Foro: Fábrica

MUTEK 2019: Nocturne 2

Nocturne 2: La forma de onda como espejo.

La dieciseisava edición de MUTEK el festival en México enfocado a nuevas tecnologíasconcluyó después de una semana agitada llena de actos espectaculares por parte del talento nacional e internacional, las propuestas impulsadas por hardware y software buscaron iluminar las perspectivas de los asistentes en sus distintos puntos de operación; Casa Mutek (Avenida México 200, Hipódromo Condesa) A/ Vision 1 y 2 (Papalote Museo del Niño - Domo Digital), y Nocturne 1 y 2 (Fábrica Mutek) fueron los espacios donde el festival moldeó la forma de onda durante la semana pasada, en esta ocasión nos centraremos a la segunda fiesta extrema, Nocturne 2

En el corazón de la zona industrial de Tlalnepantla se encuentra la Fábrica Mutek ubicada en la calle Henry Ford espacio que se ha transformado en lugar común para los amantes de la cultura electrónica, después de años de celebrar en ella sus descomunales Nocturnes la memoria colectiva comienza hacer su trabajo posicionado el venue como un lugar alejado de la zona de confort en donde el público se interna al corazón industrial del Estado de México, una interesante analogía con las tecnologías que presenta MUTEK, en términos de conceptualización me parece no puede haber mejor venue para los Nocturnes que en ocasiones alcanzan las nueve o diez horas de duración, por otro lado, para muchas personas continúa siendo un problema alejarse de las vías normalizadas para la diversión nocturna en México. 

Con intensa carga sónica, en la oscuridad de la fábrica se estimulan los sentidos impulsados en muchas ocasiones con vitaminas que intensifican la percepción—”.

Mi crónica inicia en el escenario B con la mexicana CNDSD y el cubano Iván Abreu un pareja que ha creado reputación invocando las miradas y sosteniéndolas por medio de un hipnótico halo de talento tecnológico que los rodea siendo ambos parte de los artistas que se valen del live coding para crear su pieza, el pasado sábado a las 19:40 H comenzaron su acto quebrando la gigantesca pantalla en parámetros texturizados, la luz en 3D y 2D latigueaba los diferentes nodos en el plano cartesiano de lo que parecía ser un mapa emocional, tonos azules y blancos que nos hacen pensar en el hielo electrónica de contramedidas de intrusión, ICE por sus siglas en inglés que protege la base de datos neuronal a la que estamos apunto de acceder, siendo especializados en la música electrónica del post Internet, el glicheo y la descomposición de la síntesis trazan un beat irregular que ensambla el camino a recorrer, figuras rojas y grises anuncian la llegada a las bóvedas de información que nuestros dos pilotos están a punto de vaciar en tiempo real.  

Un trabajo y desempeño excepcional entre esta pareja que desarticula los instantes uniendo las axis a distintas partículas para edificar nuevos y complejos sueños.  

A las 20:30 H también en la sala B, inició VOID, otra de la propuestas mexicanas que había creado ruido y generado positiva expectativa para los entusiastas del arte digital. Conformado por el productor Sebastián Lechuga y el artista visual Andrés Arochi quienes comulgan una emulsión entre orgánico y sintético, una mutación audiovisual que momentos pareciera ser operada desde el interior del sol, la naturaleza se funde en una compleja presentación de texturas y colores que al parpadear nos depositan en las aguas de Marte que suavemente se llevan las ideas para incluirlas y hacerlas parte de ese mar de creación. Su presentación se vio complementada por un acto de danza sistematizada, un ente emulando a la máquina así como la máquina fue creada para emular el pensamiento del hombre la guitarra procesada de Sebastián se interponía con figuras que anunciaban cambios de ánimo tonal, elementos perfeccionados en su labor como diseñador de audio y la creación de soundtracks, un grandioso acto por parte del frente nacional en MUTEK

Son las 21:50 H y no he salido de la sala B salvo por un escape a re-cargar la pulsera y conseguir lo que seguro son los tragos más caros en todo Tlalnepantla, la comida tenía aroma y aspecto apetitoso pero las filas y los apretados horarios me decidieron por mantenerme hidratado y a tiempo para los actos que deseaba ver. Ryoichi Kurokawa de Japón era uno los shows más esperados, también fue el primer extranjero que presencié aquella noche, su pieza subassemblies refleja una dedicación prácticamente artesanal a su procesos de modelado tridimensional, el salto de la realidad al render esculpido con lupa, detalles de una asombrosa virtualidad decoran lugares a los que parecemos acceder en forma de espectros, hiperrealidad vinculada al hipotálamo que suministra pulsaciones de angustia en un mundo que sin duda ha rebasado al nuestro. 

