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A/Vision 2: Inolvidable arte electrónico

A/Vision 2: Inolvidable arte electrónico

Diego Álvarez
Oscar Villanueva @TheOzcorp

Oscar
Villanueva @TheOzcorp

24/Oct/2014

Muchos esperaban con ansías esta noche por encima de los eventos en la Megapantalla o el Foto Museo, ya que los montajes del Teatro de la Ciudad han tenido los momentos de audio y video más memorables del festival, tal es el caso de Sepalcure o Le Revelateur; y si bien el año pasado no hubo la gran cosa en cuanto a video-performance se refiere, en esta ocasión se pagaron deudas y con incontables creces.

El primero en aparecer sobre el escenario de tan prestigioso teatro fue Oneohtrix Point Never que, al lado del diseñador Nate Boyce a cargo de las proyecciones, arrancó con una estruendosa pared de sonido que como si se tratara de un globo que se llena de aire, se desinfló totalmente a pocos minutos de haber iniciado debido a las obligadas fallas técnicas que inundan las producciones en nuestro país. "¿Alguien quiere contar algún chiste mientras?", preguntó el productor a la confundida y fastidiada audiencia que asintió sin otro remedio.

Un par de minutos después el show dio inicio, ahora sí, con una pared de sonido electrónica por parte del norteamericano que nos visitara el año pasado en el festival Ceremonia, que tenía como complemento proyecciones 3D en la parte de atrás del escenario de figuras imposibles que se crecían y decrecían pero, debido a la superficie rugosa de plástico que se usó para la proyección, la magia se perdía ya que se veían claramente las arrugas de la zona de proyección. A final de cuentas, la música rescató el fiasco.

En el cambio de set, con una cortina para tapar el escenario, la gente iba y venía de sus asientos en el teatro. Una vez anunciada la tercera llamada, el telón se izó y pocos, sino es que nadie, estaba preparado para el shock audiovisual de NONOTAK Studio. Compuesto por el músico y arquitecto japonés Takami Nakamoto y la ilustradora francesa Noemí Schipfer, el dueto se encontró dentro de tres paredes de tela que proyectaron relámpagos de luz dentro y fuera de si mismos, que al ritmo de poderosa y veloz electrónica que Takami se encargó de desatar en frenesí total, el espectáculo fue como pocos. Rápidamente uno se podía perder en las siluetas y ritmos. Veloces, intermitentes e intensos; l realidad parecía implotar en ese pequeño cubículo de luces.

Muchos quedamos con el palpitar acelerado y parecía que nada podría superar semejante experiencia, pero lo que siguió sobre el entarimado fue algo sin precedentes. En una mezcla de danza contemporánea, mapping, tecnología, robots y música electrónica, resultado de la unión de las mentes creativas de Mikiko, Satoru Higa, Satoshi Horii, Motoi Ishibashi y Daito Manabe, la compañía de danza Eleven Play montó una compleja, hipnotizante y conmovedora presentación que nadie de los presentes podrá olvidar en una vida entera.

Describir o platicar la presentación no haría justicia al complejo montaje que, divido en partes con cajas, vestidos, manos con láser y drones en forma de pirámide, mantuvieron a todos los presentes con la boca abierta hasta el suelo, como si de una realidad totalmente ajena se mostrara frente a ellos pero, como buenos guías en una realidad ajena, al final salieron todos los creativos y el grupo de baile para saludar y agradecer a los testigos.

No está de más agradecer a MUTEK por traer desde Japón (con todo y proyectores de primer nivel) este tipo de montajes, ni está de más agradecer a los creativos por empujar los límites y bordes de los conceptos de performance. Sin duda, no hay gracias suficientes para elogiar ese tipo de proyectos, veladas y mentes que colindan en una hermosa noche de arte y cultura electrónica.

Diego Álvarez

REDACCIÓN:

Diego
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