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Entrevista con Animal Collective

Entrevista con Animal Collective

Crear, vivir y crecer solo es posible entre sonidos.

En 1999 David Portner (Avey Tare), Noah Lennox (Panda Bear), Josh Dibb (Deakin) y Brian Weitz (Geologist) daban inicio a lo que se convertiría en uno de los proyectos más emblemáticos de la experimentación del nuevo milenio. Animal Collective marcaba un antes y un después para los sonidos de indie Y2K y garage revival de la época, propulsados por intenciones noise, art folk y electrónica psych.

Tras el lanzamiento de Spirit They're Gone, Spirit They've Vanished (2000) la agrupación se mantendría en movimiento discográfico con nueve LP’s durante los años siguientes, sumado a múltiples presentaciones en vivo y un desarrollo excepcional de proyectos personales. Previo a la llegada del confinamiento, los oriundos de Baltimore se reunieron en una cabaña a las afueras de Nashville para reagruparse en lo musical, sesiones que dieron origen a los dos materiales siguientes: Time Skiffs (2022) e Isn’t It Now? en septiembre de este año.

Con esto en mente nos sentamos a platicar sobre el reciente lanzamiento con Brian Weitz, quien nos habló del nuevo take de experimentación al interior del álbum, reflexiones sobre el acto creativo y una mirada sobre todos los años compartidos, musical y personalmente, al interior del cuarteto.

“Fue extraño, como dos realidades sucediendo al mismo tiempo”, esta es la frase con la que abre el músico al preguntarle sobre la distancia entre la composición y materialización del nuevo LP. El confinamiento, aunado a las nuevas formas intra industria, obligaron a Animal Collective a dosificar los temas compuestos hasta su lanzamiento casi cuatro años después. Si bien la interpretación en vivo y las giras en solitario ayudaron a quitar el foco del desfase artístico, la sensación prevalecía entre los estadounidenses.

Musicalmente tenemos cosas drásticamente diferentes en mente, aún cuando pasamos los días hablando con la prensa y reviviendo el proceso de este material. Creo que es un recordatorio de no dejarnos diluir entre el pasado y el futuro. Nuestro centro no está exactamente en estas canciones, pero seguimos habitándoles en lo cotidiano”, comparte Geologist.

Con más de 20 años de trayectoria -30 si nos ponemos estrictos con sus años juveniles- el voltear atrás sobre materiales pasados no es realmente novedoso, pero el espíritu de cada disco parece diferenciar la experiencia de una u otra forma. En el caso de del material coproducido por Russell Elevado el punto rojo lo marca la captura sensible. En palabras del integrante.

Creo que capturamos, mejor que en cualquier otro punto de nuestra trayectoria, el sonido de nuestra sensación al estar juntos, tocando en un mismo cuarto”.

Weitz y compañía parecen mantener al mínimo esta autoexaminación al mínimo, volviendo rara vez sobre cortes pasados, lo que coloca en un lugar aún más espacial el rigor con el que abordan su presente creativo. Sin que esto interfiera con la identidad, voluntaria o accidental, que el proyecto ha formado desde esos primeros encuentros en la Waldorf School of Baltimore.

Quizá el tiempo nos ha relajado, hemos aceptado que inevitablemente habrá ciertos significantes, ideas a las que recurrimos instintivamente como Animal Collective, ya no peleamos contra eso. Pero tomamos muy seriamente la intención de no repetirnos, de hacer algo nuevo, de querer sorprendernos”, remarca Weitz.

Paralelamente, contextualizar esta presión lejos de la ansiedad que puede representar el proceso (resignificado durante años) aparece más que necesario para el colectivo. Quienes consideran que “[...] el acto creativo no tiene por qué ser parte de una progresión. No tienes que mejorar o llegar a algún punto, solo estar presente y seguir lo que te inspira en ese momento”. Una resolución más que satisfactoria si pretendes mantenerte dentro de lo musical con la experimentación como bandera.

Isn’t It Now?  nos presenta un nuevo formato respecto a la inventiva del proyecto, priorizando el acercamiento material sobre el teórico. Los integrantes se familiarizaron con nuevos instrumentos, inspirados por el abordaje vivido durante las sesiones de Weitz junto a John Cale.

Cuando los cuatro nos acercamos a estas clase de ideas, sin pensarlo demasiado o discutirlo, terminamos en lugares completamente nuevos”.

Con Portner en el bajo eléctrico, Dibb en el piano, Lennox en en los platillos y Weitz en los sintetizadores Animal Collective daba la vuelta al proceso experimental, colocando el riesgo creativo lejos de la ruta esperada por su público. Quienes han llegado a catalogar los últimos dos lanzamientos de poco rebuscados; sónicamente quizá, pero el proceso impone un cristal diferente a los nueve tracks.

Toda esta frescura y novedad de crear con instrumentos tan poco familiares se transmite a la manera en la que nos relacionamos. Tras veinte años de tocar juntos reconozco el rasgueo de Josh en la guitarra, pero escucharlo como tecladista es una experiencia drásticamente distinta”, comparte el músico.

Este abordaje de lo musical (profesional en este punto) parece apoyado por una filosofía personal por parte de Weitz, quien parece haber encontrado un sweet spot entre el nihilismo optimista y un impulso sensible imparable, atravesado en cada punto por quienes le rodean.

Creo que sólo trato de abrirme cada vez más, sin esperar nada. Al mismo tiempo no creo poder empezar a describir lo afortunado que me hace sentir el poder pasar el tiempo con mis mejores amigos, haciendo de la música un medio de vida para sostener a mi familia”.

Con una carrera tan fructífera tras de sí, Animal Collective cataloga la presión por los años venideros en dos grandes grupos: el monetario (por los cambios en las dinámica de consumo musical) y el creativo (donde la única verdad es la propia).

Como resolución casi simultánea el músico se decide por el movimiento sensible, el presentismo y la firme convicción que le ha unido todos estos años al quehacer creativo.

El único propósito que tengo es el de seguir tratando, seguir haciendo que las cosas pasen y ser tan consciente de ello como me sea posible”.

Nuestra entrevista cerraba con un Geologist completamente anclado en las esferas que parecen haberlo hecho evolucionar durante todos estos años: familia, amigos y sonido. Emocionado por lo que esté por venir, negando cualquier posibilidad de salida fácil, con la sorpresa cargada en cada falange y sobre cada instrumento que llegue a caer entre la jungla del proyecto.

Usualmente no me detengo a pensar en las cosas que habría hecho diferente pero, cuando llego a hacerlo, descubro que rara vez son musicales. Se trata de nuestra amistad, momentos en los que pude haber sido más empático con alguien en la banda, expresarme mejor en alguna conversación, etc. Creo que es de los pocos lugares donde no me molesta sentirme parte de una linealidad, quiero avanzar sensiblemente. Es lo que ha mantenido unida a la banda todos estos años, lo que nos ha permitido crear juntos, viajar juntos, vivir juntos; crecer”.