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A 30 años de 'The Downward Spiral' de Nine Inch Nails

A 30 años de 'The Downward Spiral' de Nine Inch Nails

Una reflexión en la autodestrucción.

A mitad de la madrugada del primer día de grabación, en la ventana de una casa en donde 23 años atrás, la autodenominada Familia Manson asesinó a varias personas incluyendo a Sharon Tate, aparecen los ojos de un coyote. Esto podría no significar nada, pero para Trent Reznor, es el claro indicio de que el disco que está a punto de grabar, no se va a concretar. 

El año es 1994 y una idea estaba fija en la mente de Reznor: quería concebir una obra como un todo, en vez de fragmentos dispersos. Por ello, la única alternativa era hacer un disco conceptual. Si la percepción popular de que Trent era un atormentado era correcta, entonces probablemente desarrollaría una narrativa en donde la salud mental, las reflexiones existenciales y los excesos pudieran ser un hilo conductor. Así fue.

The Downward Spiral versa sobre un personaje que, poco a poco, ve cómo su vida cae en un abismo sin regreso. “Mr. Self Destruct” es el inicio que nos enseña el tono de la obra. Brutal, honesto y violento. Con alegorías y simbolismos que aparecen recurrentemente (el tema de los cerdos en canciones como “Piggies” o “March of the Pigs”), la historia que se nos cuenta nos pone a reflexionar sobre lo que conlleva perder el control de nuestra vida. 

“Closer” se suele ver como una oda al BDSM, pero en realidad le podríamos dar una interpretación en donde el sexo se utiliza como un desesperado remedio para aliviar el vacío interno, aunque sin grandes resultados. “Ruiner” parece ser un punto de inflexión en donde el protagonista habla de un ser que arruina su vida y que no es otro que él mismo. 

Al final, aquella premonición de Trent no se cumplió. El disco sí se grabó en la casa donde se cometieron los crímenes de la Familia Manson y ahora es todo un clásico. The Downward Spiral es el ethos de NIN. Está lleno de canciones memorables, sampleos distorsionados que buscan crear un universo perturbador y nos puede poner a reflexionar sobre cómo progresa el deterioro mental a partir de las adicciones, de no hacerle frente a nuestros demonios y de dejarnos consumir por la apatía y el vacío que produce la simple existencia.