Llega un viernes más, acercándonos al término del 2017, viernes de quincena y de free jazz en una fecha más del Festival Aural.
Con la ayuda de sonoridades del saxofón, clarinete, un salterio e incluso instrumentos tradicionales taiwaneses, Marcos Miranda logra mantener atentos a los espectadores ejecutando lo más oscuro de lo oscuro, sonidos inentendibles, disonancias estridentes y suaves melodías por momentos, interpretando un remolino esquizofrénico conteniendo todo tipo de emociones. ¿Qué tanto habrá comprendido, disfrutado o dormido el público en esta primera parte de la noche?
Chicago Underground Duo es bien conocido por sus movimientos poco convencionales en la música sincopada, donde por momentos suenan a acid, hard o incluso hasta cool, pero también hay momentos donde puede llegar a adentrarse en atmósferas un poco más experimentales, pero al juntarse con Roscoe Mitchell lograr cruzar completamente la línea de lo extraterrestre y llegan a seducir el término avant garde.
Roscoe es una de las más grandes leyendas de la música de experimentación y free jazz, así que al iniciar él toma el liderazgo del bosquejo de improvisaciones, un complejo estridente y desordenado, o más bien, controlado únicamente por impulsos, sensaciones y la interpretación sin impedir la liberación de su propio ser musical. Mitchell junto con Chicago Underground Duo tiene ese algo que lo hace muy diferente, más interesante y aún más extravagante que otros músicos experimentales, las pistas, las percusiones, el uso de samples en vivo y por momentos los metales del Duo que lo acompaña hicieron menos tediosa la musicalización que atacó nuestros oídos.
Al siguiente instante, Chicago Underground Duo toma el control de la presentación y comienza a sonar algo más agradable al oído, sonidos suaves y oníricos, por fin el Anfiteatro Simón Bolívar puede llenarse de música un poco más entendible, más convencional, pues claro, este Duo tiene otro tipo de educación y visión al componer música.
Esto es música que puede llenarte de mucha energía, que puede tomar tu conciencia y llevársela de viaje, transportarte a lugares recónditos jamás explorados, pero si no estás acostumbrado a este tipo de energías musicales puedes retorcerte de desesperación, puedes morir miles de veces y no encontrar la salida de este infierno o incluso desparramarte dormido, puedes sentir regocijo espiritual, una explosión emocional o solamente disfrutarlo como una expresión más de la música, pero al final sea como sea el free jazz te hace sentir.
Solo cabe imaginar que es lo que pasa por la cabeza de estos músicos, ¿qué es lo que controla los sonidos que salen de sus instrumentos?, ¿son sensaciones?, ¿recuerdos?, ¿escalas o rítmica?, quizás simplemente dejarse llevar y tocar sin pensar en absolutamente nada, instintivamente, eso solo lo sabrán ellos.