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10/Sep/2025
Formada a finales de los años 60 por Francisco “Frankie” Bareño en Tijuana, Baja California, El Ritual se erige como una de las bandas pioneras del rock psicodélico, rock progresivo y hard rock en México, revolucionando la escena con su energía, consciencia e intención. Hoy, 54 años después, sale a la luz El Ritual en Avándaro (2025), un disco recuperado de su presentación en el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro (1971). En entrevista para Indie Rocks!, el músico y productor del disco, Víctor Moreno de León, nos habla acerca de este viaje.
La herencia de El Ritual a la música actual se puede definir como el resultado de una búsqueda del yo universal a través de un trabajo musical que implica mística e integración con el cosmos, muy de acuerdo al contexto en que vivíamos en 1971, cultivando fusión con el hard rock, el jazz y el rock progresivo, como les conocíamos en ese entonces”.

La banda llegó a la Ciudad de México en 1971 y, pocos meses después, se presentó en el histórico Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, gracias a la invitación de su entonces mánager, el fallecido músico, escritor y periodista Armando Molina. Este festival, originalmente planteado como un evento automovilístico amenizado por bandas de rock, se llevó a cabo el 11 y 12 de septiembre en Avándaro, Valle de Bravo, Estado de México.
Durante el festival surgieron varios problemas que Víctor Moreno de León, quién se encargó del backline junto con Fernando Rivera “El Cabezón”, técnico y staff de Peace and Love, tuvieron que resolver a medida que se presentaban.
“Nadie pensaba que este evento iba a convocar a tanta gente, se esperaba un promedio de 20 mil personas y, al final, se estima que hubo entre 250 y 300 mil. Todo estaba rebasado, incluyendo las plantas de luz de Telesistema Mexicano. El festival estaba programado para que iniciara a las 20:00 H del sábado 11 y terminara a las 8:00 H del domingo 12, pero las plantas de luz empezaron a utilizarse desde el viernes 10. La noche del sábado, los equipos empezaron a colapsar hasta que, por ahí de las 3:00 H, dejaron de funcionar durante el turno de Los Yaki. Estuvimos sin iluminación ni audio durante 40 minutos y, en consecuencia, ciertos sectores del público empezaron a impacientarse. De hecho, alguien aventó una caguama al escenario, la cual se estrelló contra la estructura del techo, salpicándonos no solo con el líquido, sino también con los vidrios rotos. Al poco tiempo, cuando se restableció la energía eléctrica, todo volvió a la normalidad, aunque la consola de grabación dejó de funcionar. Por esta razón, no hay registro de audio de algunas bandas”.
El Ritual, integrada en ese momento por Gonzalo “Chalo” Hernández (bajo y coros), Martín Patrick Mayo (teclado y flauta), Abelardo “Lalo” Barceló (batería y cantante) y Francisco “Frankie” Bareño (guitarra, flauta y cantante), fue pionera en el uso del maquillaje facial, incluso antes que bandas como Kiss.
“Aunque ciertamente en Avándaro circuló profusamente la mariguana, los ácidos y todo tipo de ‘golosinas’, los integrantes de El Ritual no consumían drogas. Eso sí, la mayoría fumaba, a excepción de Frankie, quien era vegetariano y practicaba disciplinas esotéricas que se reflejan en sus composiciones. Él tuvo la idea de maquillarse para salir a escena, pintándose la mitad del rostro de un color con la intención de representar los cuatro elementos de la naturaleza: agua, tierra, viento y fuego. El grupo manejaba una mística y discurso encima del promedio”.
Luego de su presentación en el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro (1971), El Ritual estrenó su disco debut homónimo. Este material, grabado completamente en inglés, presenta una mezcla de dualidad, identidad y simbolismo.
Mi canción favorita del disco, ‘Bajo el Sol y Frente a Dios’, destaca por su composición, que fusiona lo mejor del rock anglosajón, influenciado por la escuela de Canterbury. Su letra posee un profundo contenido filosófico que invita a la reflexión. A diferencia del rock cristiano, no es abiertamente proselitista, pero aborda la creencia en una conciencia universal o ‘divinidad’ desde la perspectiva de alguien que comprende su lugar en el universo y el significado del amor. Este amor se manifiesta primero como amor propio y, a su vez, se extiende al prójimo, la naturaleza y el universo. Las bandas de esa generación se tomaban muy en serio su rol como guías y líderes de su audiencia, mostrando un gran compromiso”.

