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PIAS Recordings / 2019
Tengo que confesarlo para ver si me siento mejor. Ya que estaba por llegar a mi compromiso me dieron ganas de regresarme. Con frecuencia me sucede que a punto de tocar la puerta cuestiono mis acciones. Me pregunto cómo he llegado hasta ahí, por qué tomé esa dirección, por qué decidí ir. ¿Vale la pena el esfuerzo? Pero si no lo hago, si no me arriesgo, me lleno de frustración. Y siento un malestar en la garganta. Supongo que les sucede algo parecido. Si no es así, qué envidia, pues yo me inundo de inseguridades cuando estoy por hacer algo que me produce nervios, entonces me desespero y me dan ganas de arrojar todo por la cañería. Me entristece tener tanta fragilidad. En ese momento me gustaría que alguien me dijera que todo va a estar bien y me rescatara.
“¿Qué te guía? No importa lo que sea, te salvaré. ¿Qué te rompe? No importa lo que sea, te salvaré. ¿Quién te ama? No importa quién sea, te salvaré”. Eso me gustaría escuchar. Pero no sucede. Nunca llega. El viernes que recién pasó descubrí un grupo, bueno, no lo descubrí, me lo recomendaron, se llama HVOB y encontré en él la voz que deseo me hable durante esos torbellinos emocionales.
Averigüe que la banda es de Viena, Austria, que este 2019 publican su cuarto álbum, Rocco, que es una mezcla entre un dream pop muy en el tono de The xx, deep techno y downtempo, que el dueto está formado por Anna Müller y Paul Wallner, que su nombre es abreviación de Her Voice Over Boys, que se formaron en 2012, que fueron descubiertos en SoundCloud por Oliver Koletzki y los firmó para la disquera alemana Stil vor Talent y que ahora son publicados por PIAS Recordings, y que el anterior álbum, Silk, lo hicieron en conjunto con Winston Marshall de Mumford & Sons.
Rocco es un suspiro electrónico, una armonía sublime, un álbum necesario que en su hora con 22 minutos arropa, cobija y resulta en una fantasía de ensueño. Lo que en un inicio apunta a un contemplativo ritmo se transforma en un viaje profundo al fondo del alma del individuo guiado por la suave voz de Anna Waller y una ambiciosa electrónica. “Dibujo una forma de salir de este desastre, y guía a un segundo mundo, un segundo mundo, un mundo en donde puedas ser libre”. El mundo que dibujan es íntimo, personal, un lugar seguro. Si la vida que vivimos está dando vueltas rápidamente, la que traza HVOB es de reflexión y emoción. El dueto afirma que este lanzamiento se conforma por "13 piezas separadas pero conectadas dramáticamente, sobre abandonos, despedidas y nuevos comienzos”. Durante su duración va incrementando su velocidad siempre hacia un punto neutral, hacia un trance intenso, posee en su partes electrónicas una fuerza centrípeta mientras que en las más lentas se vuelve hipnótico.
Si en “2nd World”, “A List”, “Alaska”, “Go?”, temas intercalados, va sin prisa y con mucha calma, en “Kante”, “Tykwer”, “Panama” y “Zinc” se dirige directo y a toda velocidad a un techno de potencia fugaz. Se interna en las células, en el corazón y en la mente, no es fuga lo que pretenden, sino concentración. “Me estás matando con esa voz, dulces y amargos ruidos”. Uno adquiere un sentido del estar, de la pertenencia y de la ubicación. Es más fácil continuar en el camino. Le encuentro respuestas a tantas preguntas. Es más sencillo tocar la puerta, seguir avanzando y arriesgarse a cometer errores. “Zinc” es fuerte. Ritmo veloz. Es el beat que el cuerpo persigue y que no logra alcanzar porque es sinuoso. Agradable y placentero hasta hacer una dramática pausa seguida de la voz encantadora de Waller que rompe el esquema como el concepto que proponen, emociones personales para encontrarse con uno mismo en medio de un sonido que suele desconectarlo todo.
HVOB sostiene que Rocco es “una declaración consciente de sustancia conceptual y autoconfianza artística, en contraste con la tendencia creciente de consumo acelerado de música desechable. Al proporcionar una plataforma extendida para navegar por su narrativa altamente personal, invitan a la audiencia a escuchar con consideración, ignorando el aluvión de información en línea que se arroja todos los días y facilitando la inmersión completa en un viaje aislado de narración musical”.
Y así como existen piezas lujosas como “Zinc”, hay otras como “Bloom” o “Eraser” en donde es inevitable perderse en la profundidad, en el devaneo emocional, en un viaje intenso por un ritmo equilibrado que mantiene y atrapa, que aprieta y suelta. Me pregunto de nuevo ¿por qué estoy aquí? Porque quiero estar. ¿Por qué pasan las cosas? Algo he hecho que me ha traído hasta aquí. Cierren los ojos y toquen la puerta, alguien los salvara. Frente a la puerta he de enfrentar lo que me trajo hasta aquí. Pero no lo haré solo, está conmigo esta voz, HVOB.
7
Saddle Creek Records / 2019
08/May/2019
¿Cuándo fue que se murió el dance punk? Sí, sabemos que lleva años bajo tierra; sin embargo, también sabemos que bandas como The Faint se encargaron de reavivar la llama a principios de la década pasada, dando vida a una nueva época dorada de enérgicos músicos y pegajosas canciones…. pero, ¿qué fue de ellos?
Si bien llevaba activa más de cinco años cuando se dio esta explosión de bandas indie que nos obligaron a entubar pantalones hasta provocarnos várices, The Faint comenzó a cobrar relevancia hasta la salida Danse Macabre, su tercer álbum de estudio. ¿Cómo olvidar la en aquel entonces gloriosa "Agenda Suicide"?
Desde entonces se ha mantenido constante, lanzando discos y toureando alrededor del mundo, pero, aparentemente, su esencia punk se fue desdibujando en el camino. No hay duda de que se trata de una banda que tienes que ver en vivo, de esas que si no llevas tapones para los oídos te derrite el cerebro, pero a estas alturas puede que ya no sea suficiente.
A cinco años de Doom Abuse, los originarios de Omaha llegan con una nueva placa bajo el brazo titulada Egowerk. Como su nombre lo indica y el contexto actual lo permite, habla de esa extraña e insana relación que tenemos con el internet y las redes sociales, la cual divide y provoca odio, además de alimentar una furia que permea en las letras y los agresivos beats.
“Child Asleep” comienza fuerte y te obliga a subir el volumen, pero conforme van pasando las canciones esta energía comienza a diluirse un poco. Temas como “Life’s a Joke” destacan por sus afiladas letras, llenas de crítica social, mientras que “Young & Realistic” parece ser la más apegada a lo que fueron los mejores años de la banda.
Si los beats provocadores y bailables siguen ahí, además de la actitud retadora, la inconformidad y la crítica social, ¿qué es lo que le hace falta? ¿Qué fue lo que se perdió en estos casi 25 años de carrera?
Egowerk no es malo, pero suena un tanto viejo. Esto, aunado a que no nos hacemos más jóvenes, puede dificultar que nos pongamos a bailar en calzones mientras lavamos la ropa o barremos la cocina. Sí, la nostalgia vende, pero en este caso parece que la nostalgia está usando la máscara de algo nuevo para mantenerse vigente.
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