Bloques de apartamentos, espectaculares batallas, excepcionales dramas, pintas de comedia, largos años de estudio en bellas artes y comunicación audiovisual en Tokyo y la suma de una creatividad inigualable, ese es Satoshi Kon; director, guionista y diseñador de animación nacido en Hokkaidō, Japón, en 1963.
Influenciado por el maestro Katsuhiro Ôtomo, (con quien supo de inmediato que teníaa algo en común y que el destino lo llevó a ser participe de World Apartment Horror, para la que escribieron el guión y misma que adaptó en manga), sus filmes se caracterizan por la complejidad psicológica, personajes realistas, los diseños de escenarios y la mezcla paralela entre la realidad y los sueños.
Debutó como director de la mano de su padrino profesional, ésta vez dejándolo en segundo plano como supervisor en su opera prima Perfect Blue, thriller psicológico que basado en una novela fue una producción destinada al público adulto, se descartó de los tópicos más comunes de la animación japonesa, encargada de hacer de Mima, el personaje principal, una locura en carne y hueso, pues al confundir su realidad y su imaginación, su verdadero yo y su alter ego comienzan a enfrentarse a lo largo de una serie de asesinatos y misterios sin resolver.
Cuatro años más tarde, su segunda producción cinematográfica salió a la luz bajo el nombre de Millenium Actress, igualmente producida en los estudios de animación Madhouse, mismos que se convirtieron en la casa de este grandioso director. En dicha película, Satoshi Kon no solo se encargó de la dirección, sino también del guión y el diseño de cada uno de los personajes. Un apasionante drama que nos invita a viajar por la mente de la actriz con un planteamiento muy diferente, pues esta vez, son los flashbacks los responsables de intentar llevarla a buscar aquel gran amor.
Por su parte, Tokyo Godfathers de 2003, nos hace ver de una forma distinta el concepto de la Navidad, para después dar paso a Paprika, que al día de hoy, es su última película; una historia basada en una novela de ciencia ficción muy reconocida en Japón. Científicos investigando la desaparición de uno de sus inventos, misma historia que logró explotar todas las excelentes cualidades que poseía este gran artista.
Un mundo de sueños descontrolados, mezcla de anhelos, bandas sonoras excepcionales, paradojas sin final y considerada una de las grandes mentes del anime, Satoshi Kon recrea un mundo de fantasía, drama, comedia y complejidad en cada uno de sus trabajos.
A los 46 años, mientras trabajada en la película The Dream Machine (2010) fue diagnosticado con cáncer terminal, por lo que decidió retirarse y vivir el resto de sus días en la comodidad de su casa. Murió el 24 de agosto de 2010, pero aún podemos sentirlo en cada uno de sus maravillosos largometrajes. ¡Larga vida a Satoshi Kon!
