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Como parte de las películas que compiten por el premio Mezcal (otorgado por jóvenes estudiantes que conforman el jurado), del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, el día de ayer se presentó Workers, filme del mexicano José Luis Valle, en el que se retrata una historia de dos distintas personas que, ante el menosprecio de sus actividades laborales, deciden realizar acciones extremas que, paradójicamente, los llevan a conseguir el éxito en sus respectivos trabajos.
Precedida por un éxito importantísimo en la pasada edición de la Berlinale, Workers muestra dos historias paralelas: por una lado la del inexpresivo Rafael, un hombre dedicado a su trabajo, sin vacaciones tomadas y feliz de cumplir con sus actividades pero al que le es negada su jubilación y pensión debido a su estatus migratorio irregular, destinándolo a más años de trabajo en la misma empresa. Por otro lado, está la historia de Lidia, leal y eficiente sirvienta de una millonaria mujer que, tras su muerte, decide heredar toda su fortuna a su mascota, una perra de nombre Princesa, a quien Lidia deberá atender impecablemente hasta el día en que el animal muera, y cuando eso suceda, la herencia brincará de la perra a ella.
Así, narrada a través de ritmo lento con planos fijos y largos, y aderezada con un agradable toque de humor negro, el filme muestra las paradojas existentes en el mundo laboral, en el que el reconocimiento y éxito llegan no necesariamente cuando se labora de la mejor manera. Rafael consigue su jubilación y pensión cuando, tras serle negado su retiro, se dedica a boicotear la empresa con pequeñas acciones que le cuestan miles de pesos a la empresa (rompe focos, deja la llave del grifo abierta y hace mal uso de las instalaciones); mientras que Lidia consigue librarse de su trabajo y alcanzar un reconocimiento económico cuando decide terminar con la lealtad a su difunta patrona, para planear y ejecutar la muerte de la perra Princesa.
Son dos historias que caminan paralelamente, y cuyo único factor común es el lugar donde suceden, la ciudad de Tijuana, lugar en el que el director decidió filmar debido a que considera un crisol de historias en donde relatos como este suceden.
Sin embargo, a pesar de parecer un trabajo de denuncia social, José Luis Valle manifestó, al término de su película, que esta no era intención. “No quise hacer un panfleto ni una película discursiva. Jamás fue mi intención que la película tuviera esta lectura. Lo que yo quise es dar pinceladas de distintas realidades y que éstas cobren su propio significado”
A pesar de ser una película efectiva y bien lograda, y del éxito cosechado en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en donde consiguió venderse a países como Suiza y Francia, Workers no fue seleccionada para exhibirse dentro de la competencia oficial iberoamericana del Festival de Guadalajara, sino en una sección paralela que busca hacerse del Premio Mezcal, un galardón no oficial del certamen.