El post-rock, Maurizio Bianchi y la composición fueron la inspiración principal para que nuestra recomendación de hoy subiera sus estándares y decidiera comenzar un proyecto como solista en 2004, mismo que lo ha puesto en la cima de la montaña más alta del éxito.
Oriundo de Hiroshima y guitarrista de la banda Yodaka, Kashiwa Daisuke es el creador no sólo de melodías acústicas, sino también de piezas electrónicas, paisajes y atmósferas sonoras que se yuxtaposicionan entre una gran variedad de instrumentos clásicos, restos de palabras habladas y un beat que hace que te cruja la cabeza; todo con la intención de derretirte el oído, tanto que se convierte en aquella dosis capaz de generar una exquisita experiencia musical.
Un artista que suena de lo más cómodo y que cuenta con algo en su interior que probablemente sea parte de su encanto. Con lanzamientos esporádicos y episodios efímeros de productividad, Daisuke va desde lo electrofiestero hasta baladas de piano sin ninguna clase de transición, por lo que cada versión de sí mismo en sus producciones podría resultar chocante, sorpresivo y agradable, o tal vez no.
Ir de un extremo a otro es la forma, al parecer favorita, de hacer su música, pues la inestabilidad en cada compilado puede generar un punto medio estable de una manera bastante incoherente, así como suena. Un proyecto que tiene un propósito más no un compromiso y que a la vez genera la belleza que muchos quisieran lograr, con momentos increíblemente agradables en cada uno de sus lados.
Compilados que se esparcen por todo un lugar y que explotan gracias a las propias ambiciones creativas de Daisuke; un desastre sin restricciones, canciones que van adelante y luego hacia arriba que debemos escuchar para poder encontrar que es lo que hay realmente debajo de cualquier agobiante relleno.
Intensamente cómodo, Kashiwa Daisuke es otro loco que sabe lo que está haciendo.
