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Neko Case
The Worse Things Get, the Harder I Fight, the Harder I Fight, the More I Love You
ANTI Records
2013
“Publica o muere” no es un parámetro que guíe a Neko Case. Cuatro años después de su Middle Cyclone -número 3 en el Billboard estadounidense- la amazona del alt-country vuelve con The Worse Things Get, the Harder I Fight, the Harder I Fight, the More I Love You para dejar claro que no andaba de parranda, y mucho menos muerta.
La portada, que captura a una Neko fantasmal, azorada por serpientes -como las que rondan su granja en Vermont- es casi una advertencia: “escuche bajo su propio riesgo”. La colección de doce canciones no es apuesta por ningún avant-garde; tampoco el deseo expreso de preservar el éxito del anterior álbum -el quinto en su carrera. Es producto de la depresión, pero también de la total gallardía para compartir, triunfante, improntas de las heridas de guerra.
Aunada a la muerte de su amada abuela, vino la de sus padres, de quienes huyó cuando tenía quince años y con quienes no llevaba buena relación (él, alcohólico; ella “no una buena persona”). Pese a seguir activa en Twitter, durante tres años Case dejó de reír y ser ella misma, según sus propias palabras: “llegué al grado de preguntarme si me estaba volviendo loca”. Cuatro perros, dos gatos, cuatro pollos y un caballo llamado Norman fueron testigos de la tortuosa alquimia que su ama produjo en tracks como “Nearly Midnight, Honolulu”, una pieza casi a capella que ilustra el abuso verbal contra un niño a quien su madre le ordena: “Get the fuck away from me”.
En “Afraid”, un par de pinceladas disonantes acentúan las preguntas filosóficas en el cover de Nico. “Local Girl” decide dar una vuelta por Motown y “Where Did I Leave That Fire” desnuda el sentimiento de la época en que fue escrita: “I wanted so badly not to be me. I saw my shadow looking lost”.
“No es que el álbum fuera creado a partir de situaciones dolorosas; fue creado a pesar de esas situaciones”, ha aclarado ya quien en 2009 cantara “I’m An Animal”, y ahora se convierte en “Man”, power pop en que participa la guitarra de M. Ward (She & Him). Con un mostacho vaquero, la amante de los animales canta la revancha en su video: “Soy un hombre; para eso me criaste. No soy una crisis de identidad; así fue planeado”.
¿Que por qué merece escucharse? Porque la estructura de la mayoría de las canciones se aleja de la estándar, pero no abandona territorio amigable. Porque la catársis de Case es empática. Porque en la era del copy-paste, concretar una obra de arte a partir del duelo merece respeto.