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EL TRABAJO ES EL INFIERNO

EL TRABAJO ES EL INFIERNO


24/Ago/2012

Para todos aquellos que piensan que Los Simpsons son un bodrio después de que Matt Groening los dejara, permítanme comunicarles que comparto su opinión. Si antes la caricatura de los amarillos era una continúa sucesión de obras maestras en las que se reflexionaba con sarcasmo y profundidad sobre el sistema, el trabajo, el sexo, la vida y otras cuestiones del universo, actualmente los episodios están conformados por gags sin cohesión. Pero, ¿debemos culpar a Matt Groening por ello? Puedo decir que no. Matt Groening fue, es y será un genio.

Para el que tenga dudas, puede adquirir el libro “El trabajo es el infierno” y con toda tranquilidad darse cuenta que el señor Groening es un caricaturista singular. De hecho, es un libro que va bastante acorde éste día: de una forma inconsciente, todos tenemos el insufrible estribillo de Rebecca Black “It´s Friday, its Friday”, es tiempo de buscarnos una fiesta, de acurrucarnos con nuestras respectivas parejas o de buscar una distracción que nos evite la pena de darnos cuenta que no hay con quién acurrucarnos. Utilizando un proceso humorístico bastante elemental (el de resaltar lo obvio y provocar el “me río porque es cierto”) forma una serie de viñetas crueles, angustiantes y reflexivas que giran en torno a nuestra vida en el trabajo. La mayor parte de nuestra existencia se desarrolla en una oficina, o bien, invertimos nuestro tiempo en la búsqueda de una. Por más que los grandes corporativos o los jefes de pequeñas y medianas empresas pretendan que, una vez traspasada la puerta que separa la calle de tu cubículo, nosotros nos olvidamos de nuestra personalidad, todos sabemos que eso no puede ser cierto. Mediante unos curiosos conejos que son los personajes de las historietas, Matt Groening explica la alienación, los sueños, la apatía y la mediocridad que se confunde con el éxito y el ascenso: tanto los que quieren matar horas laborales como los que buscan la simpatía del jefe, bajo la pluma de Groening son exactamente lo mismo.

También se desarrollan algunos puntos de vista sobre otras formas de trabajo que no sean las que se encuentran encerradas en una oficina con los divertidísimos volantes de lavanderías, puestos de comida y tiendas de video que ofrecen servicios absurdos con el disfraz de la comodidad, o con las parodias de portadas de revista como “Adolescente cabreado” cuyo lema es “no pienso volver a cortar el césped” o “El artista hambriento” que contiene artículos de primera importancia como “Ocultar tu más vergonzoso secreto: el dinero de tus padres” o “¿Drogas o materiales de pintura? La gran decisión”.

Para quien quiera reírse de sí mismo (hasta lo que se jacten de tener el trabajo de sus sueños se encontrarán identificados) nada mejor que “El trabajo es el infierno” de Matt Groening.

REDACCIÓN: