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#BESTIA2016 Cine Concierto: El hombre de la cámara

#BESTIA2016 Cine Concierto: El hombre de la cámara

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Cineteca Nacional

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#BESTIA2016 Cine Concierto: El hombre de la cámara. El ojo cinéfilo que todo lo ve.

Como en su edición pasada, Bestia Festival incluye dentro de sus actividades un perfecto matrimonio entre la música y el séptimo arte, a través del cine concierto en donde se invita a artistas de vanguardia a musicalizar alguna obra cinematográfica clásica. Con la diferencia de que en esta ocasión se incluyen dos cine conciertos, el primero de ellos celebrado justamente en una sede la cual en años recientes se ha caracterizado por fungir como un santuario para las nuevas corrientes y tendencias: la Cineteca Nacional.

En la Sala 3 de esa institución, la noche del viernes se proyectó El hombre de la cámara (Chelovek s kino-apparatom, Unión Soviética, 1929), clásico de la cinematografía rusa y uno de los bastiones más importantes del cine vanguardista y experimental, así como el trabajo más representativo del cineasta Denís Abrámovich Káufman, mejor conocido por el seudónimo de Dziga Vértov.

Para musicalizarla, se contó con la composición original y la interpretación en vivo de Julian Bonequi (especialista en la improvisación y quien cuenta con una vasta experiencia y publicaciones a nivel internacional desde principios de los noventa); Dora Bartilotti (Licenciada en Diseño y Comunicación Visual en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM e integrante del colectivo mexicano transdisciplinario #FFFF) y Fernando Vigeras (autoridad en lo referente a prácticas sonoras experimentales y formas de creación vinculadas a la libre improvisación y el arte sonoro), quienes armados con variados instrumentos de percusión y electrónicos, se dieron a la tarea de crear un inusual soundtrack para una película muy sui generis.

Después de los tres llamados de rigor, los músicos se colocaron en sus respectivos lugares donde su equipo e instrumentos ya se encontraban dispuestos. Se apagaron las luces, y tras un breve anuncio del otro cine concierto (que se llevará a cabo el domingo próximo) y en cuanto aparecieron los primeros créditos del filme en pantalla, dio inicio su ejecución.

En íntima concordancia con este documental, el trío ofreció una sucesión de sonidos en cascada y variopintos, que en su conjunto creaban una atmósfera propicia para el torrente de imágenes con el cual Vertov captaba todos los aspectos de un país ya inexistente, de una utopía histórica. Así, mientras una serie de discordancias y sonidos estridentes acentuaba el trajín imparable de una ciudad con sus vehículos y gente yendo aprisa hacia algún lado; unos sutiles cantos femeninos fondeaban escenas de esparcimiento en la playa, como cantos de sensuales sirenas invitando a relajarse y entregarse a un solaz descanso.

Como si de un ojo incansable se tratase, la lente de Vertov capta de modo exhaustivo todos los aspectos de lo cotidiano en su nación sin que nada escape a su meticuloso escrutinio, y a través de un complejo collage construye, sin textos ni explicaciones de por medio, un mosaico completo de la vida y la sociedad de esos años, con sus esplendores y miserias, su vida vertiginosa y sus remansos de paz, sus catástrofes y sus momentos divertidos, pero sobre todo, registra los anhelos e ideales de un pueblo ensoñando un futuro mejor. Y en un peculiar juego de espejos, vemos como estas imágenes son proyectadas a un público en un cine que las ve del mismo modo que de forma simultánea les vemos a ellos. El cine dentro del cine.

Conforme el largometraje llegaba a su clímax, igualmente la ejecución del ensamble alcanzaba un paroxismo sonoro, incrementando el volumen a niveles casi ensordecedores, y en la recta final, en la pantalla apareció una gigantesca lente a través de la cual un gran ojo miraba a la concurrencia. Era el ojo del cine que todo lo ve, todo lo analiza y del que nada se escapa.

De este modo concluyó el cine concierto, así como el segundo día de actividades de Bestia Festival.