Cinema y música en vivo que derriten las barreras entre película, concierto y videoarte, la fusión de medios de comunicación en pro de una experiencia inmersiva, una pieza que goza de pulcritud a detalle, la exactitud de sus renders y la velocidad en la que estos se conectan con el sonido conjugan una historia hábilmente narrada a través de las nuevas tecnologías. 

Son las 22:40 H y estoy esperando al japonés Daito Manabe, uno de los pioneros y más valiosos talentos audiovisuales de Osaka, la energía se expande desde la pantalla con un potente golpe al cerebro, una luz cegadora se extiende sobre la fábrica y nos sumerge en un delirio de luz estroboscópica que se quiebra con la aparición de fuertes beats, el estruendo nos posiciona en el inicio de un viaje tridimensional al interior de la mente, la pieza Dissonant Imaginary fue creada en colaboración con el prestigioso pionero codificador cerebral Yukiyasu Kamitani quien se dedica a interpretar las ondas cerebrales y sus posibles significados. La colaboración de ambos trajo como resultado una de las piezas más ambiciosas que documentan cientos de imágenes de lecturas del cerebro humano, estados de ánimo o condiciones que modifican totalmente la forma de onda, así como las perillas o knobs funcionan en un sintetizador para moldear la frecuencia, la experiencia en la vida son los parámetros que setean la forma de onda mental. 

A las 23:35 H me encuentro en el escenario más pequeño, la sala C y estoy listo para escuchar al mexicano Le Fantom Onde, el proyecto detrás del productor y entusiasta electrónico Leo Mendez. Si bien es muy conocido en al escena, en ocasiones me parece que es más por su papel como cofundador de la tienda y plataforma Hola Wave, este interesante punto que ha generado en México un hogar para los freaks del eurorack, facilitando y promoviendo el boom de la creación musical por medio de síntesis modular. Su seteo y su gear eran deslumbrantes a primera vista; un Moog gigantesco del que salían distintas conexiones a su case eurorack, el cual se veía pequeño pero contundente llenó de módulos y cables de parcheo que se dirigían a un secuenciador/controlador. Al iniciar su música despegó alto con bajos y armonías cálidas que se desvanecen una a una en el juego de planos y layers, Le Fantom Onde crea un ambient espeso que corta con un techno moderado que se va descomponiendo a terrenos más complejos propios del IDM para regresar a frecuencias más apegadas al dark wave. Un productor comprometido con las amplias posibilidades que su equipo le ofrece. 

son las 00:30 H y estoy ansioso para presenciar al mexicano Sol Oosel, después de tantos años en la escena como músico y productor Sol decidió embarcarse en su proyecto solista, ese que llevaría sus ideas al punto más abierto y extremo, la libertad desmedida que no se puede obtener en proyectos con dos o más personas Sol Oosel se lo daría; Janus fue el primer resultado, disco que editó hace un par de años y que tiene las primeras figuras de lo que aterrizó con todas su fuerzas en el material que lanzó hace un mes para el mítico sello experimental mexicano Umor Rex, el disco "En allégeance à l'inconnaissable — Une étude en chorégraphie pour le flux d'énergie” es un precioso objeto editado en vinilo cristalino, el cual en verdad parece estar fabricado de cristal además de ser uno de los discos ambient más elevados del 2019. 

Sol comenzó y no tardó en meter mano su amplio box de euroracks, un verdadero festín de modulares que le ayudan a disparar tiempo y espacio en todas direcciones, una conexión espiritual con sus máquinas que se puede respirar en su acto, flujo de energía que recorre su cuerpo saliendo por control de voltaje a la velocidad de sus impulsos, un bello set ambiental bañado en una tenue luz roja que será difícil olvidar.    

A la 01:20 H estaba listo en sala C para ver a la sueca Maria W Horn, actual residente de Estocolmo y una de las artistas que incursiona en el inestable mundo de la música extrema como el drone o el power electronics, Maria se ganó su reputación en la manipulación de propiedades salvajes sónicas, domando el ruido y fomentándolo desde su sello XKatedral casa discográfica que también ha dado espacio a propuestas como la de Kali Malone y la italiana Caterina Barbieri quien se presentó en el Nocturne 1 haciendo un blast de su acto. Horn se presentó con un bajo perfil en la sala más pequeña que fue la indicada para su pieza la cual se apoya de dos potentes estrobos que explotan con destellos blancos y rojos cada que un beat cuece nuestros nervios, colosales paredes de ruido crecen sonoramente frente a los presentes para después desplomarse como una ola eléctrica, la áspera y agresiva forma de sus frecuencias subsónicas pueden hacerse sentir en la piel y en los cartílagos los cuales vibran en respuesta de las intensas modulaciones.

