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Kendrick Lamar — DAMN.

9

Kendrick Lamar
DAMN.

Aftermath / Interscope / Top Dawg / 2017

Artista(s)

Kendrick Lamar

DAMN.: la importancia de ser honesto.

A primera instancia, parecería que el éxito y la calidad de un material discográfico radica en la honestidad del artista. En estos tiempos, muchos de esos “artistas” mainstream son personalidades ultramediáticas; por ello, desconfiamos de su honestidad. Su imagen y pose nos resultan un estereotipo común. (Relaciónelo con el cantante de su elección). Con esa fórmula e imagen general a cuestas,  Kendrick Lamar logró entregarnos la que, probablemente, sea su mejor placa discográfica.

DAMN., como su nombre lo indica, es un álbum lleno de esa ira e intensidad que tanto ha distinguido a Kendrick. No necesita gritar o aumentar la velocidad todo el tiempo para que identifiquemos la rabia que tanto caracteriza a su música.

Kendrick creó un álbum que combina a la perfección el hip hop de culto (rap de calle) con las versiones comerciales del género. Incluso en aquellas canciones en las que colaboran artistas como Rihanna y, el mismo Bono. Una placa apta para todo oído.

Además, es el álbum más honesto del artista hasta ahora. Como él mismo ha dicho, es un disco en el que ha intentado plasmar su valores, ideologías y, contradicciones.

El álbum inicia con “BLOOD.”, intro en el que se escucha la grabación de un sujeto que se acerca a ayudar a una mujer ciega; ésta acaba disparándole. Continúa “DNA.”, uno de los mejores tracks, Kendrick habla sobre clichés y responde a las críticas de los periodistas de Fox News, específicamente Geraldo Rivera, quien afirmaba que “el hip-hop era peor que el racismo para los jóvenes afroamericanos”.

Prosiguen “ELEMENT.” y “FEEL.” (otra de las mejores); ambas hablan de esos momentos en los que Kendrick sintió el peso del mundo en sus hombros.

En “PRIDE.” podemos escuchar un intro de Steve Lacy, de The Internet. “HUMBLE.”, el primer sencillo, rompió Internet con su video musical.

Posteriormente, llegan “LOVE.”, un track más pop; y,  “FEAR.”, hace alusión a las amenazas que ha recibido Kendrick

“GOD.”, se explica por el título mismo. “DUCKWORTH.” es una pista más personal; Lamar nos cuenta la historia de un sujeto que, por azares del destino, tomó la decisión de no robar a alguien con quien se reencuentra 20 años después en un estudio de grabación.

DAMN., destaca por la energía que imprime Kendrick al tirar rimas, por el buen uso que hace de las repeticiones y, por la forma en la que el rapero se abre con sus fanáticos. Lamar nos demuestra, una vez más, por qué es uno de los artistas más aclamados en su género.

DAMN., una razón más para que sus haters estén de malas.

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Incubus — 8

7

Incubus
8

Islands Records / 2017

Artista(s)

Incubus

21/Abr/2017

8: Denso y heavy; pero fresco.

Brillante, efusivo y con cosas positivas asomándose por el horizonte, así se escucha 8, el último álbum de Incubus. Me refiero al sonido, porque líricamente sí trae algunas cosas bastante heavy, por no decir deprimentes. En “Undefeated”, el vocalista Brandon Boyd hace un recuento de cómo lo ha "madreado" la vida. Sin embargo, ha salido avante a final de cuentas. “Mordido, pero no roto”, canta Boyd, sobre una sección rítmica delicada pero agradable.

Heavy es el sonido del álbum, en el sentido literal. Pesado como Incubus nos tiene acostumbrados. Denso, pese a que las guitarras de Mike Einziger ya no caen de trancazo cada diez segundos como en algunos álbumes anteriores.

“No Fun” y “Nimble Bastard” rescatan ese poder de Incubus. En una producción menos apabullante, los riffs de Einzenberg brillan por su calidad y no sólo a base de fuerza. Incluso, en “Nimble Bastard” se desliza por segundos un riffsito medio new-wave. Con esto se reafirma que el multi-instrumentalista nunca ha sido reacio a experimentar con nuevos sonidos. Hablamos de la misma persona que le incluyó una parte de pipa, antiguo instrumento chino, y una partitura de orquesta japonesa a “Aqueous Transmission”, memorable cierre del álbum Morning View (2001), el más exitoso de la agrupación.

“Loneliest” y “When I Became A Man” continúan esa introspección, se siente que el cantante está cómodo en su madurez como persona, “es lo más que me he esforzado líricamente”, me dijo hace poco Boyd en entrevista, -refiriéndose a 8.

8 se siente como un trabajo musical en el cual cada integrante respeta y deja que respiren los buenos momentos de los otros miembros. “Glitterbomb” trae punch en el coro sin que Boyd tenga que gritar por 20 segundos; el bajo de Ben Kenney rebota alegremente sobre la batería de Jose Pasillas; y, en el centro, nuevamente, el riff monstruoso de Mike Einziger.

DJ Kilmore, aquel encargado de los blips, boops, y diversas migajitas electrónicas (que normalmente han ambientado la música de Incubus) logra añadirle otra capa de sabor al sonido del álbum. Además, el músico se ha encargado de aprender a tocar los teclados en estos últimos años, para evolucionar un poco su rol dentro del grupo.

“Familiar Faces” es uno de los puntos álgidos del álbum. Un número medio post-punk con una buena textura musical construida a base de diversas partes en la guitarra entrelazadas para crear una rola agridulce y ecléctica.

Es divertido y tiene poder. Tampoco va a ser el álbum que te vuele los sesos este año. Para cuando llega la última rola “Throw Out The Map”, sientes que quizá el álbum ya no tiene nada más que decir; pero, frescura es quizás la palabra clave para describir a 8. La banda californiana, al final del día, todavía tiene novedades por contar.

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