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Lundi Matin: Lo gracioso en una crisis existencial #FICUNAM2014

Lundi Matin: Lo gracioso en una crisis existencial #FICUNAM2014

06/Mar/2014

Lundi Matin

Otar Iosseliani

Jacques Bidou, Anne Kravz-Tarnavsky, Narda Blanchet

Francia / Italia, 2002

Centre Européen Cinématographique Rhône-Alpes, Canal +

El director franco-georgiano Otar Iosseliani (Les Favoris de la Lune) esboza una tenue esperanza de vida en un mundo contemporáneo plagado de nihilismo y rendición. Su personaje principal, Vincent (Jacques Bidou) tira su insípida vida por la borda para ir a conocer Venecia y montar camellos en algún otro lugar exótico. En el marco de esta triste premisa (porque Vincent después de todo tiene que regresar) Iosseliani desarrolla está simpática comedia francesa con un humor basado en el espacio y la circunstancia, más que en chistes sosos y gastados.

FICUNAM eligió esta comedia del 2002 como parte de su oferta y se puede considerar como un ligero homenaje de Iosseliani hacia Jacques Tati y su desdén por el mundo moderno. Vincent se despierta todos los días a las seis de la mañana, se baña si toca ese día (ya saben como es en el Viejo Mundo), calza sus “crocs” de la puerta al carro donde los deja en la tierra y toma el camión hacia el trabajo donde al final disfruta un cigarro por veinte segundos en lo que llega a la puerta de la fábrica.

Una vez dentro de la fábrica es ruido, polvo químico y reglas. En un momento “chaplinesco”, Vincent utiliza sus habilidades de soldador para regalarle una rosa de metal a una compañera; nos podemos suponer, de los contadísimos momentos agradables en ese lugar. La vida en casa después de las cinco de la tarde tampoco es mucho mejor; con una esposa que hostiga y unos hijos que ignoran, Vincent lo único que quiere es relajarse y pintar, pero batalla en encontrar más de cinco minutos para complacerse.

Cierto día, antes de apagar su cigarro y entrar a la fábrica, Vincent decide acabárselo y no entrar. A pesar del irónico comentario general de que la vida después de los cuarenta apesta, el tono casual y relajado de Iosseliani hace más por divertirlo a uno que por deprimirlo; un ecléctico reparto de habitantes del pintoresco pueblito francés también añade al regocijo que se puede encontrar en esta comedia circunstancial.

Son tantos los personajes y situaciones en Lundi Matin que hay amplio uso de mise en scène; sucesos distintos ocurriendo dentro del mismo cuadro, o una escena termina mientras la otra empieza dentro de la misma toma; Iosseliani atiza correctamente con un guión fresco y dinámico que aligera la carga de los 122 minutos de proyección.

El director de ochenta años (setenta en aquel entonces) se presenta en un cameo como un reducido aristócrata italiano afanoso en sostener su fachada de realeza con alfileres; un comentario triste considerando que el director nunca ha alcanzado el reconocimiento internacional que se merece...nadie escapa sus mordaces parodias.