MUTEK 2018: Nocturne 2

Nocturne 2: de la delicadeza a la abrasión.

Allá va la celebración de los quince años de MUTEK en México. Tras Nocturne 1, más tranquilo y clavado, la edición 2018 del festival de música electrónica más importante del país comenzó su cierre con un programa lleno de baile y sonidos abrasivos. Se hizo evidente que los asistentes habían reservado sus energías para el Nocturne 2: los escenarios y las barras de bebidas se sentían llenos y el público parecía más inquieto que el día anterior.

El dúo Nonotak, habituales de MUTEK, se despidieron del festival con su show Eclipse tras haber ocupado en la semana el domo digital del Papalote Museo del Niño. Ya conocíamos la aproximación arquitectónica al arte digital de Noemí Schipfer y Takami Nakamoto, que consiste en sutiles manipulaciones del entorno espacial para generar experiencias inmersivas. Quizás el escenario les quedó grande o la producción pequeña, pero el show de anoche no fue tan espectacular como trabajos anteriores del dúo transnacional. Sobre precisos ritmos electrónicos, vectores de luz se desdoblaban para dar lugar a un espectáculo que parecía más un concierto de techno que una experiencia visual.

En la sala C, que anoche estuvo más llena que nunca, Delia Beatriz presentó un nuevo set de dark ambient. Como Debit, la mexicana expatriada en Nueva York ha sido constante en sus lanzamientos que fusionan el ambient con la música de club y una sensibilidad latina, lo cual resulta siempre en una reflexión sobre la relevancia cultural del DJ en la actualidad. La tarima decorada con plantas del escenario C, combinando lo orgánico y lo lumínico, fue el escenario idóneo para un set que, como las runas proyectadas detrás de Debit, entregaba códigos arcanos que hablaban del presente y del futuro.

Una constante en esta edición del festival, o por lo menos en este segundo programa nocturno, fue la supremacía de los shows conducidos por mujeres. Edna King presentó ante un público enérgico un set tan emocional, femenino y humano como abrasivo y violento. Crueles ritmos de breakbeat y dark techno arrancaban a los presentes vitoreo que parecían animar a la canadiense. Curiosamente, éste fue uno de los momentos más festivos de la noche.

Uno de los momentos más esperados del Nocturno 2 demostró ser también uno de los más herméticos. Lageos, la colaboración de Actress con la London Contemporary Orchestra, sigue siendo uno de los lanzamientos más sorprendentes del año y los mexicanos estábamos expectantes de ver el show de uno de los músicos electrónicos más histriónicos e impredecibles del momento. Desde hace 10 años, Darren Cunningham ha formado una carrera en la que es imposible clasificarlo ni como productor ni como DJ, que puede pasar en segundos de lo barroco a lo minimalista, de lo orgánico a lo robótico y de lo clásico a lo disidente. El set de ayer, menos cruel que, digamos, el de Amnesia Scanner, no fue sin embargo menos desconcertante. El inglés se encontraba escondido detrás de su mesa, de forma que, a ratos, la única presencia remotamente humana sobre el escenario parecía ser la de un organismo humanoide, ni ser viviente ni robot, parado detrás del micrófono con pose desafiante. La música iba del noise al glitch, en un crescendo improbable y estéril, aparentemente más interesado por los silencios entre sonidos que por los sonidos mismos.

El holandés adoptado en Chile, Uwe Schmidt también fue una presencia importante y recurrente en esta edición de MUTEK. Pudimos verlo el jueves en colaboración con Robin Fox y anoche lo vimos presentando Deep State, un espectáculo iracundo y meditativo acerca de los mecanismos de control propios de la modernidad global. Detrás de Atom™, imágenes militares se encadenaban con grabaciones de brutalidad policial. Con su peculiar sensibilidad pop, que lo lleva a explorar cánones estéticos alejados de lo que entendemos por “arte digital”, Atom™ tocó un techno industrial e insistente, recordándonos quizás que la tecnología no sólo son lásers y luces, sino también los aparatos de opresión que paralizan nuestra frágil democracia.

