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Rose Windows y el viaje de los misioneros de la sicodelia

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Rose Windows y el viaje de los misioneros de la sicodelia
Rose Windows y el viaje de los misioneros de la sicodelia

Sub Pop Records / 2015

Artista(s)

Rose Windows

Es momento de alzar los brazos y dejarse llevar, de añorar Woodstock; es tiempo de abrirle paso a la estridente horda de riffs que rugen ansiosos y vertiginosos ¡¡Aleluya!!; Rose Windows está de regreso. El sexteto originario de Seattle liderado por Chris Cheveyo nos muestra un álbum más emocional con respecto a su debut The Sun Dogs, publicado dos años atrás. Con su notable influencia folk, esta nueva entrega ofrece un sonido menos agresivo, nueve tracks donde predomina la belleza melódica y se desarrollan a un ritmo semi lento.

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A través del camino que estos artistas estrepitosos recorren con su álbum homónimo, nos encontramos con la voz mágica de Rabia Shaheen Qazi, en momentos dulce, en otros, sorpresivamente grave. Un deleite auditivo que se convierte en el sello de la banda junto con la guitarra delirante de Nils Petersen que entre líneas parece que nos quiere dar un mensaje: el rock no ha muerto.

El mensaje es claro, “Bodhi Song” es la pieza que anuncia un regreso esperado, el retorno del ser querido a casa, la alegría y la recompensa de una larga espera. Sin embargo, es un comienzo engañoso, por algunos momentos se percibe la esencia de su producción anterior. Pero enseguida nos toma por sorpresa “Glory Glory”, un grito de protesta a la vida misma y una idea más clara de la temática que aborda el disco. Por momentos se puede percibir un tono de música celta por medio de la flauta de Verónica Dye.

“Strip Mall Babylon” adquiere un ritmo más pausado y pasa un poco desapercibida al igual que “Come Get Us Again”, que a pesar de su interesante lírica, no logra explotar en el momento indicado. La fuerza se reincorpora cuando suena “The Old Crow” y sus coros pegajosos, matices de blues y el característico sonido psychedelic de la banda que inconscientemente podría recordarnos las melodías de Jefferson Airplane.

En este punto del álbum se encuentra una pequeña desviación sonora con “Aurora Avenue”, un sube y baja de emociones con sus lapsos poderosos al inicio y serenos al desenlace. Al igual que “A Pleasure To Burn”, que define la intención del disco, cargando un mayor peso a elementos acústicos. Prueba de esto es “Hirami”, el clímax de un camino que más que duro y tormentoso, resultó tranquilo y sin escalas por contratiempos.