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Amparo Sánchez y el impulso a la canción latina

Amparo Sánchez y el impulso a la canción latina
Amparo Sánchez y el impulso a la canción latina

Artista(s)

21/Nov/2012

Amparo Sánchez

Alma de cantaora

Kasba Music

2012

Durante su pasada visita a México, Kevin Johansen contaba la anécdota de cuando conversaba con un músico uruguayo que con sinceridad le dijo: -afortunadamente, tú no eres un “cansa-autor”-. Y es que la losa debida a que te relacionen con la trova –vieja o nueva- es muy pesada de cargar. Hoy día parece un estigma muy hippie eso de ceñirte a la escuela de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.

Sin embargo, la canción latinoamericana tiene un panorama muy amplio y diferentes tradiciones a las que acercarse. El mismo Johansen se define como un músico desgenerado, pues no se apega a un solo género; lo mismo le ocurre a gente como Jorge Drexler y Lila Downs, o también a Vicentico, Natalia Lafourcade y Juan Campodónico. Llegan a un punto de entrecruzamiento tal de ritmos que no es fácil definirlos.

Tal es el caso de la segunda producción solista de la española Amparo Sánchez, quien mientras liderara al grupo Amparanoia se movía entre aquello considerado como rock mestizo, o “buen rollito” –como algunos lo nombraban despectivamente-. Cierto, había mucho de militancia “políticamente correcta” a lo Manu  Chao, pero también un entusiasmo inquebrantable por abarcar muchas otras músicas y sonoridades.

Y es que con su nuevo disco viene incluido un guiño distractor; al llamarse Alma de cantaora podemos pensar que la cosas van por el flamenco, pero no es así. Amparo tira por delante a la canción popular cubana. El título más bien es un drible para dejar de lado eso de “cantautora”. No hay una justa equivalencia para eso de singer-songwriter. Y no viene mal sentirse cantaora antes que otra cosa.

Lo que sí ha hecho es profundizar en sus capacidades como compositora; sobre todo porque la base musical es acústica –destacando las guitarras y el contrabajo-. Debió trabajar a fondo para obtener textos interesantes y en buena medida lo ha logrado, como en “Pulpa de tamarindo”: “Yo tengo un amor rebelde y marginal” o en “Vieja pasión”: “Casi morí en un mar profundo, el universo era tan turbio y tan hostil”. En ambas hay una evocación al trópico, al calor de las playas y sus grandes pasiones. En la segunda se acompaña con la compositora y cantante cubana Mane Ferret.

Y es que de las colaboraciones aflora el lustre que engala al álbum. Allí está ese volcán del fraseo que es Arianna Puello en “La flor de la palabra” –inspirada en versos del Subcomandante Marcos- y los buenos amigos de Calexico en “Muchacho” poniendo su toque desértico y misterioso. Mientras que cuando le da por soltar hiel ante el imperialismo acude a Bebe para cantar “Fuera fiera”: “Una gota de sol, una luna escondida, canto por una ley que respete tierra y vida”. 

Desde el entorno mismo de la granadina tienen bien claro de que va el disco: "es vitalista y desprendido, realizado por alguien capaz de valorar los placeres de la vida… donde la rebeldía innata se mezcla con la sencillez espontánea”. Luego entonces no es un disco de rock; no le preocupa bajar la velocidad y coquetear con otras formas, como la de la canción mediterránea en “La cuenta atrás”.

Aquí cuajó todo aquello que en su primer disco en solitario, Tucson-Habana, apenas se esbozaba. Aunque de aquellas sesiones levantó una amistad con el hombre al frente de Giant Sand que ahora se refleja en “Free day”, que posee el ralentí típico de Howe Gelb.

En Alma de cantaora se evoca a figuras como Benny Moré, Bola de Nieve, Los Panchos y especialmente a La Lupe, cuyo sentido trágico se retoma en “Que te pedí”, tremendamente llegadora y tocada tan sólo con guitarra, contrabajo y voz. Para luego sumergirse en el reggae junto a sus colaboradores Chalart 58  y Bongo Botrako y darle la vuelta al tema que le da nombre. Una canción que también abre el álbum y que incluye la voz de la Abuela Margarita, curandera y guardiana de la tradición maya, que nos recuerda que: “Lo mejor es no tener miedo; el poder está dentro de nosotros”.

Es así como a través del canto y la palabra busca llevar hasta buen puerto a sus causas e ideales; Amparo apuesta por una revolución íntima y privada, una que se centre en el individuo y para ello busca reconciliar naturaleza y pasión; gracias a ello obtiene frases que se quedan en la memoria, como aquella que brota de “Pulpa de tamarindo”: “Si el futuro es un envase vacío, habrá que reciclarlo, amor mío”.