Tras una larga espera, pudimos ver en el escenario C a Varg. En lo que constituyó uno de los sets más certeros de la noche, el sueco Jonas Rönnberg se lució con un recorrido por ritmos de ambient, de dark techno, de industrial e incluso sonidos que podrían parecer de trap y rock gótico. El entusiasmo del público contrastaba con la atmósfera oscura del show. “It’s a Cold world”, nos recordó el último sample del set. Y todos nos fuimos.

 

MUTEK 2018: Nocturne 1

La institución electrónica.

Tras XV años excediendo las expectativas y límites de lo que la cultura es capaz de comunicar, MUTEK transformó audiencias y las consumió por completo en la selección tan puntual en los actos de Nocturne 1. La curaduría audiovisual es impecable y sus ejecuciones jamás tendrán un hueco en el medio, las piezas interactivas solo hacen más real la sensación de que se produce un espacio único por noche y ambientado por la eterna relación entre tecnología y espacio. La fábrica se mantiene como el descubrimiento y acoplamiento más adecuado a la esencia de MUTEK; un lugar con espacios interminables y estructuras continuas; frío y que solo con dichas cualidades en conjunto, se produce una experiencia en comunidad de tal magnitud. Las instalaciones interactivas, cada vez mejor compuestas, crean una mini-experiencia estética que, al registrarse, innegablemente se asociará dicha estética con el arte de MUTEK; el arte digital.

Las representaciones audiovisuales este año se complementaron por la coordinación lumínica en los escenarios, apoyadas con pantallas y LEDs; Gaspar Peralta utilizó las condiciones de la Sala C, una pequeña atmósfera con helechos reales de fondo y estrobos por doquier, y la contextualizó a su ambient ultra-light con las luces más suaves que se verían en toda la noche; un breve episodio de desconexión a la tranquilidad.

Tanto Smerz como Aurora Halal llevaron al límite su potencia durante sus presentaciones, recordando a la misma de Holly Herndon y Jlin en 2016; donde ambos actos femeninos se elevaron como dos de los más relevantes de dicha edición. Aurora y Nina comparten un lugar ahora en donde ambas voces del techno se han comunicado sin interrupción con la audiencia por completo durante hora y media y han demostrado y confirmado que la voz femenina del techno es imperdible. Smerz aprovechó su comunicación con el público mediante su música y crearon un show único de alta calidad; las voces más exactas para acompañar las producciones impecables. Amnesia Scanner desde la Sala B nos introdujo a un plano de ciencia ficción guiado por sus cambios de género y mixes perfectos de glitchy bass, sin perder la atención del público ni por un segundo; más bien parecían hackers atacando la mente de todos, recordando que aún eso tiene una cierta belleza en el contexto digital.

Las presentaciones previas a las 12 de la noche hacían sentir la especialización que MUTEK ha adquirido para desarrollar un festival con calidad al máximo. Con la presentación de Apparat, MUTEK elevó innegablemente la barra en las sensaciones que un acto había impregnado en un público; al mismo nivel de Marcel Dettmann y la visible felicidad que sintió representada en acercarse y saludar al público al concluir su set. Dos actos donde el público y el autor se sintieron en sincronía al 100% durante toda la presentación. Apparat es un experto en el posicionamiento de beats durante una presentación en vivo, más a la hora de convertiros al dance. Concluyó su presentación con "A New Error" de Moderat y así registró el momento de comunión autor-espectador más fuerte que he sentido durante los últimos cinco años del festival. Marcel es un maldito titán del techno y no hay ni habrá nada como él; cuando se sintió el agradecimiento que tuvo la audiencia, solo se volvió más increíble. Realmente hablar de Marcel es identificar la intelectualidad que la música puede desarrollar en un individuo con tanta experiencia; su set fue magistral y sin un solo segundo de desconexión; controló a la audiencia como un líder y la sensación del espacio-público cada vez se sentía más adecuada. Ninguna de los escenarios estuvo saturada jamás y esos aspectos solo hacen que la experiencia se vuelva aún más alta en la escala.

Por último, el acto que cerró la Sala c, aquella pequeña habitación donde antes había algo tranquilo y ambient; ahora se transformó en una capilla del noise donde Prurient asaltó la paciencia y retó a la audiencia a una experiencia muy difícil de digerir sin previo aviso. De cualquier forma, cuando lograbas conectar con la presencia del noise como un espacio también, se revelaba la excelencia detrás de todas las capas de sonidos. Prurient definitivamente es un acto que MUTEK debe registrar como otra producción magnífica de un espacio audiovisual y una experiencia como audiencia retadora y completamente satisfactoria.