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Orions Belte — Mint

10

Orions Belte
Mint

Jansen Records / 2018

Artista(s)

Orions Belte

El soundtrack perfecto para descubrir el Universo.

Mint está inspirado en el rock nigeriano de los 70, postales de la Riviera francesa, carreras de Fórmula Uno en la pista de Monza en Italia, y cuando Joe Frazier venció a Muhammad Ali en la llamada 'Pelea del siglo' en 1971; así retrata Orions Belte su creación, que, aunque la descripción parece sonar en extremo pretenciosa, no habría otra forma de catalogarla, pues el sonido del trío galáctico representa de manera fiel parte de la historia mundial, haciendo algo único y atemporal.

Desde el primer minuto una sensación de paz alberga tu cuerpo, resulta imposible detener el trayecto y los sonidos te obligan a sonreír, a creer que el disco se escucharía perfecto en formato vinilo. Con ritmos frescos, finos baños de reverb y suaves resonancias, el material te intriga, te hace enfrentar un espectro de luz y a distintos estados de ánimo. Frustración, felicidad, nostalgia, y la lista sigue impregnada en cada acorde. Como si todo se tratará de un viaje en el tiempo donde cada canción tiene una historia propia que contar, cada tema es una puesta en escena, y que uniéndolo en un todo, te instruye en un fantástico relato. No se sabe si todo fue llevado así con un propósito o si las ideas fluyeron como un río de la mente de Øyvind Blomstrøm, Chris Holm y Kim Åge Furuhaug, pero lo que sí sabemos es que la unión de jazz, alt pop, downtempo, psych rock, blues y world music, nos regalan uno de los discos más auténticos e increíbles del año. Que, por si fuera poco, es el debut de la creativa agrupación nórdica.

“New Years Eve #2” y “Papillon” nos hacen recordar de inmediato a Khruangbin, aquel impresionante trío texano que sorprendió al mundo con su mezcla de música oriental, psych y jazz. Y aunque es la banda que más podría asemejarse a Orions Belt, no cabe duda que los dos proyectos tienen alma propia. La norteamericana siendo un trotamundos que expone por medio de sonidos la cultura de cada rincón del planeta, y la noruega tratando de representar el Universo y las constelaciones por medio de acordes.

“Joe Frazier” es el primer cambio notable, el track más pesado y un clásico automático del blues, donde escuchamos por primera vez algunas vocales, una distorsión más grande en las guitarras y algunos destellos funk. Una pista que seguramente hubiera podido nacer a mitad de los 60 y todos hubieran alabado. Un pequeño tributo a Smokin’ Frazier, quién ante todo pronóstico y adversidad, fue capaz de derribar al histórico Muhammad en el cuadrilátero del Madison Square Garden.

En la mitad del disco se encuentra “Le Mans”, tres minutos de suave downtempo canalizado en un sintetizador que es acompañado de una batería de jazz con una tarola un poco más suelta, y que contiene cambios de ritmo agradables y emocionantes. Todo para pasar a un grave sonido de bajo, beats sobrepuestos y un pequeño fuzz nombrado “Picturephone Blues”. En todo momento instrumental, la música te llena el alma. Es una marea cálida que te abraza y te hace sumergir por completo en cada mezcla. Orions Belt lo hace bien, sabe cuando subir los ánimos y cuando dar ganchos agónicos que nos tiran a la lona.

El penúltimo tiro es un caleidoscópico y palpitante viaje en el espacio. “Atlantic Surfing” suena más a una interconexión planetaria que a un recorrido por las olas. Una atmósfera pesada constituida por los efectos del estrobo y que culmina con un momento de ciencia ficción creado por un theremín. Para rematar Mint, “Alnitak” fue la encargada del cierre. Una nostálgica guitarra acompaña la obra, pero se vuelve en exceso ralentizada y no convence del todo. Sí, es un agradable final, pero también un ligero tropezón por ser la pieza más floja de toda la historia, aunque no demerita el épico trayecto.

Mint se basa en viejas tradiciones y corrientes clásicas, pero relativamente se siente como algo nuevo y repleto de autenticidad. Todo encaja de manera perfecta, como si un pequeña pieza de historia fuera presentado en nuestros sentidos. Los oídos proyectan de manera sensorial paisajes en la mente. Difícilmente podrás encontrar algo similar, y, ¿no es eso lo que buscamos en la música? Un relato cósmico y estelar fue creado en Noruega, es tu turno de disfrutar y descubrir cómo podría ser un soundtrack perfecto para viajar por el Universo.