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A 40 años del ‘Computer World’ de Kraftwerk

A 40 años del ‘Computer World’ de Kraftwerk

10/May/2021

Kraftwerk, ejemplo viviente de que la música del futuro fue creada en el pasado

A lo largo de la historia han existido personas adelantadas a su época que intentaron traer el futuro al presente. Para Steve Jobs era natural que cualquier teléfono tuviera aplicaciones móviles y hoy es una realidad. Mientras que en el campo de la música los mayores viajeros del tiempo han sido los integrantes de Kraftwerk. Son herederos directos de las enseñanzas de Julio Verne y H.G. Wells porque su influencia y legado se puede percibir en al menos tres generaciones de personas y eso es un reflejo de la visión que tenían.

Los inicios de conjunto se remontan a la década de los sesenta con una clara inclinación hacia el krautrock y la música psicodélica. La génesis del proyecto estuvo marcada por la dupla de Ralf Hütter y Florian Schneider pero sería hasta que ambos se interesaron en la tecnología que su música dio un cambio radical.

Los dos son provenientes de familias alemanas acaudaladas y por lo tanto el factor financiero nunca ha sido un problema. Por lo mismo fueron de las primeras personas en poder comprar sintetizadores cuando inició su comercialización. Aunque no es lo mismo adquirir un instrumento que aprender a utilizarlo. A través de la disciplina y los ensayos constantes lograron posicionarse por delante de todos los músicos de su generación.

Acercar los sonidos espaciales a los grandes públicos

Fue a partir de Autobahn (1974) que Kraftwerk adquirió relevancia mundial. Con cada trabajo el combo mostró un refinado sonido que parecía haber sido creado por extraterrestres. En el libro Loops: Una historia de la música electrónica (Reservoir Books, 2002), el periodista Half Nelson señala que la mayor virtud de los germanos no fue crear un estilo futurista sino lograr que fuera del gusto de las masas. 

Con esto en mente, el 10 de mayo de 1981 vio la luz el octavo álbum del cuarteto entonces complementado por Karl Bartos y Wolfgang Flür. Al igual que los anteriores hay un concepto en torno a todas las piezas y se trata de las computadoras y la forma en que están inmersas en todos los aspectos de la vida. Hoy parece algo obvio pero para el momento en que fue concebido todo lo digital era algo desconocido para la mayoría de las personas.

El trabajo presentado en las siete piezas del LP es una muestra de lo que dominaría durante la década de los ochenta. Desde The Human League y Ultravox hasta llegar a Depeche Mode. En todos los casos existe una conexión directa que conduce hasta los originarios de la ciudad de Düsseldorf.

Música robótica que puede transmitir emociones

Por su parte, una de las muchas características del conjunto es la manera en que una frase que parece ordinaria se convierte extraordinaria. En ese sentido, algo tan simple como hablar de una calculadora como es el caso de “Pocket Calculator” se transforma en una adictiva pieza. Su coro es igual de pegajoso que un chicle y de inmediato queda tatuado en el inconsciente. En cambio, “Numbers” también es educativa porque de una manera amena enseña la numeración en distintos idiomas. En cualquier escuela sería de gran ayuda para la formación de los niños.

Dentro de la literatura el escritor de ciencia ficción Brian W. Aldiss se encargó de mostrar en su novela A.I. Inteligencia Artificial que los robots sí pueden tener emociones. Lo mismo ocurre en la música pero ahora con “Computer Love” en donde prevalece un ambiente melancólico junto a una melodía que transmite tristeza. El resultado es blues creado por máquinas del futuro.

La importancia de Kraftwerk radica en el impacto directo que tuvo su música y la manera en que ha influido en todas las generaciones posteriores. Desde Afrika Bambaataa hasta LCD Soundsystem han sampleado fragmentos de canciones del combo europeo. Superar la barrera del tiempo es algo a lo que muchos aspiran pero muy pocos consiguen.