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Incomunicación y ocaso emocional

Incomunicación y ocaso emocional

Desde Hace mucho que te quiero (su anterior filme) el realizador Philippe Claudel manifestaba un interés particular por plasmar el complejo entramado emocional sobre el que se construyen los vínculos familiares y las relaciones humanas en general. En Antes del invierno (su tercer trabajo), Claudel continúa con esta exploración de las contradicciones y conflictos que se generan al interior de las familias y las parejas.

La trama se centra en Paul (Daniel Auteuil), exitoso y respetable neurocirujano quien vive una pacífica existencia casado con Lucie (Kristin Scott Thomas), habitando una casa de ensueño donde pasa su existencia entre agradables comidas familiares en los bellísimos jardines que rodean su hogar, la convivencia con su hijo, su nuera y su nieta, y las ocasionales partidas de tenis con su amigo y otrora compañero universitario Gérard (Richard Berry).

Un buen día, una serie de ramilletes de rosas empiezan a llegar de manera anónima e incesante a la casa, el consultorio y el hospital donde trabaja. De forma paralela, por casualidad Paul se encuentra en la calle con Lou (Leïla Bekhti), la agradable chica que le atiende en una cafetería que visita habitualmente. Estos dos eventos que en principio pareciesen inocuos y no guardar relación entre si, producen en Paul una sensación de inquietud e irritabilidad que lo distraen de su labor y hace su carácter más volátil, hosco y taciturno de lo habitual. Reacciones que se acentúan conforme los días posteriores siguen llegando más ramilletes, y empieza a toparse con Lou en diversos lugares de forma cada vez más frecuente.

Para ese momento, es evidente que la relación sentimental entre Paul y Lucie tiene ya notorias grietas: el primero parece incapaz de hablar con su cónyuge, de decirle lo que siente y lo que le esta pasando. Por su parte Lucie no sabe que hacer, y sus esfuerzos por acercarse a su marido fracasan, y al mismo tiempo tiene que lidiar con su neurótica hermana, los conflictos maritales de su hijo, y la afinidad que siente hacia Gérard, quien se ha convertido en un apoyo emocional importante para ella.

Al tiempo que la distancia entre Paul y su esposa se acrecienta, este se va acercando gradualmente a Lou. Tras haberla acusado de ser la responsable de los obsequios anónimos, irónicamente encuentra en ella una especie de remanso de paz y complicidad, y la percibe como alguien en quien se puede confiar y con quien (paradójicamente) se siente capaz de expresar abiertamente su sentir; y de marea recíproca Lou le expone su propia fragilidad.  Esta identificación hará que sus encuentros aumenten,  a la par de las ausencias del doctor en su hogar, las cuales Lucie resiente de forma silenciosa. Todo este proceso es exteriorizado de manera sutil a través de su jardín, metaforizando el status de su relación con las etapas estacionales: verano cuando todo parece estar en su punto más alto, otoño cuando se acrecientan los conflictos y Lou aparece en sus vidas, y así sucesivamente. El epílogo del relato nos permite atestiguar la llegada de un nuevo verano, donde las cosas son nuevamente bellas y exuberantes y todo parece volver a ser como antes, pero que (como veremos en el inesperado desenlace), es evidente que todo ha cambiado.

Antes del invierno es una película de ritmo sereno, donde las situaciones se van generando de una forma natural, y permite al espectador irse sumergiendo gradualmente en el complejo universo interno de sus protagonistas e involucrarse de manera directa con sus miedos, incertidumbres, soledades y aprensiones. El efectivo retrato sobre una debacle matrimonial que aunque no devasta a todos los involucrados, si les deja cicatrices imborrables, un doloroso recuerdo y fisuras en las paredes de su aparente vida exitosa.