Favoritos

Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.

192154
Entrevista con Liars

Entrevista con Liars

Angus Andrew, líder de Liars, comparte detalles de su álbum The Apple Drop y vuelve al 2001 para reflexionar sobre la carrera del proyecto.

Para bien o para mal, Liars ha logrado desmarcarse del post-punk revival neoyorkino y su decadente lista de seguimiento. Hace tiempo que dejó de ser la banda de dance-punk que recibió al milenio con They Threw Us All… (2001) y, bueno, hasta hace poco ni siquiera era una banda, sino que se había convertido en una firma solista. Pero, ahora, con el entusiasmo de una nueva década, el proyecto liderado por el filipino perdido en Nueva York Angus Andrew ha encontrado un motivo para reinventarse una vez más. Esta vez, se trata del álbum The Apple Drop, nacido a partir del trabajo lírico de su esposa Mary Pearson, así como de una serie de jam sessions entre el compositor y sus otrora músicos en vivo Laurence Pike (batería) y Cameron Deyell (multiinstrumentista), aunque refinado por el propio Andrew en soledad con la ayuda de “una gran bolsa de hongos mágicos, otra gran bolsa de yerba y todo el tiempo del mundo para desarmar el material”.

The Apple Drop es el álbum psicodélico por excelencia desde su gestación (el mismo título es un juego de palabras entre “the acid drop”, o sea, “la gota de ácido” y la anécdota del descubrimiento de las leyes de gravedad). En sus 11 cortes subyace una serie de experiencias de Andrew con la psilocibina, componente activo de los “hongos mágicos” con el que el músico se ha apoyado para dejar los ansiolíticos y, de paso, ampliar sus horizontes a la hora de componer: “Cuando tomas una pequeña cantidad, los efectos de esta sustancia son más profundos; se relacionan con la reconexión de caminos en tu cerebro y con reaccionar a la música de una manera muy física. Hubo algunas decisiones que tomé mientras creaba las canciones que fueron directamente influenciadas por momentos donde tocar o agregar efectos resonaba conmigo físicamente”.

El resultado de este proceso no fue un viaje interno lleno de colores y sonidos binaurales, sino una jornada espacial de corte cinematográfico que continúa la experiencia de Andrew como musicalizador del filme 1/1 (dir. Jeremy Phillips, 2018): “Ciertamente, entender cómo funciona un soundtrack en términos de llevar al espectador por la cinta es una forma muy interesante de comprender la música y su relación con el escucha”. El discurso del álbum, empero, no sigue la tradición de la ciencia ficción; no despotrica contra la destrucción del planeta ni contra los políticos extremistas, como algunos usuarios en internet han puntualizado al descubrir que Andrew escribió la letra de “Sekwar” el mismo día de los disturbios en el Capitolio (2020). Por el contrario, expresa el estado decadente del mundo del que Andrew fantasea con escapar: “Para mí no fueron esenciales esos pensamientos del Capitolio y del mundo quemándose por el cambio climático; más bien, éstos fueron significantes de esas ideas de las que uno quisiera alejarse. No hay algo realmente crítico de esas situaciones, sino solo un sentimiento de no querer tener nada que ver con eso”.

La historia del álbum, en pocas palabras, es la de alguien que mira hacia atrás en búsqueda del inicio, solo para comprender que ya se encuentra ahí. El tiempo es un círculo y mientras más indagues más lejos llegas, pero, también, más te acercas a donde empezaste. Son ideas de exploración que se relacionan con mi propio camino creativo”, comparte Andrew.

Con la llegada del décimo álbum, Andrew ha encontrado una oportunidad para romper la difícil barrera de reencontrarse con los primeros trabajos de su trayectoria y se ha plantado de frente a un trabajo que, de tan personal, apenas alcanzó la etiqueta de rock experimental por parte de la prensa: “Sí, la etiqueta es muy engañosa porque hay música más experimental ocurriendo ahora mismo. Pero creo que lo que hace Liars es experimental a su manera. Cuando comencé a hacer canciones, encontré algunas etiquetas muy frustrantes, pero con los años entendí que la prensa solo usa estos puntos de referencia para ayudar a otras personas a entender la música y adentrarse en ella. Tal vez, mi ha carrera completa se ha tratado de hacerle ese trabajo más difícil a los periodistas”.

Para los medios y los primeros fans de Liars, quizá, el reconocimiento era más fácil cuando el grupo figuraba en los charts del post-punk revival neoyorkino, un capítulo en su historia que Andrew abraza con orgullo pero del cual ha logrado pasar página por las buenas: “Creo que siempre va a haber una forma de post punk revival, porque el post punk es más bien un punto común de entrada para la gente que no quiere hacer música de una forma tradicional. Nosotros fuimos muy afortunados de haber estado en Nueva York en aquel momento del post-punk revival. Ocurrió el 9/11 y, para quienes estábamos ahí, se sintió como si el mundo entero tuviera la vista puesta en la ciudad; a pesar de la tragedia, fue una gran época para ser creativo. Pero me alegra que Liars haya tenido la oportunidad de evolucionar desde entonces, porque muchas bandas que conocí en aquel tiempo se quedaron encasilladas de una manera que tuvieron que seguir repitiendo una fórmula”.

La oportunidad de estar en control del proyecto y llevarlo a cualquier dirección es muy importante y ha estado ahí desde el principio. Nunca quisimos que Liars fuera una banda con roles tradicionales. Nunca estuve interesado en que el baterista fuera solo el baterista, o que el guitarrista fuera solo el guitarrista; creo que las cosas emocionantes ocurren cuando esos roles son mucho más difusos”, agrega el líder del grupo.

Es esta nueva encarnación de Liars, conformada por Andrew, Laurence y Cameron, la que desea preparar una gira de The Apple Drop cuando llegue el momento. Mientras tanto, Andrew continuará su jornada espacial hacia los orígenes de su proyecto con la reedición de los demos y b-sides pertenecientes a la primera época de la banda, con los que los seguidores “sabrán que no todo en lo que estábamos interesados en aquel momento se encontraba dentro del género del dance-punk, aunque sí era lo que más nos cautivaba”, agrega el compositor. Además, no descarta la expansión de su proyecto musical; esta vez, acompañado de nuevas voces: “Ahora que estoy más consciente de cómo funciona todo, puedo estar más abierto a una colaboración. Y creo que eso es una posibilidad emocionante, porque nunca sabes qué puede ocurrir cuando conectas con otras personas”.