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tune-yards — I Can Feel You Creep Into My Private Life

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tune-yards
I Can Feel You Creep Into My Private Life

4AD Records / 2018

Artista(s)

tune-yards

Una oda posmoderna al caos: tune-yards.

Fascinante desde el primer play, I Can Feel You Creep Into My Private Life, cuarto álbum de estudio de tune-yards, es un experimento que hay que ir descubriendo poco a poco. “Heart attack” es el comienzo perfecto para lo que acecha después; las primeras teclas y aplausos nos invitan a quedarnos, a entrecerrar los ojos y tratar de entender el camino que pinta la voz de Merrill Garbus mientras se adentra en un misterio retro y luminoso.

Hacia el principio, “Coast to Coast” parece ser un tema introspectivo, pero inmediatamente después, canciones como “ABC 123” nos llevan a un polo opuesto, hacia una catarsis que tiene que ver con las presiones de algo que va más allá de nosotros como el gobierno, las injusticias, el medio ambiente y la tormenta de impotencia que se nos revuelve en el estómago.

Siempre merece la pena detenerse para apreciar la maravilla que Garbus logra con la forma en que utiliza su voz. En tracks como “Colonizer” es fácil perderse en la frontera que se desdibuja entre la esencia de la melodía y la mecánica de un sonido que se convierte en un instrumento más. Es en este punto cuando golpean de vuelta a la realidad líneas tan poderosas como “I use my white woman’s voice to tell stories. I smell the blood in my voice. (Utilizo mi voz de mujer blanca para contar historias. Huelo la sangre en mi voz)”.

Desde que tune-yards apareció en el radar de muchos con “Gangsta”, fue evidente que parte de su magia proviene de la complejidad de su mezcla. tune-yards se escucha con audífonos, se cierran los ojos y uno se deja sorprender al descubrir que las canciones se convierten en espacios, en una experiencia que, de alguna manera, alcanza a abarcar más de un solo sentido. Esta marca registrada del grupo regresa en canciones como “Now as Then” jugando con la tensión, la paciencia y hasta con la cacofonía, con el caos y la armonía.

Este es un disco que se merece escuchar de principio a fin. Es una carretera sin descansos que va adquiriendo velocidad hasta que un tope nos detiene en “Home”, una canción más alejada de los beats que hacen bailar involuntariamente; pero aunque el ascenso se reanuda hacia “Hammer” y su vibra primitiva producto de la influencia multicultural que va desde Sudáfrica hasta Haití, queda la sensación de que nunca se alcanza a recuperar la velocidad de la primera mitad del álbum.

I Can Feel You Creep Into My Private Life es una oda a la dualidad, la locura y el caos. Es un disco que habla de vivir en este mundo hoy, de la angustia en la que convive la ansiedad individual con el caos del exterior. tune-yards lo vuelve a hacer casi tan bien como en su álbum debut pero ahora con la habilidad adquirida de hablarle de frente al escucha y pedir: “Close you eyes, get in touch with the physical sensations coursing through your body (Cierra los ojos, conéctate con las sensaciones que corren por tu cuerpo)”. Merrill Garbus y compañía han descubierto en su música un superpoder y no tienen miedo de utilizarlo.