El recinto estaba más que puesto para disfrutar una noche de luces, ritmo y sabor. Sonido Gallo Negro eligió el Plaza Condesa para el lanzamiento de su nuevo álbum, Sendero Místico, con el que incitan a perder el estilo sin remordimiento alguno.

En punto de las nueve de la noche, con pocos pero bailadores espectadores, Matorralman subió al escenario como telonero de la que sería una gran presentación. Influenciados por sonidos de los 60, acortaron la espera y prendieron los ánimos de los asistentes quienes, sin dudarlo, se dejaron envolver por su estilo y guateque estelar. "Chicas Kamikase", "Go Go Girl" y "El Taxi del Mañana" fueron algunos de los temas que cimbraron el lugar.

Todo estaba listo: el güiro, la guitarra, el bajo y, por supuesto, el theremin, estaban en su lugar, esperando ansiosos por desatar una fiesta llena de misticismo y armonía.  "La Patrona" y "El Ventarron" se apoderaron del lugar seguidos de "Alfonso Graña", la cual fue acompañada con los pasos extravagantes de una bailarina que se contoneaba al compás de la melodía.

Los invitados especiales no podían faltar y, sorpresivamente, Alexis de Pate de Fuá subió al escenario para agregar un toque folklórico a la mágica velada.  Finalmente, tras hacernos deambular frenéticamente en su Sendero Místico, terminó el festejo lleno de furor y cadencia. Agradecidos por el apoyo, Sonido Gallo Negro prometió volverse a encontrar pronto con su público siempre fiel a la cumbia psicodélica.

Cerca de las 20:00 horas The National ofreció un concierto que parece, no será recordado como uno de sus mejores. Más allá de breves fallas con el sonido, me parece que los de Cincinnati se disfrutan más en un espacio oscuro y pequeño. El Foro Sol no les brindó el crédito que merecen y la melancolía que impera en temas como “Afraid Of Everyone”, “Fake Empire”, “Mr. November” o “Squalor Victoria”, misma que quedó opacada por la dimensión del recinto. Ni modo.

A las 21:30 horas las luces del Foro Sol se apagaron y el riff de “All My Life”, la espectacular batería en “Rope”, así como las palmas y los coros de la gente en “The Pretender”, fueron suficientes para entender por qué han crecido y se han convertido en una de las bandas más explosivas de la actualidad con una base rítmica infalible. El talento estallado y Dave Grohl ha mutado en uno de los músicos contemporáneos más importantes de los últimos 15 años.

La gran pasarela que atravesó el recinto se usó por primera ocasión al sonar el clásico “My Hero”, en el que Dave Grohl terminó en un cierre espectacular con su baterista o, mejor dicho, el atleta de tiempo completo de los Foo Fighters,Taylor Hawkins, como si el maestro de la percusión estuviera supervisando al más brillante de sus alumnos, para después seguir con “Learn To Fly”, esa puerta hacia la nostalgia y recuerdos de la adolescencia en muchos de los presentes.

Los particulares riffs de Grohl, tan simples en su esencia, tan sencillos pero tan directos, que van marcando el camino para que la explosividad de los otros llegue, se reflejó en “Arlandria” y, otro clásico, “Breakout”, coreada por todos para terminar con una voz que estalló y que parecía homenajear a su ex compañero, Cobain.

De su primer disco “For All The Cows”, que se transformó en un blues exquisito; y “Big Me” dieron paso a la brutalidad de “Stacked Actors”, que mutó como el tema más pesado de la noche con el hard rock y reminiscencias a Zeppelin en el fondo, con Grohl al centro de la pasarela y Chris Shiflett en el escenario, compartiendo un gran desafío de solos.

El stadium rock de “Walk”, “These Days” y la americanisima “Generator”, continuaron con el festín de talento y palmas que dieron paso a uno de los mejores momentos de la noche con la grandísima “Skin And Bones”, “Monkey Wrench”, que mutó en otro gran blues; “Hey Johnny, Park!”, “This Is A Call”, de su primer álbum; y un excelente cover a “Young Man Blues” de Mose Allison.

