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Instituto Mexicano del Sonido — Disco Popular

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Instituto Mexicano del Sonido
Disco Popular

Disco Popular / 2017

Artista(s)

Instituto Mexicano del Sonido

Del México Mágico al disco popular: el barrio los respalda.

Remontémonos al inicio del milenio: Luis Murillo a.k.a. Bishop controlando la ya no tan incipiente escena electrónica, franceses quemando sus vacaciones en el centro del otrora Distrito Federal y esa simpática nostalgia del barrio, de andar caminando por la Merced o por el Centro Histórico y escuchar los sonidos del músico callejero, del organillero, de los vendedores de tamales. Los escapes de auto, las mentadas de madre, las bocinas reventadas del metro y los gritos gandallas de los comerciantes ofreciendo lo último de Pablito Mix. Justo de ahí sale Camilo Lara: del Méjico Máxico, de la cultura popular del mexicano “de a pie” que puede reconocer más de un puñado de cumbias y se acuerda de las fiestas patronales. Del mexicano que sabe que los rótulos de las neverías se hacen con papel de estaño y Seven Up. Las fórmulas son simples, lo divertido está en ver hasta dónde alcanza toda esta sencillez.

Camilo Lara es responsable en gran medida de un sonido muy específico que a tantos nos hizo bailar en el Vive Latino: un sonido idiosincrásico sin duda, pero tampoco demasiado específico; un sonido que no solo bebe de lo vernáculo sino también de lo urbano pero que no se limita ni a fresas ni a club kids. Un sonido que refleja a la perfección las contradicciones de la Ciudad de México y que, por un momento, le dio a la capital la ilusión de estar viviendo su propia revolución indie. El sueño sigue mientras uno lo mantenga vivo: así, tenemos a Camilo Lara de regreso con Disco Popular, la sexta producción del Instituto Mexicano del Sonido.

El IMS en 2017 trae sonidos 8 bit, reggae, rumba y la voz del nuevo Adán Jodorowsky. También trae más voces y menos sampleos. Esto no es un asunto banal. Si algo convirtió al Instituto en una institución fue un uso casi indiscriminado de sonidos y referencias que podían provenir de cualquier iteración cultural, de cualquier expresión mexicana, honrando a esa cultura tan capitalina del remix. Donde antes hubo collage, ahora hay colaboración, pues el disco cuenta con apariciones estelares como CalexicoOrkesta Mendoza y el mismísimo Toots Hibbert en uno de los temas más maduros del disco. La fórmula no es un error ni es un engaño, pero tampoco es la sorpresa que podría haber sido. Tan solo es la continuación de una ética del indie que también se manifiesta en la instrumentación del disco, en esas guitarras salidas del Multiforo Alicia y sintetizadores que parecen tocados por Ulises Lozano de Kinky.

El problema aquí es que la Ciudad parece que no avanza, pero sí cambia bastante. Hay algo desconcertante en cuanto a letras en Disco Popular, donde canciones sobre Margaret Thatcher se codean con temas acerca de playeras nerds de la NASA usadas hasta la extenuación. Justo esa postura chavorruca de no querer tirar la t-shirt de confianza es la que permea en todo el álbum. Hasta los temas más divertidos ("Pa la Calle", cantado por la panameña Lorna, o "Menea tu cuerpo", cantado por Press Kay) dan la sensación a veces de estar mirando por encima del hombro mientras bailan. Pero pues el disco avanza, pasando del dembow al hip hop y rematando con esa balada romántica cantada por Adanowsky.

Al llegar al final, Disco Popular se siente como un resumen de la carrera de Camilo Lara y de su insistencia en no discriminar sonidos. Como ya se ha dicho, la fórmula es sencilla: el único criterio es bailar. Son certezas como esta la que mantienen de pie a las instituciones y, por lo que parece, el Instituto Mexicano del Sonido va a andar por aquí un buen rato.