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Sister Polygon Records / 2019
23/May/2019
Priests es una agrupación norteamericana oriunda de Washington D.C. que lleva activa desde el 2012. The Seduction of Kansas es su segunda producción de estudio y tienen además cuatro EPs. La importancia de la banda formada por Katie Alice Greer, Daniele Daniele y G.L. Jaguar radica en que siempre ha mostrado una mirada crítica a la vida política de Estados Unidos y el mundo; y es, al parecer, una ideología de vida ya que además, son completamente autogestivos.
Bajo el sello Sister Polygon Records –que es donde además impulsan a otras bandas independientes como Shady Hawkins, Downtown Boys, Pinkwash, entre otros– publican un álbum con 12 temas, que completan 43 minutos de un disco, que vale la pena escuchar completo.
Su primer disco Nothing Feels Natural los llevó a pisar diversos escenarios, los colocó en el gusto de la crítica y en el ojo mediático, mismo que han utilizado para hacer de The Seduction of Kansas una de las producciones más esperadas del primer semestre de 2019.
Arranca con “Jesus’ On” tocando un tema que define el sonido de Priest que se ha colocado entre el punk rock, el post punk pero con una estructura, si bien, crítica, con un sonido novedoso y particular. En el tema homónimo al disco, la voz de Katie Alice, la guitarra de G.L. Jaguar y la batería de Daniele Daniele son melódicas y potentes a la vez, es lo curioso de Priests, no necesitan mucho, más que sus estructuras bien elaboradas para sacudir tu cuerpo y tus ideas.
“Baby boomer, por favor no juegues” externa Priests en “Youtube Sartre”, una de las canciones más duras en todo el disco y que no se suaviza con la calidad y la estructura de la música. The Seduction of Kansas continua con “I'm Clean” que tiene una línea de bajo ideal para caminar por la calle, después “Ice Cream”, nos adentra en un tema con toda la línea del post punk, es más oscura que las otras.
Su línea punk o post punk es tan vasta que a la mitad del álbum ya has pasado por diferentes atmósferas y ritmos pero en ningún momento se pierde de vista o de oído, que es un tema de Priests. La banda ha conseguido mantener su esencia y apenas tiene dos discos de larga duración.
“Good Time Charlie” es más acelerada, en este caso se acercan más al punk rock, en aspectos sencillos como la batería, pero insisto, sigue sonando a Priests y es que, no es solo la voz, cada elemento musical está bien estructurado, es algo que es bastante destacable de una agrupación que tiene aproximadamente, siete años tocando.
Un punto que no se puede olvidar es el toque femenino, potente y aguerrido de la banda. Escucharlos y analizarlos, lleva a una sola conclusión: es la manera perfecta de decir que estás en desacuerdo con algo, pero con sutileza melódica. Así podemos describir casi todo el disco y canciones como “68 Screen” y “Not Perceived”.
“Control Freak” es potente y ruda, la voz es incendiaria, las inconformidades las convierten en caricias auditivas y la batería, solo les muestra el camino hacia tus oídos. Cuando llega “Carol” y si escuchas el disco de principio a fin, en este punto, tu pie ya se habrá cansado de moverse siguiendo el ritmo del bombo y la tarola. Pero no podrá evitarlo.
The Seduction of Kansas de Priests finaliza con “Interlude: I Dream This Dream in Which My Body Is My Own” un discurso fuerte, hablado, del que puedo resaltar esta frase “Sueño este sueño en el que mi cuerpo es mío”.
La cereza en el pastel la pone “Texas Instruments” que da una referencia lejana a bandas como The Cure o Duran Duran, esos guiños a ritmos pasados con una esencia completamente actual convierten a esta canción en uno de los mejores temas del disco.
La segunda producción de Priests es una de las mejores que hemos escuchado en lo que va del año; sin duda alguna, es una banda que va a progresar con su sonido, que aún tiene mucho que madurar y que cuando llegue a una tercera producción será un bombazo. Esperemos llegue pronto a México y podamos disfrutar de ese potente sonido en vivo.
8
Matador Records / 2019
Interpol parece haber vuelto a sus raíces un poco y no tiene nada de malo. La banda se ha vuelto más hábil y se conoce muy bien, las composiciones son más ajustadas a ese estilo que los fans siempre les van a recibir bien, se percibe un Paul Banks más cómodo dejando que todo salga bien, y casi todo el encanto de esos primeros años ha sido absorbido por un abismo negro y profundo en cuanto a sonoridades de la banda y quizá otras experiencias más agradables personalmente.
En este EP –y como lo demuestras algunas canciones como lo son “Fine Mess” y “Real Life” e inclusive un poco “The Weekend”, que se siente poderosa, sin complicaciones y con estabilidad, con todo ello retoman de cierta manera ese espíritu cautivador e intrigante, no a la altura de los dos primeros discos, pero sí se sienten esos destellos sobre todo en cuanto a relación con el sonido y la ejecución, A Fine Mess encaja en algún lugar incómodo entre el primero y el segundo.
Las canciones fluyen y encuentran a su manera cierta madurez emocional que vuelve a revivir un poco ese núcleo de un Interpol más destacado, de una línea a la que difícilmente se van a separar porque no hay necesidad de ello, porque ahí está “No Big Deal” y no porque no evolucionen porque sí lo han hecho sino porque nadie mejor que ellos saben que su sello es su sello y así será siempre.
“Thrones” corona esa esencia, una confesión de cómo opera la banda ahora, ya que la agrupación ha logrado apretar un puñado de melodías decentes en este EP en donde exploran desde lo lento, a lo bien escrito y a lo bien ejecutado, no tan espeluznante como algunas de las canciones más oscuras que han compuesto, pero es un gran preámbulo de lo que podríamos esperar para su siguiente álbum de larga duración.
Es probable que la demás crítica diga que trabajan en la misma fórmula, pero eso no ha sido un secreto en lo absoluto. La misma guitarra suena y los acordes te atrapan, sabes que se tratan de ellos, esto lo que hace a Interpol, son ese patrón el que hace que sus canciones sean tan atractivas y aunque los propios instrumentos y acordes/melodías pueden tener patrones simples, la interacción entre ellos no lo es.
Reitero, se siente como un gran preámbulo de lo que podríamos esperar para su siguiente álbum de larga duración.
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