8
Bandalos Chinos / 2020
20/Oct/2020
Un disco cumplidor con riqueza y remembranzas sonoras. Paranoia Pop reafirma la línea musical con la que Bandalos Chinos sorprendió a la escena latina hace dos años con su anterior material BACH, y con el que ahora, guiados por Adan Jodorowsky en la producción, demuestran madurez con una obra ecléctica y variable en ritmos.
Comienza potente con un bloque funk y retro: “Paranoia Pop” el tema homónimo del disco, cuenta con la colaboración con LOUTA, en la que destaca el lenguaje incluyente y abarca la fama repentina de los influencers, con deseos de inmediatez pero con falta de claridad: ‘Estoy feliz, estoy en T.V. y todes hablan por mi’. El conjunto sigue con un tema que pone a bailar como “Sin Señal”, al igual que el pop y soft rock estilo ABBA de “A La Cabeza”, y una onda a go gó en “Chu-Chu”.
Entramos a un intermedio tranquilo y melancólico en “La Herida”, rock pop rompecorazones que parece extraído de su disco antecesor, BACH, pero reforzada con una fina sección de cuerdas. Una balada de antaño al estilo de Raphael o Jeanette.
La tranquilidad melancólica parece continuar en “El Ídolo”, pero el rock provoca un estallido potente y la rompe, como en el clásico sesentero “La Chica Ye-Ye”, aunado a los gritos eufóricos de las mujeres que recrean la época de Elvis Presley o The Beatles. Es toda una oda de cómo un fan admira a una estrella, que se acerca sutil a pedir la selfie pero que en el fondo no quiere tener cercanía: ‘No quiero conocerte, prefiero imaginármelo’.
Accedemos a un combo con “Mi Manera De Ser”, un pop muy movido, con los sintetizadores y el piano que le dan un extra, para conectarnos con “AYNMG” (Así ya no me gusta), su contraparte tranquila y acústica. La primera pide con éxtasis el amor a la personalidad propia, y a la segunda la inunda la tristeza.
El rock pop y las cuerdas vuelven con un tema oscuro pero rítmico, “Fulnabis”, para llegar al final de Paranoia Pop con un toque casero, “Los Puntos” realizado en colaboración con El David Aguilar y Tei Shi, que contiene guitarra y piano y que en la letra admite descuidar la filosofía de Steve Jobs sobre la conexión: ‘Dejé de ir a buscar los puntos que me importan’.
En resumen, Paranoia Pop es un viaje nutrido de ritmos jubilosos o melancólicos que también los hará retroceder en el tiempo. Los oriundos de la zona bonaerense de Beccar están listos para ganarnos el corazón con su refrescado y rico sonido de nostalgia.
7
Dead Oceans / 2020
19/Oct/2020
El cantautor, Kevin Morby, a lo largo de su carrera musical se ha caracterizado por escribir canciones de amor sobre lugares. En el álbum Singing Saw, habla de Los Ángeles; Harlem River y City Music relatan una oda a Nueva York. Recientemente, soltó su producción discográfica titulada, Sundowner, como locación, Kansas City, donde se estableció después de una ruptura amorosa, intentando ambiciosamente transmitir la vasta apertura de la América Central en su sonido.
Las canciones en Sundowner comenzaron como un medio para rellenar su tiempo, y así, reflejar el sol que definió los días de grabación de Morby en su cobertizo. El cantante llama a este disco de folk indie con tintes de country rock su “intento de poner sonido a una fatigosa melancolía en el crepúsculo”.
Con 10 canciones en su haber, la entrada es de “Valley”. Habla de las personas que viven debajo de él, que fingen “no conocerlo”, con un conjunto de poderosas guitarras. Más tarde, en la pista “Sundowner”, hace una referencia a una “melancolía mutua”. "Campfire", con voz baja de Katie Crutchfield, se siente como una constelación de tres canciones envueltas en una.
Le sigue “Brother, Sister”, sencillo que pertenece a una vieja película del Oeste, con tambores que retumban como truenos y un chillido al final. Si bien su afición por todo lo retro suele ser convincente, lo recrea con tanto esmero, que tiende a ser molesto; mientras que “Velvet Highway”, es un track totalmente instrumental, llena de piano y ritmos muy similares a “Don't Underestimate Midwest American Sun” y “A Night At The Little Los Angeles”.
Hacia el final del disco, la música comienza a fusionarse en algo que vale la pena. “Wander” y “Jamie” siguen los patrones repetitivos de la batería casi programada, aunque la segunda se salva un poco, ya que se centra en el relato de Morby sobre la muerte temprana del personaje principal. “Provisions”, es un tanto predecible, comienza con voz solitaria, haciendo eco hasta que el piano y el órgano le dan la sustancia perfecta.
Sundowner, ubica una narración de Kevin no solo como la pieza central de sus creaciones, sino como una compensación excesiva. Mucho de lo que ve es mundano, aunque también es un regalo que da como reflexión acerca de que lo cotidiano no siempre es aburrido. En el pasado hemos sido testigos de las alturas a las que puede aspirar su música, pero sin duda, no es el mejor material del artista de indie.
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