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Prácticamente esto es lo que realizamos en Sonoridad, a partir de la recopilación de datos exponemos bandas integradas por mujeres antes del movimiento riot grrrl, compartimos sellos fundados y encabezados por mujeres, notas, lanzamientos y hasta localizamos músicas en la ficción, sin embargo la más grande recolección de información la realizamos antes de entrar al siguiente año.
Al iniciar este proyecto parecía sencillo localizar fechas importantes para alimentar redes sociales, pero no tardé en comprobar que en la música (de acuerdo con los espacios que reúnen efemérides) las mujeres únicamente nacen, se casan, se reproducen y se mueren. Los debuts, la continuidad de los lanzamientos, los datos de producción e hitos dentro de una trayectoria son mínimos, evidenciando que el registro preciso y exhaustivo nunca ha sido sobre nuestra historia paralela.
En el ejercicio de recopilar datos anuales, notar los huecos siempre plantea muchas más preguntas respecto al canon, el reconocimiento y hasta la necesidad de tener una lista de clásicas, por esa razón la primera columna del año llega con una extensa lista de aniversarios. Tenemos mucho que celebrar en Latinoamérica, desde el debut de Kenny and The Electrics, Santa Sabina, Julieta Venegas, Francisca Valenzuela y la llegada de Malamarismo de la Mala Rodríguez, mientras que en otros territorios debemos recordar la aparición de Cocteau Twins, Shonen Knife, PJ Harvey, Stereolab, Tori Amos, Erykah Badu, Alabama Shakes y St. Vincent hasta el último disco de Sugar Cubes y el lanzamiento de las recopilaciones que nos acercaron a Siouxsie and the Banshees y The Vaselines.
También es un año para recordar la gloria que acompañó la grabación de Amazing Grace (1972) de Aretha Franklin, Big Science (1982) de Laurie Anderson y The Reminder (2007) de Feist, además del lanzamiento de muchos otros discos que conectan la diversidad del pasado con lo que ocurre en la actualidad, pero por cuestiones de espacio no podré enlistar aquí las más de 150 producciones que deberíamos considerar como nuestras clásicas.
Además de la lista de discos, la revisión de aniversarios nos permite encontrar hitos en nuestra historia, así como en el 2021 proponíamos celebrar 30 años del movimiento Riot Grrrl, en el 2022 nos toca apropiarnos de “Hound Dog”, rescatar la versión original de Big Mama Thornton.
La canción compuesta por Jerry Leiber y Mike Stoller para Willie Mae Thornton y grabada el 13 de agosto de 1952, fue reconocida como una de las 500 canciones que le dieron forma al rock and roll, lo antecedió como categoría y género, ayudó a definirlo con su interpretación. Fue hasta 1984, el año de su muerte y de su ingreso al Salón de la Fama del Blues, que Big Mama Thornton recuperó la intensidad emocional de “Hound Dog” como una expresión propia y no de Elvis Presley o cualquiera de las 250 versiones que le siguieron.
Se habla continuamente del uso de la guitarra y el resto de la instrumentación de “Hound Dog”, es el anticipo del rock apartándose del estilo del rhythm and blues centrado en los metales, sin embargo el gruñido y la fuerza de las palabras son las que adoptó Elvis Presley, su versión tiene un ritmo completamente diferente. El 2 de julio de 1956, el cantante que coronarían como rey la seleccionó como su tercer sencillo para Sun Records, el gruñido se volvió su marca y la de muchos otros vocalistas blancos de la época.
Pocos se interesaron en la grabación que realizó Thornton cuando tenía 25 años, una canción de la que llegaron a venderse dos millones de copias, ella solo recibió un cheque por 500 dólares. La industria y el público descartaron automáticamente su influencia, las mujeres negras fueron eliminadas del rock and roll y trasladadas a un concepto suavizado, pero el gruñido logró sobrevivir en las vocalistas del rockabilly.
Seguramente podríamos contar otra historia de la música si empezáramos por ahí, la propuesta va más allá de “Hound Dog”, se trata de nombrar a Big Mama Thornton, colocarla en la línea de tiempo unificada y ponerla entre nuestras clásicas, además de recordar que la emoción se puede copiar, pero si no puedes sentir el blues en el legado de su voz, tienes un gran agujero en el corazón. Como diría Willie Mae: “You ain't no real cool cat”.