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Mono + Deafheaven en El Plaza Condesa

Mono + Deafheaven en El Plaza Condesa

Alejandro Ramírez
Cynthia Flores

Cynthia
Flores

02/Jul/2017

Detalles

Organización

Producción

Ambiente

Lugar

El Plaza Condesa

Artista(s)

De lo sublime a lo maldito, Mono y Deafheaven en la Ciudad de México.

Después de la tormenta no siempre llega la calma. La lluvia que nos ha inquietado todos estos días y no faltó a la cita en El Plaza Condesa. Aún con luz natural afuera, Mono comenzó con el delicado titilar de “Ashes in the Snow”, la canción de cuna que se convierte en un despertar feérico: el rasgueo permanente a las cuerdas, el golpe del feedback como el vuelo rasante de un avión de combate, la intensidad de Takaakira "Taka" Goto y el golpe incesante a su guitarra. La primera canción para hacer las tomas perfectas con la cámara desde la barricada, el comienzo del sueño sonico.

“Death for Rebirth” para comenzar la travesía dantesca, los ecos del réquiem por el infierno, como si la batería marcara el galope de Dante a caballo y la guitarra fuera la sirena que alerta de su paso a las almas en pena. Lo mejor de los conciertos de post rock es que la gente guarda silencio, y si llegan a platicar, no puedes escucharlos gracias a la estridencia instrumental.

La calma y nostalgia de “Dream Odyssey” para continuar con el recorrido por la historia musical del cuarteto nipón que nunca imaginamos ver por estos lares y esta es la tercera ocasión en la que nos visitan, siempre se llevan las palmas, se siguen sorprendiendo por la respuesta del público después de cada tema, nos dan lecciones de disciplina musical al no titubear en su interpretación ante la intensidad de su devaneo escénico.

“Pure As Snow (Trails of the Winter Storm)” para hacer que simplemente cerremos los ojos y nos olvidemos de los malos días, las inundaciones, el malestar por el entorno, la pesadumbre de las obligaciones. “Recoil, Ignite”, cada acorde nos enciende, corre por la espina dorsal hasta el cerebro, nos quiere hacer llorar, las cabezas se mueven lentamente en el preludio a su gran final. Los casi 20 minutos de “Requiem From Hell” son la despedida y de nuevo la larga espera por volver a ver a estos genios que nos adoran.

Deafheaven afina sus instrumentos ante la espera por la masacre que comienza con el repicar de las campanas y “Brought to the Water” arrastrándonos en una espiral de furia, los primeros gritos de George Clarke nos conmueven, nos cercenan, nos parece mejor que aquella primera vez ante un inmenso terreno casi baldío, esta vez tenemos a los 5 malditos tan cerca que hacen que nos apretujemos.

Comienza el trance, el discreto headbanging que resultará en dolor de cuello al día siguiente, el frenético movimiento como ataque de pánico con “Baby Blue”. Lo que podría parecer una tortura para aquellos que disfrutan la música tenue es gratificante para los entes que enaltecen la brutalidad instrumental, el black metal pulverizado y dosificado en una potente píldora que se traga con ayuda de cerveza.

“Come Back” para conmovernos; “Language Games” del disco Road to Judah para entender que antes que la fama el talento era casi innato; “Cody” de Mogwai para rendir honores al post rock como influencia persistente; y, “Sunbather” para que la intensidad llegue al clímax.

El body surfing y George Clarke en la barricada enfrentando a la sudorosa multitud. El majestuoso final con “Dream House”. Cansados, y satisfechos volvemos a la calle a esquivar los charcos, a regresar a casa con cuidado, a esperar la próxima tormenta que estalle nuestras neuronas a través de los oídos.

Alejandro Ramírez

REDACCIÓN:

Alejandro
Ramírez

Cynthia Flores

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Cynthia
Flores