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A 15 años del 'Pieces Of People We Love' de The Rapture

A 15 años del 'Pieces Of People We Love' de The Rapture

La nostalgia inmediata.

La primera década de los 2000 para muchos fue una época de cambios constantes y de continua adaptación, para otros se trataba de descubrir y de crecer. La industria de la música probablemente vivía estas dos facetas, el boom de Myspace en Latinoamérica estaba cerca de ocurrir, y una ola de bandas independientes estaban abrazando nuestros oídos, The Rapture era parte de ella.

En el 2006 la banda Nueva York ya venía de dos materiales; Mirror (Gravity Records 1999) y Echoes (DFA Records 2003), éste último álbum los había puesto de lleno en el radar. Echoes nos regaló entre otras cosas, una canción homónima y el hit, “House of Jealous Lovers”, un disco en general visceral, sucio, explosivo y emocionante, suficiente para crear una base de fans robusta en diferentes lugares del mundo.

Después de Echoes la expectativa natural se sentía y The Rapture nos regaló Pieces of The People We Love, que hoy a 15 años de ver la luz es detonador de nostalgia, aunque, ¿Qué buen disco no lo es?

Los neoyorquinos muy a su forma se hicieron un lugar en la pista de baile y con este disco nos demostraron que les agradaba estar ahí, Pieces of The People We Love resultó ser un trabajo más limpio respecto a lo anterior, se nota el cálculo y  otra actitud, abrió un abanico de recursos que le dio una personalidad particular al disco, además de consagrar el uso de cencerro y la particular voz de Luke Jenner.

Con el paso del tiempo da la sensación de que el disco se asienta cada vez más en el gusto colectivo, si bien tres lustros no es mucho si es suficiente para hacer un corte caja, y este es muy positivo, tal vez para algunos no es el mejor disco de la banda pero para nada es indiferente, se le quiere y se le quiere bien, marcó a una generación y nos remite a la nostalgia inmediata.

The Rapture ha sido siempre un efímero golpe en la cara que te despierta para ir a la fiesta, y este disco lo demuestra, “First Gear”, “The Sound”, la canción homónima al disco o “The Devil” son la prueba de que el objetivo siempre ha sido el guateque, y qué decir de “Get myself into it” o “Whoo! Alright- Yeah… Uh Huh.” que son las culpables que desde hace quince años no dejemos de mover los pies. En total 10 canciones que se complementan muy bien.

El arte del disco es una fotografía de la estética del momento, una portada que muestra a los que entonces eran cuatro integrantes de la banda con pantalones entubados looks despeinados, playera y sacos estrechos más un juego de colores muy lindo. Cabe mencionar que la dinámica del show en vivo se enriqueció con este material y aunque suene a obviedad, no siempre pasa.

Ha sido confuso encasillar a la banda y a sus discos en un género y la tarea es innecesaria, se sienten un montón de influencias pero The Raputure suenan a ellos, han sentado una importante base para lo que pasó después.

Hoy celebramos y rememoramos un disco que invitó a bailar y a cantar a una generación, y que misión ahora es hacer lo mismo, hacerse atemporal y adolescente por siempre.