los exorcistas: los padres Damien Karras y Lankester Merrin, que cada uno por su propio lado ya tienen un trasfondo. Ambos personajes luchan constantemente contra el mal, ya sea desde un pasado en Irán o desde dentro de un corazón que ha perdido la fe en la creencia religiosa. De hecho, y ya que gran parte del shock y la primera impresión se destina a la pobre Regan, uno deja de un lado el hecho de que la película se llama El Exorcista. Tanto Merrin como Karras buscan la redención de sus personajes; Merrin lo logra muriendo al efectuar el exorcismo y Karras la encuentra en el martirio redimido por su fe recuperada cuando logra abrirse al demonio, extraerlo de la inocencia y terminar con él y su propia vida, y pidiendo perdón al final al pie de las escaleras.

El Exorcista es efectista, y funciona. El shock de la cabeza torcida, la habitación helada y de pesadilla, los gritos y la voz de Regan, todo funciona. Causa, hoy en día, miedo y morbo. Sigue siendo, después de 30 años, una de las películas de terror más importantes, sino es que la más. Y, a pesar de muchos intentos, nadie la ha podido sobrepasar. El rostro de Regan poseída sigue causando pesadillas.