Son 13 años ya los que lleva División Minúscula sobre los escenarios, tiempo en el que ya editaron cuatro producciones discográficas y se han presentado en los mejores escenarios del Distrito Federal, al igual que en distintos foros de toda la República Mexicana.

Cada uno de los conciertos que ofrece el quinteto está lleno de energía, emotividad, pero sobre todo de ese cariño que sus fans han sabido demostrar en cada una de las etapas de la banda, lo que los ha convertido en una de las agrupaciones más queridas de la escena del rock nacional.

Es por eso que desde que se informó que Javier, Kiko, Efrén, Ricci y Luque pisarían el imponente Teatro Metropólitan, todos los que presenciarían ese show sabían que iban a salir sin voz, llenos de sudor y con muchos recuerdos rebotando en su cabeza por escuchar de nuevo esas canciones que le dedicaron a su primer amor, amigos, hermanos y compañeros de este viaje que se llama vida, por si esto fuera poco la banda también había anunciado que esta presentación iba a ser grabada para poder lanzar su primer álbum en vivo.

Mientras el teatro seguía llenándose, No Somos Marineros se apropio del lugar con su ya conocida intensidad con la que se entregan a su público, pocos temas pero bien ejecutados dejo a más de uno con ganas de seguir disfrutando de la noche, a pesar de que algunos asistentes hubieran preferido que nadie aplazara más sus ganas de ver sobre el escenario a los de Matamoros.

Con una enorme manta que adornaba el fondo con su nuevo logo, División subió a complacer a las miles de almas que abarrotaron el recinto, con un set equilibrado entre lo más nuevo de su álbum División, con el que también colgaron el letrero de sold out en el Plaza Condesa, los clásicos y algunas nuevas versiones de sus mejores temas, que se extendieron hasta conformar una lista de más de 20 canciones  entre las que destacaron "Voces", "S.E.D", "Tan fuerte, tan frágil", "Las luces de esta ciudad", "Simple", "Cursi", entre muchas otras más.

Trece años, decenas de temas, miles de kilómetros recorridos, shows épicos, soundtracks de distintas generaciones, en eso se resume División Minúscula, a loa que para entender de lo que estamos hablando en algún momento debes de verlos en vivo.

Tremendo parrandón vallenato, se llevó a cabo la noche del sábado 17 de marzo, con la presencia de Celso Piña y sus músicos, en el ya muy conocido auditorio “Plaza Condesa”, en punto de las 20:30 horas.

Una peculiar presentación muy al estilo del boxeo, introdujo al acordionero al escenario, que con un carisma inigualable, saludó a su público y riendo comentó: “Como vengo rezando ahora: Aquí presente Compa”, haciendo alusión desde un inicio con este comentario, a su nueva producción discográfica, que ha sido titulada de la misma forma.

“Cumbia sampuesana”, una de las preferidas de Gabriel García Márquez, fue la canción con la que Celso Piña decidió homenajear al fallecido escritor, para al mismo tiempo dar inicio a su concierto y presentar a los integrantes de su banda: Quique Peña (guacharaca), Maestro Iván (guitarra), Julio Martínez Piña (Timbales), Rue Piña (batería), y su sobrino Alberto Martínez Piña, haciéndole segunda en el acordeón.

Entre la moderada multitud, se apreciaba un público diverso en edades, que al momento de salir el protagonista de la noche, logró acomodarse de la mejor manera para sacar sus mejores pasos, al ritmo de la cumbia y vallenato del norteño y su familiares. Canciones como “Macondo”, igualmente dedicada a Gabriel, “Cumbia en mi tierra”, “Los Caminos de la Vida”, y “Cumbia Campanera”, pusieron a rumbear a buena parte de la asistencia, sin tener siquiera un minuto de descanso.

“A caballo”, tema incluido en su nuevo disco en reconocimiento a Rigo Tovar, suavizó un poco el ambiente en la pista, para después convertirse en una locura con su famosa “Cumbia sobre el río”. Después de un brindis y de una series de apuestas sobre el fútbol, en la cual otorgó la victoria a León, no sin antes reconocer las virtudes de Pachuca, “A placer” y los cantos desalmados del público, se hicieron presentes, gracias a la colaboración que tuvo con Café Tacvba en esta canción.

Acto seguido, “Reina de Cumbias”,  canción protagonista de su nuevo disco Aquí Presente Compa, con la cuál también decidió homenajear a Márquez, hizo las veces de su despedida, tras abandonar el escenario. Sin embargo, una serie de gritos por parte del público, que aclamaban otra canción, hizo que Celso Piña retornará al escenario con su banda, para en esta ocasión despedirse en serio, aclamando a la luna con la canción “Cumbia Poder”.

Tan surreal como el sol en la noche, y casi tan increíble como una flor en el desierto, lo inimaginable sucedió y Death In June se presentó en un foro mexicano; Douglas P. acompañado de John Murphy en la batería llegó a nuestro país por vez primera, y posiblemente la última en lo que fue sin duda un intenso y hermoso recital.

Con pocas semanas de anticipación y con la incurable herida de la incredulidad en el público nacional, la llegada del pasado sábado era realmente añorada. Con la premisa de ser un show para solo doscientos afortunados (sacrificados afortunados, por el precio del boleto), y la expectativa también por las previas malas experiencias de la comunidad gótica y alternativa en el nuevo foro, el infame VD+ que ha albergado en el pasado shows de EBM y future pop, la ansiedad era casi palpable.

El escenario estaba engalanado por toda la iconografía de la banda, y era solo cuestión de tiempo para ver a dueto. Con horarios que fueron totalmente ignorados e iniciando hasta las 23 H, el multi-instrumentista Miro Snejdr tomó escena para interpretar un breve pero destacado recital de piano, para después de unos veinte minutos y unas tres piezas, acompañar al enmascarado Douglas en el acordeón.

Una inolvidable ovación al escuchar la voz del británico después de tantos tiempo de dar por olvidada la posibilidad de una visita de una banda que inclusive sus paradas a nuestro vecino del norte se pueden contar con una mano, “Life Under Siege” rompió el silencio y de ahí todo fue una catarata de lágrimas entre el público: “Wolf Rose”, “Hail! The White Grain” y “Leopard Flowers”; se retira Miro y entra John para seguir con el ritual, ahora fuertes percusiones con “Death of A Man” y “Bring In The Night”

Douglas se retira su máscara, se coloca sus lentes y la longeva velada acústica daba inicio; “Until the Living Flesh Is Burned”, “Ku Ku Ku” y “Golden Wedding of Sorrow” eran cantadas a todo pulmón, y todo iba de maravilla hasta la muerte de la guitarra en “Come Before Christ And Murder Love”, se suelta la guitarra y suena “Tick Tock” para compensar antes de volver a darle una oportunidad al tema interrumpido.

Las fallas de audio fueron contadas, pero para un recital de tal magnitud eran inmensas, aún así la euforia y emoción eran más poderosas. “Leper Lord”, “Dissapear in Every Way”, “The Maveric Chamber” y “Runes and Men” eran recibidas con jolgorio, y si bien las características de ser un show de pura batería y guitarra acústica le quitaba cierto encanto a las canciones concebidas con otros instrumentos, el recital fue la gloria para los acólitos de esta banda que gozaron dos horas de la voz de Douglas que inclusive invitaba a pedir canciones sin temor.

Más de treinta canciones y un solo encore, “Heaven Street” y “C’est un Rêve”. Como llegó la banda se fue, casi las dos de la mañana y todo había terminado. Se abren puertas y no quedó más que salir a la realidad: Death In June se presentó en México.