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Conspiración y poder

Conspiración y poder

Conspiración y poder. Develar la verdad puede tener un alto precio.

El quehacer periodístico ha sido un tema que ha sido llevado reiteradas veces al cine. Ya sea para reflexionar acerca de su poder (El ciudadano Kane, Welles, 1941, Buenas noches y buena suerte, Clooney, 2005), criticar su sensacionalismo desmedido (Cadenas de roca, Wilder, 1951; El cuarto poder, Costa-Gavras, 1997), exaltar el valor del periodismo de investigación y la responsabilidad social que ello conlleva (Todos los hombres del presidente, Pakula, 1976; En primera plana, McCarthy, 2015) u homenajear el valor de aquellos que, tratando de denunciar injusticias, arriesgan su propia vida (Desaparecido, Costa-Gavras, 1982; Veronica Guerin, Schumacher, 2003).

Conspiración y poder se une a la lista de películas que nos muestran los entretelones de la labor informativa veraz y sus alcances, pero también sus posibles e imprevistas consecuencias, enfocándose en el trabajo periodístico de fondo producido para la televisión, y en particular en uno de los mayores hitos en este ramo: el programa 60 Minutes, producido por la CBS.

Basado en las memorias de la periodista Mary Mapes publicadas en 2005 bajo el título de Truth and Duty: The Press, the President, and the Privilege of Power, el filme narra como la propia Mapes -en ese momento una celebridad por haber revelado las torturas y violaciones a los derechos humanos cometidos por soldados norteamericanos en la prisión de Abu Ghraib en Irak- decide hacer un reportaje de fondo sobre el entonces presidente George W. Bush, enfocado en la posibilidad de que él mintiese acerca de su servicio militar, y hubiese recibido un trato preferencial que le permitiese evitar ser reclutado y enviado a pelear en la guerra de Vietnam.

Dicho reportaje es elaborado por un equipo de investigadores seleccionados por Mapes, teniendo como soporte principal una serie de documentos proporcionados por el ya en ese entonces retirado Teniente Coronel Bill Burkett. El programa es transmitido en horario estelar semanas antes de que se celebren las elecciones en las que Bush busca su reelección, y es presentado por Dan Rather, conductor estrella de la cadena televisiva y amigo y colega de Mary.

Cuando todo parece haber salido bien -y que Mary Mapes se ha anotado otro tanto a su favor en su prometedora carrera- los eventos dan un giro inesperado, y la veracidad de los documentos es puesta en duda, así como el trabajo y la objetividad de Mapes, su equipo, y la cadena televisiva misma se ponen en tela de juicio en lo que más tarde sería conocido como la Controversia de los documentos Killian.

Rápidamente, el vino de la victoria se transforma en amarga hiel cuando Mapes, Rather y todo su equipo es sometido a una gran presión, acoso y una crítica feroz por parte de otros medios, especialistas y hasta la opinión pública. Aunque es evidente que algunos integrantes de estos sectores no son sino recalcitrantes partidarios de Bush, los periodistas no solo no pueden autentificar de modo contundente que los documentos sean legítimos, sino que además su fuente de información (Burkett) comienza a contradecirse y perder su credibilidad.

Para colmo, al linchamiento mediático de que ya son objeto, se suma la propia CBS, quienes, buscando de alguna forma deslindarse del posible escándalo que tienen en manos, orquestan una comisión que realice un meticuloso y despiadado escrutinio a cada uno de los autores e involucrados en el reportaje, tratando de dilucidar si tuvieron un móvil político en específico que les motivase a producirlo.

Mientras los interrogatorios e indagaciones se llevan a cabo, todo el equipo de Mapes y ella misma son sujetos de cierto hostigamiento, e inclusive a algunos de ellos se les prohíbe la entrada a las instalaciones de la televisora hasta que el veredicto de la investigación en curso sea dado a conocer. Dicha resolución puede costarles las carreras -y su integridad ética- a todos ellos.

Conspiración y poder es una afortunada ópera prima que nos hace meditar, por una parte, sobre temas que competen a la labor periodística como la objetividad, su código de ética y la importancia de sustentar y corroborar sólidamente cualquier información y su fuente. Pero por otra parte es un atractivo retrato sobre un momento específico en la historia de los Estados Unidos, en el que cuestionar al poder en turno no era muy bien visto, y a pesar de la siempre cacareada libertad de expresión, existía un velado y efectivo mecanismo de represión, por lo que el precio a pagar por tratar de divulgar la verdad podía ser muy caro y devastador para quien se atreviese.