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The Radio Dept. en SALA Corona

The Radio Dept. en SALA Corona

Editorial
Bere Rivera

Bere
Rivera

24/Feb/2017

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SALA Corona

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La espera terminó en una noche extraña al ritmo de los sintetizadores de The Radio Dept.

Después de seis años de no pisar tierras mexicanas, The Radio Dept. regresó para ofrecer un show en SALA. Desde temprano, la fila daba vuelta hasta la avenida Oaxaca, todos impacientes por entrar. Una vez ahí, se colocaban en el perfecto spot para ver a esta agrupación que apenas el año pasado lanzó Running Out of Love y que como parte de su gira promocional tuvieron el tino de hacer una parada en nuestro país.

Previo a su show, hubo dos bandas encargadas de abrir con un set de media hora cada una. La primera de ellas fue Mylko, un dúo que aunque muchos no tomaron en cuenta, otros se movían de manera inconsciente al ritmo de sus beats. Posteriormente fue el turno de Germans, una dupla de Brooklyn, Nueva York, que aunque tuvo varios problemas de audio casi al final de su presentación, no dejó de mostrarse agradecida con el público por lo bien que tomaron estos inconvenientes y por supuesto, de hacerles caso, ya que como es bien sabido hasta que no salen los protagonistas de la noche todo el mundo se centra en pláticas, buscar a sus amigos y beber cerveza.

A punto de ser las 11.00 pm, ya todo estaba listo para recibir a TRD y qué manera de iniciar, pues aunque ellos agradecieron las ovaciones, nuevamente el audio fue un problema y las luces también. Apenas y podía distinguírseles las caras y descifrar si el guitarrista/baterista/encargado de los sintetizadores era hombre o mujer. Después de que Johan Duncanson dijera algunas palabras a la cabina de audio el conflicto pasó y era momento de iniciar la verdadera fiesta… que aunque muchos no lo notaron, sí tuvo fallas considerables.

Empecemos con el hecho de que “Never Follow Suit” -una de las canciones más esperadas y coreadas de la noche- no sonó como debió de sonar. Martin Larsson (teclados) se confundió en un momento y no logró que hubiera una buena secuencia en los cambios de ritmos. Esto no solo ocurrió en ese tema sino en otros más. Y ni hablar de que en algún punto del concierto se sentía que estabas escuchando pistas y que la guitarra de Johan era de mentira y lo único verdadero era su pacífica voz. Por su parte el bajista, que también jugaba un poco como guitarrista y baterista, así como el hombre (sí, era hombre) de cola de caballo que manejaba los sintetizadores, eran dignos de admirarse no solo por su flexibilidad y habilidad a la hora de tocar los instrumentos, sino por las ganas que colocaban en cada una de las rolas y precisión en los acordes, secuencias de beats y uso de los efectos en los pedales -dependiendo el caso-.

Con todo y lo malo los ánimos jamás decayeron. Resultó impresionante ver cómo la mayoría de la audiencia sacaba sus celulares solo en ocasiones esporádicas pues su atención se centraba únicamente en la banda, que para su set eligió, como era de esperarse, más temas de Running Out of Love que de sus discos predecesores. Sin embargo, no dejaron de lado canciones como "The New Improved Hypocrisy", "David" y "Bus".

Entre los puntos más altos de la noche estuvieron, obviamente, "Committed To The Crime", "We Got Game", sí, con todo y todo “Never Follow Suit”, "Heaven's on Fire", "Swedish Guns" y "Occupied", la encargada de cerrar la primera parte de la noche y que los suecos -que la mayor parte del tiempo se mostraron inmutables y solo de vez en cuando expresaban su aprecio por la calidez y buen recibimiento del público- no dudaron en prolongar hasta que todos quedaron perdidos en esos sintetizadores energizantes.

Como era de esperarse Johan y compañía regresaron para ofrecer un par de temas más. Entre ellos “1995”, que únicamente sonó con dos guitarras. Seguido de este throwback nostálgico hubo todavía más melancolía con “Why Won’t You Talk About It?”, a la que se unieron el resto de los integrantes y así dieron término a una extraña pero buena noche de jueves, que tanto The Radio Dept. como los que los escucharon por más de una hora, no dudaron en agradecer por tocar sus éxitos pero sobre todo, por el buen rato que los hicieron pasar.

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