“Best Of You” se convirtió en uno de los momentos más emotivos de la noche. Cantada por la mayoría y llorada por algunos, anticipó el final. Entre aplausos, llegó el encore que mostró a un Dave Grohl vulnerable con su guitarra acústica en “Wheels”; finalmente, una bella versión de “Times Like These”, “Dear Rosemary” y el clasicazo “Everlong” terminaron con la exitosa primera visita de Foo Fighters en nuestro país.

24 canciones, un bochornoso momento con una piñata y miles de voces que se extinguieron cuando fueron encendidas las luces del Foro Sol. El agotamiento del atleta Taylor era notable y la satisfacción de Grohl se reflejaba en sus lagrimas. La promesa de regresar a México se había firmado, el cielito lindo se escuchaba y las miles de voces se fueron satisfechas.

Ver a Foo Fighters en vivo es una experiencia infinitamente superior que la de escuchar únicamente sus discos. Más allá de que la adición de un tecladista es por demás acertada, lo más sobresaliente de sus presentaciones en vivo es que, además de rendirle tributo a sus versiones de estudio con una energía y explosividad extraordinaria, varios de sus temas se convierten en experimentos de improvisación con el blues y el hard rock como base. En vivo, éstos no son temas convencionales, sino un ejercicio arriesgado por mostrar al rock en su estado de exposición más directo y crudo.

Serio contundente para concierto masivo del año. Qué tipos…

El 12 de diciembre, día importante para cierto sector de la población, tuvo lugar un evento que poco tiene que ver con el famoso símbolo religioso que se festeja normalmente. La cita fue en el Plaza Condesa, donde la marca de tenis Converse anunció dos fechas en México como parte de la iniciativa Rubber Tracks Live.

Dicho evento generó gran expectativa por la participación de los oriundos de la gran manzana, Phantogram, acompañados por los nuevos talentos Acidandali y Ratbot, además del ya consolidado en la escena nacional Rey Pila.

Con una organización en horarios poco antes vista, el evento corrió según la hora pactada. En punto de las 9 de la noche subió al escenario Acidandali, trío chilango que complació a la escéptica audiencia con temas de su álbum Un Ruido, contagiando a muchos de su inagotable energía que desprende el garage-noise.

Treinta minutos después llegó el turno de que Ratbot pisara el escenario y con él, una profesionalidad en las vocales impecable. Con canciones del álbum Whtdrgs, el dúo formado por Julio Rodriguez y Marco Paul (Sour Soul), acompañados por Nicolas Detta en la batería, cautivó a la cada vez más numerosa audiencia con su pasión penetrante cargada de soul y diversas mezclas con música house.

La noche seguía y las emociones al reconocer los samplers que Ratbot utilizaba, como Michael Jackson con“Speed Demon” y “Thriller”, dejó al público listo para recibir a Diego Solórzano y compañía.

Con un caluroso recibimiento, Rey Pila hizo su aparición en la que fue su última actuación del año. Acompañado por su numerosa banda, dio inicio a si set con “Blast” para después interpretar temas de su segundo álbum, incluyendo el nuevo sencillo “Alexander”, siguiendo el ritmo de los sintetizadores característicos de su nueva producción discográfica.

El recién apadrinado por Cult Records tocó durante casi una hora ininterrumpida con el volumen al máximo en las guitarras, mismas que resonaron con “Order Police” y  “No Longer Fun”, dejando el escenario listo para la llegada de Phantogram.

Con “Machine Gun” de Portishead anunciando su llegada, Phantogram apareció con una actitud de agradecida y fresca energía. El dúo conformado por Josh Carter y Sarah Barthe pisó de nueva cuenta nuestro país para presentar Voices, su nuevo material de estudio, manteniendo la agitación de la audiencia en alto durante toda su presentación, logrando que no cesara de bailar en ningún momento.

Después de tocar temas como "As Far As I Can See" y “Black Out Days”, uno de los mejores momentos llegó con "Fall in love”, en el que Sarah manifestó su emoción por regresar a México. Por último, cerrando con broche de oro la primer fecha de Rubber Tracks Live en México, "Celebrating Nothing” marcó el fin de una larga noche llena de distintos ritmos, estilos y sonidos para recordar.