Ciervos: electro pop chileno orgánico y alivianado

No deja de sorprenderme la constante explosión musical que se vive en la escena chilena; uno de mis últimos descubrimientos lleva por nombre Ciervos y ha lanzado ya un EP titulado Paranoia Fauna.

Envuelto en un sonido pop, la música de Ciervos resulta agradable paras ser escuchada en cualquier momento y, sobre todo, como una auténtica bocanada de aire fresco frente a la calamidad citadina en la que nos vemos envueltos constantemente.

Este proyecto, cuyo vocalista escapó de la atiborrada ciudad portuaria de Valparaíso, Chile, para llenarse de elementos naturales que fueron construyéndose dentro de su cabeza, pinta los paisajes del interior chileno que sirvieron como elementos catalizadores para un material que los hace evidentes.

La aventura empieza con “Exploradores”, primer track de Paranoia Fauna y sencillo promocional que sirve para engancharse con un sonido vibrante y rítmico que invita a formar parte de la aventura musical. En esta primera canción destaca el trabajo lírico: determinado, sólido y natural. Si bien en la versión final no se aprecia lo orgánico de la canción, “Trotamuendos”, antecedente de “Exploradores”, deja en evidencia el trabajo en maqueta logrado por Pepe Bravo y su cómplice de aventura, vocalista, guitarrista y tecladista también, Karen Aedo.

Es así que, gracias al trabajo en medio de paisajes naturales de su país, Ciervos acierta en dotar de mayor personalidad a sus canciones con la acertada decisión de sumar sintetizadores que envuelven el trabajo de este proyecto dentro de la escena que comparten con proyectos como Dënver o Prehistöricos.

Es posible que las comparaciones no se hagan esperar, pero no importa, ya que el sonido de Ciervos si bien contiene elementos compartidos, no deja de buscarse un espacio propio en el que la búsqueda le provea de características propias que marquen la diferencia dentro de la escena independiente chilena.

Y es que Ciervos seguirá la experimentación musical, patente en Paranoia Fauna, en el que se aprecian sentimientos diversos y el permiso que ellos mismos se otorgan para jugar y experimentar con sus canciones; así sucede desde la alucinante e introspectiva “Ohana”, probablemente mi favorita; hasta la más electrónica y alocada “Voy y vuelvo.”