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Nicolas Jaar — Cenizas

8

Nicolas Jaar
Cenizas

Other People / 2020

Artista(s)

Nicolas Jaar

Existencialismo a través de sonidos.

Hay una tendencia hacia la introspección que caracteriza al género humano, una que, con el tiempo, hemos aprehendido a desaprender pues nos enfrenta con demonios que no sabíamos que co-habitaban con nosotros y con los que, obviamente, no sabemos cómo luchar. Cenizas, del músico y productor chileno-estadounidense, es una tesis sonora de esta introspección a la cuál le tenemos miedo. 

Musicalmente es su trabajo más experimental y aventurado. Hay una mezcla de sonidos que evocan a la naturaleza y que se sienten más como parte de un disco con los mejores éxitos de música del mundo. Pero esta no es una comparación peyorativa, no: la manera en la que Jaar conjunta estos elementos y forma atmósferas es única. Hay reminiscencias a sus trabajos anteriores, también. En general, la música se forma a partir de sonidos inconexos que encuentran ese hilo que los une en la magistral composición que hace el creador de “Mi Mujer”.

El disco es algo que suena a Nicolas Jaar, sí, pero también es uno en el que el músico explora y expande sus límites. El material llega apenas semanas después de que bajo el nombre de Against All Logic lanzara el LP 2017-2019, una colección de música para clubs distorsionada y transformada en piezas eclécticas llenas de ritmos disco y soul. Dicho lo anterior, el que Cenizas esté firmado por el nombre de Nicolas Jaar nos muestra que es un proyecto un tanto más personal, más espiritual.

13 tracks y casi 54 minutos, es lo que dura el empaque titulado Cenizas. Sin ahondar demasiado en indagaciones perniciosas acerca del título del álbum, me parece que es un nombre acertado tanto para el disco como para el tema homónimo, pues ambos generan una extraña sensación de calor nostálgico y una imagen mental borrosa, llena de grises que manchan el cuerpo y que ensucian el aire con partículas que se adivinan de un fuego muerto. Los sonidos ambientales se entremezclan con emociones nada claras y terminan generando una especie de catarsis introspectiva (de nuevo esa palabra) que nos hacen revisarnos internamente, pero, también, lo que somos en derredor. Cenizas es un conjunto de ruinas e ideas que, o no terminan por materializarse, o han caducado en el mundo espiritual del mismo Nicolas.

Al menos para mí, el disco se entiende más como una totalidad que como una serie de temas por separado, por ello los nombres “Vanish”, “Menysid”, “Agosto”, “Mud”, “Hello, Chain” o “Xerox” se entienden más como estadios propios de un mismo ente que como seres distintos que convergen en un mismo sitio.

Hay que escuchar al menos un par de veces el disco por completo, y vas a querer escucharlo por lo menos ese par, para poder absorber el estado general que provoca este experimento sonoro. El inicio reverenciable que tiene con “Vanish”, “Menysid” y “Cenizas” se convierte en un discurso apenas coherente y emocional con “Agosto” y “Gocce”. Para la mitad del recorrido llega “Mud”, una historia en sí misma que imagina a un soliloquio trepidante y que genera curiosidad. Curiosidad que termina perdiéndose en “Vacíar” y que logra transitar hacia la locura con “Sunder”. “Hello, Chain” es más un respiro que otra cosa y sirve como antesala de la despedida. “Rubble” funciona casi como un llanto previo al adiós. Así “Garden”, mi tema favorito, termina generando la emotividad necesaria para extrañar, antes de que se vaya, al personaje imaginario que ronda en todo el disco. “Xerox” y “Faith Made of Silk” se quedan como la sombra de aquello que partió y que esperamos que regrese. Eso es Cenizas, en resumen.

Hay voces que hablan en el fondo, sí, pero el material en sí es abstracto, incorpóreo. La manera en la que cada uno de los elementos musicales y sonoros se empalman o se espacian entre ellos está destinada a ser, sino un mensaje críptico, una manera de plasmar algo que es inalcanzable: inefable.

Quizá el único defecto que tiene este trabajo, que es grande en realidad, es que se vuelve aquello que mencioné anteriormente: una tesis sonora, y no un disco o un álbum como tal. Defecto porque al final del día es un trabajo para quienes escuchan y uno que era esperado por aquellos quienes escuchamos a Jaar en cualquiera de sus facetas… uno que cuesta entender y que termina siendo ajeno por momentos.