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Entrevista con Cecilia Toussaint

Entrevista con Cecilia Toussaint

Viva la Vida, Cecilia…. Y que nos dure hasta “Tres metros bajo la Tierra”.

61 Años para Mi…Cecilia Toussaint: 

Recuerdo que en alguno de mis tantos tiempos muertos dejé por escrito que “en el mundo hay mucha gente y que en él debe haber alguien como yo”. No tengo la certeza de que también te sientas rara y con defectos, pero tu búsqueda de latas vacías por los callejones y tus súplicas a Godofredo por exorcizar tus miedos llaman mi atención y me hacen pensar en que, como siempre lo has dicho, “existe el amor a primer oído”. 

Escucho “Sirena de Trapo” y la melancolía que en 1946 me hizo pintar El venado herido se convierte en eso que llamas “alma de aserrín”. Por circunstancias inexplicables me llegó la noticia de que besas mi recuerdo con tu voz. “Frida no es solo una artesanía” replicaste a uno de los diarios con mayor circulación nacional y hasta ahora tengo la oportunidad de escuchar y sentirte en el rol de mi muy querida amiga Concha Michel. 

Te lo agradezco, Cecilia; has logrado lo que dije hace años: “Encarnar la autenticidad y ser lo más parecida a ti misma”. Viva la Vida para ti y para las y los que hacen posible Cada Quien su Frida: Ofelia Medina, Ángel Chacón, Montserrat Revah Federico Luna.

(***)

Frida Kahlo es un personaje entrañable y complejo que se ha convertido en un arquetipo. Puede gustar o no, pero lo que me importa es mi trabajo como cantante y lectora. Quiero tocar a la gente y dar a conocer el sentido y las palabras de otra persona” responde Cecilia Toussaint al narrar su experiencia al lado de José Alberto Parra y Carmen Domingo, equipo con el que ha colaborado durante los últimos meses para los 10 capítulos sobre la biografía de Frida. 

Anexo al proyecto de Storytel, la puesta en escena de Cada Quien su Frida en el Teatro Wilberto Cantón, el trabajo en su próximo álbum (Cromático) y sus planes de grabar fuera de México, Cecilia dio apertura a su permanencia (y novedad) entre la biblioteca musical de los sectores más jóvenes y -de la mano de One RPM- enriqueció el catálogo de Spotify con la digitalización de sus 11 álbumes. 

“Estoy en un momento de mucha creación. En enero voy a lanzar un sencillo en co-autoría con Gabriel Roffman. La idea global del disco la tuve desde el principio, pero estoy grabando poco a poco. Por otro lado, tengo en mente un proyecto que será un homenaje a autores que me gustan. Estoy muy ilusionada”.

“El rock es una forma de vida y se vuelve una bandera para las generaciones”, ha mencionado en más de una entrevista. En el borde de una década en la que proliferan vientos de pesimismo y desaliento, explicar el viaje cotidiano entre “Me siento bien pero me siento mal” e “Independencia y vida” resulta una válvula de escape. 

“Apoyarme en las plataformas de streaming fue un proceso importante, complejo novedoso y un camino totalmente nuevo. Para mí, esto no existía. Mi equipo y yo hemos ido aprendiendo a meternos en ese nuevo espacio que también es un nuevo mundo. Hay muchas cosas que de pronto van demasiado rápido; es muchísima información. Yo sola no iba a poder. Estuve viendo opciones y tomando decisiones para saber con quién iba a trabajar ese material”.

“Castillos de arena”… pero también para las y los que vienen atrás

Los 40 años de trayectoria de la cantautora han dejado claro que la digitalización ha sido solo uno de los múltiples (y significativos) esfuerzos para acercarse al público joven, pues no solo le interesa hacerlo como artista, sino también como mediadora. Para ella, el camino entre su primera presentación al lado del grupo Arpía (esta en septiembre de 1983) y sus planes de producir fuera de México le han enseñado dos cosas fundamentales: Es más útil compartir que ayudar y “uno tiene que saber quitarse y hacer espacio para los que nos suceden, sea en la composición, la parte técnica o la ingeniería”. 

Dentro de las y los jóvenes que han tenido la oportunidad de ser parte de la esquizofrenia musical de Cecilia Toussaint, se encuentra Ricardo Salvador, un músico “impecable, con letras y melodías hermosísimas” que logró captar la atención de la Sociedad de Autores y Compositores de México y la Secretaría de Cultura. 

Al hacer referencia al sustento de los 14 temas de Faro (2015), la participación de Cecilia como jurado en las becas María Grever parecería resultar una suerte de destino cruzado, pues -como bien lo expresa la voz detrás de “Latin Funk”- “es poco común encontrar ese amor a primer oído, pero no hay por qué darle vueltas a la decisión”.

“Tuve que esperar dos años para poder buscarlo porque si en ese momento estaba en el concurso no me parecía ético. A veces lo stalkeaba, me metía a Internet e investigaba su trabajo. Cuando dejé de ser juez, pedí a gente del auditorio si me podían dar su teléfono. Nos vimos e hicimos clic instantáneo. Originalmente lo llamé para grabar un tema y terminamos un disco completo. De pronto descubres gente talentosa en el camino y por supuesto quieres estar cerca”.

(***)

En la mayoría de las adaptaciones del diario de Frida Kahlo resalta el siguiente párrafo respecto al ir y venir cotidiano: “Cada tic tac es un segundo de la vida que pasa, huye y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto desinterés que el problema es solo saberla vivir. Que cada uno lo resuelva como pueda”.

A pocos días de cumplirse el primer aniversario del nombramiento de Cecilia Toussaint como Patrimonio Cultural Vivo de la Ciudad de México, la artista insiste en el rechazo a cualquier relación como persona pública. En un paralelismo a su declaración de “Frida es mucho más que una imagen preconcebida”, Cecilia resuelve su vida a partir de una presentación que prolonga a quien interpreta “Prendedor” y “La Viuda Negra”. 

Para ella, afirmar la existencia de una mujer con polvo en las venas y corazón de cacto implica exaltar las partes (y personas) que -como escribiría Frida- “son lo más parecido a la propia María Cecilia Toussaint”: La simbiosis música/maternidad y la complicidad familiar frente a los públicos. 

“Estar arriba del escenario es como regresar al seno materno porque me hace recordar que el juego con mis hermanos siempre involucró la música. Había una comunicación que iba más allá de lo musical. Lo mismo me sucede con mi hijo; compartir el escenario a su lado es un regalo de la vida y un placer que disfrutaré hasta el día que nos dure. [André] me lee perfectamente. Lo traje en la panza cantando nueve meses, pateaba cuando escuchaba ciertas cosas. Era nuestra manera de jugar”.

Viva la Vida, Cecilia…. Y que nos dure hasta “Tres metros bajo la Tierra”