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14/May/2014
El Columpio Asesino
Ballenas Muertas en San Sebastián
Mushroom Pillow
2014
Un golpe de metal en plena marcha de cacerolas que las madres ya no tienen con qué llenar, balbuceos distorsionados, los niños que no tienen qué comer, una secuencia demencial que se difumina, otra advertencia, comienza el frenesí de “Babel”; la tierra tantas veces prometida.
“La raza acumulada se ha convertido en lágrimas amargas”, como la tierra misma en las naciones que se dislocan. El primer lamento después del silencio de El Columpio Asesino y su regreso al ruedo, en el que esta vez el toro que se lidia es el de la desesperanza.
“Escalofrío” por la influencia de Geoff Barrow en el ritmo que complementa las frases siempre profundas y precisas. La canción que da título al disco y su misión recae en la lírica destructiva que surge en una noche etílica, la vida sigue o intenta seguir su curso ante las amenazas de invasión, las alertas radioactivas, los accidentes, los fuegos provocados, las “Ballenas muertas en San Sebastian” es la miseria que nos hace despertar conciencia de que todo tiende a estar mal en el mundo.
“A la espalda del mar” se fraguan las historias de encanto, en el agua se limpian las conciencias y se ahogan los recuerdos, con la música emanada de estos 5 arcanos viajamos hasta el filo de la tierra. “Anzuelos” para pescar y alimentarnos en ese mismo territorio acuático en el que El Columpio Asesino se inspiró para crear esta obra. El aislamiento necesario y el descanso de andar de gira incendiaron la imaginación de los originarios de Pamplona, que recalcan el nihilismo que recae en su tierra y en el ambiente global.
“Susúrrame” es otro golpe lírico y musical: sonidos discretos, ambientes precisos, golpes secos en secuencia para moverse entre las sombras, guitarras que no se exceden, que aparecen en momentos precisos durante todo el disco. “La lombriz de tu cuello” te ahorca, te succiona la yugular. De nuevo, la epilepsia sónica y la voz calmada y filosa; esos golpes a la sien de sintetizadores: “te ríes demasiado y no le veo la gracia”, te mueves demasiado y es por culpa del ritmo.
“Entre cactus y azulejos” flota esta burbuja de sonidos, sus colores nos han hipnotizado desde que comenzó su travesía sin rumbo pero siempre conociendo su destino final: explotar, desvanecerse, ya sea por causas ajenas o por la física de lo que no es eterno. El columpio rechina y nosotros estamos arriba queriendo llegar al cielo. Este columpio no mata, crea maravillas a pesar de que las ballenas siguen muriendo.