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Camille Claudel en la mirada de Bruno Dumont #FICM11

Camille Claudel en la mirada de Bruno Dumont #FICM11

23/Oct/2013

Camille Claudel 1915 (2013) de Bruno Dumont llegó a esta décimo primera entrega del Festival Internacional de cine de Morelia por cortesía de Mantarraya Films.

La película gira en torno al personaje de Camille Claudel, la escultura azotada que fuera amante de Rodin, y su inmersión dentro del núcleo de la locura; la última puerta de la percepción. En esta cinta, de corte contemplativo bressoniano, Dumont tuvo a bien explorar la locura de los últimos años de la artista (durante su reclusión) y, al mismo tiempo, el demencial fervor de Paul, el hermano de la artista. En una charla que mantuvimos con el director francés, él se refirió a lo poco justa que la historia del arte ha sido con algunas mujeres al no existir realmente muchas creadoras reconocidas en este ámbito tan misógino.

El cine de este realizador se ha caracterizado por un profundo sentido religioso y por una mirada crítica-contemplativa en torno a Dios y la institución eclesiástica: "Buñuel abrió el camino para criticar lo religioso, pero debemos continuar esa labor", expresó Dumont, quien resultó ser todo un fanático buñueliano.

El director de La Vida de Jesús (1997) y de Humanité (1999) vuelve a trabajar una alusión al proceso de ruptura con la religión entendido desde la represión secular hacia el hombre: “No debemos tener a la Iglesia como un templo, sino como una sublimación del hombre hacia una experiencia estética, extrasensorial y equiparable con el arte”.

Una de las facetas más interesantes de la película es la exploración en torno al tema de la demencia que el realizador emprendió, por un lado desde la perspectiva de Camille y por otro desde la de su hermano: “Son dos caras de una misma moneda hacia la locura, Paul Claudell es un ser extremadamente religioso. Muestro cómo ambos hermanos comparten un desapego completo por la realidad, desde el amor y la devoción hasta el desequilibrio mental”.

Otro elemento importante de la película fue la magistral actuación de Juliette Binoche: “Juliette es una actriz muy talentosa, el problema con ella era poder lograr que mantuviera un estilo de actuación más contenido, en relación a la locura, para mostrar la complejidad en la que se situaba el personaje”, definió el cineasta. El mismo Dumont habló sobre la experiencia de trabajar con las enfermas mentales del sanatorio: “Estas mujeres parecían muy felices ante la cámara, era algo muy funcional para la película aunado a la ayuda que pudo representar esta dinámica para ellas, claro, sin ninguna pretensión extra de colaborar en su tratamiento o cura temporal. Se quedó en la película, se hizo y eso fue todo,” concluyó Dumont con tono absoluto.