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Navajazo: cicatrices de una ciudad #FICUNAM2014

Navajazo: cicatrices de una ciudad #FICUNAM2014

03/Mar/2014

Navajazo

Ricardo Silva

Richard Lewis, Amador Granados, Yareni García

México / Francia, 2014

Julia Pastrana / Specola

Navajazo (2014) es una película parte documental, parte ficción que muestra distintos habitantes de Tijuana, esa ciudad al norte del país que es una herida abierta entre dos países que no terminan por resolver su situación sentimental. Las personas que transitan por el filme son como puñaladas con vida propia que frente al lente de Ricardo Silva, se vuelven cercanas. De ninguna manera diría que son bellas pero como me dan ganas de decirlo. De darle las gracias a Ricardo por ese close up de las llagas de nuestra sociedad que siempre tratamos de olvidar y se revelan en este filme con su personal franqueza.

Con imágenes de alguna fiesta setentera, se narra la angustia de un mundo apocalíptico que surgió así, como si nada. Y de la misma manera comienza la película, sin mostrarnos los navajazos, las cicatrices que están a punto de asomarse hasta que es inevitable, observarlas. Me pregunto qué diría Luis Buñuel de esta obra, que voltea, sesenta años después de Los Olvidados, hacia esos personajes que nadie quiere mirar. Ahora son otros rostros, otras historias y ha cambiado la manera de narrarlos pero al final son los mismos que preferimos ignorar en nuestra rutina pero que por alguna extraña razón, tal vez morbo, tal vez arte, no podemos evadirlos en los trabajos de Buñuel y de Silva.

A lo largo de tres capítulos, se descubren personajes de la sui géneris sociedad tijuanense que nos muestran el dolor y lo sublime de sus vidas. Yonquis, prostitutas, un coleccionista de juguetes, una estrella de videohomes y actores amateurs de pornografía son algunos de los integrantes de este elenco que trata de vivir y entender el mundo bajo las promesas de un salvador celestial y endemoniado.

Otro elemento a destacar es la música, empezando por el músico callejero apodado El Muerto que mediante sus peculiares letras escuchamos el genuino discurso de quien miramos. La banda sonora estuvo a cargo de Albert Pla que supo amalgamar las sensaciones de cada escenario y el sentido de la obra.

Desde Yo, un negro (1958) de Jean Rouch hasta Navajazo, la etno-ficción ha recorrido un largo camino de técnica y discurso para hacer partícipes de los medios de comunicación a los grupos étnicos menos favorecidos. En el caso de la obra de Ricardo Silva, su equipo se ha puesto a disposición de los protagonistas para expresarse con libertad y gracias al oficio de Julia Pastrana, nos entregan un producto artístico de gran valor estético, documental o de entretenimiento retorcido. Espero tengan la oportunidad de conocerla y dar su veredicto.