Concebido desde el inicio como una ópera rock, La Tierra de que te Hablé, iba a ser su segundo material discográfico pero, empezando 1972, Martín Patrick Mayo (teclado y flauta) dejó la banda y en su lugar entró Luis Hernández.
“Esta obra, autoría de Frankie [Bareño], no era fácil de interpretar en vivo, se requería de varios cambios de instrumentación porque estaba pensada para presentarse en teatros y no en hoyos funkies. La grabación, que sería la primera con letras en español, no se logró completar por compromisos de la banda y la disquera.
A mediados de 1972, Frankie [Bareño] se vio en la necesidad de regresar a Tijuana y fue sustituido por Ricardo Ochoa. La banda seguía sonando muy poderosa pero, sin el autor de la obra, el proyecto se detuvo”.
El Ritual en Avándaro (2025) es un documento sonoro histórico que estuvo perdido por más de 30 años. Durante ese lapso, surgieron diversas versiones sobre su paradero. La más difundida sugería que, por instrucciones de la Secretaría de Gobernación, las cintas de audio y video del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro (1971), recabadas por Telesistema Mexicano (hoy Televisa), habían sido requisadas y, presumiblemente, destruidas.
“En 2003, Armando Molina lanzó un doble CD con el audio de este festival, el cual rescató personalmente, aunque la fuente del material no fue especificada. Este trabajo fue el primero en documentar de manera fehaciente lo que algunos grupos tocaron en el evento.
El álbum incluye temas seleccionados de Los Dug Dug's, Tequila, La División del Norte, Bandido, El Epílogo, Peace and Love y El Ritual. Sin embargo, no contiene las actuaciones completas de estos grupos, limitándose a dos o tres canciones por cada uno. Asimismo, Los Yaki, Tinta Blanca, Three Souls in my Mind y El Amor no fueron incluidos en este trabajo, ya que no pudieron ser grabados debido al colapso gradual de las plantas de luz tras la actuación de Peace and Love.
Hace un par de años, un conocido en Guadalajara, locutor de programas de radio de rock, me proporcionó en una USB las actuaciones completas de varias bandas, incluyendo la de El Ritual. Al escuchar esa grabación, 50 años después, y sabiendo que Ricardo Ochoa ya había editado un CD con lo que su banda Peace and Love tocó en Avándaro, comprendí que debía realizar el mismo rescate sonoro para la obra de El Ritual.
A lo largo de los años, he mantenido contacto con los miembros de la banda (quienes viven en Estados Unidos). Al informarles de mi intención, me dieron luz verde para el proyecto, y me puse manos a la obra. El audio original, bastante primitivo y por debajo de los estándares actuales, fue procesado en el estudio Órbita Musical de Raúl Ochoa, guitarrista de Megatón, en Tlaquepaque, Jalisco. Gracias a la tecnología digital y a la pericia de Raúl, logramos optimizar y mejorar la calidad del audio para ofrecer un producto que se escucha bien, aunque sin perder de vista que existen aspectos del audio original imposibles de corregir”.
Este álbum incluye tres canciones inéditas: “Nuestra Gente”, que originalmente serìa parte de su disco homónimo (1971), “Agonía”, uno de los movimientos de la ópera rock que no se grabó y “Senderos Ocultos”, con la vena latina que, en ese entonces, estaba en boga gracias a Carlos Santana.
También contiene una pista adicional que no forma parte de su álbum icónico: una improvisación espontánea. Debido a fallas eléctricas, el órgano Hammond dejó de funcionar. La grabación capta el momento en que Frankie [Bareño] anuncia al público que improvisarán mientras se repara el instrumento”.
Actualmente, la música de El Ritual es una valiosa contribución a la historia de la psicodelia en México, gracias a su corta pero intensa y fructífera trayectoria.
“La obra de estos cuatro muchachos (que en ese entonces tenían una edad promedio de 20 años), contiene mucho más que hard rock o melenas largas, pues sus grabaciones dejaron puesta la mesa para que los que veníamos atrás no solo degustáramos sus platillos sino que aprendiéramos a cocinar”.
El Ritual en Avándaro (2025) ya se encuentra disponible en el Tianguis Cultural del Chopo y, próximamente, en el Multiforo Cultural Alicia.
A mi papá, Mario Villegas, quién también estuvo en el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro (1971).