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Warner Music México / 2015
10/Sep/2015
Lemmy Kilmister, el que ha sido el alma de Motörhead desde hace cuatro décadas, lidera la alineación que ya lleva más de 20 años, complementada por Phil Campbell en la guitarra y Mikkey Dee en la batería. Bad Magic confirma que Kilmister aún posee una de las voces más reconocibles dentro del rock & roll, a pesar de recientes problemas de salud, y sus roncos aullidos siguen sobresaliendo en números pesados como el abridor, “Victory Or Die”, y “The Devil” (en donde el requinto virtuoso de Queen, Brian May, se aparece para aventarse unos buenos despuntes en la guitarra principal).
El espíritu del rock sigue estando muy vivo en los cuerpos de Kilmister y compañía; “Shoot Out All Of Your Lights” contiene uno de los riffs más feroces de este álbum, acompañado por la velocidad de Dee en la bataca, con doble bombo y todo, para darle mayor textura a la rola; mientras que el número sobresaliente, “Fire Storm Hotel”, encuentra a los tres veteranos muy bien sincronizados en sus instrumentos en lo que puede ser de los números de rock pesado más pegajosos que escuches este año.
“Till The End”, la música más calmada entre las 13 canciones, revela un lado personal de Kilmister. El guerrero de mil batallas recuerda sus vivencias a través de los años; parafraseando, dice que no quería vivir tanto tiempo, pero ni modo, parece que así va a ser. Son sus memorias, y por cierto, no le importan las tuyas: “No me platiques de tus cuentos de hadas”, canta en medio de sus distintivos gruñidos.
El problema es cuando varias rolas empiezan a sonar casi igual, y dentro del vasto catálogo de estudio, y el amplio y calado setlist en vivo de esta legendaria agrupación, es difícil que pasen a ser memorables. “The Devil”, “Electricity” y “Evil Eye” se fusionan a mitad del álbum en casi un tipo medley. Para el final, no esperaba gran cosa de un cover a los “Glimmer Twins” (Jagger y Richards) en la forma de “Sympathy For The Devil”; pero para mi grata sorpresa resultó ser de lo más destacado en Bad Magic. Bajándole dos rayitas a la intensidad de sus vocales, Kilmister canta hasta un poco lacónicamente las letras del propio Don Lucifer: “si me llegas a conocer; ten algo de cortesía, algo de simpatía y algo de buen gusto”, demanda el distinguido caballero. Así que si te lo topas, ya sabes que hacer.
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Warner Music México / 2015
08/Sep/2015
El cuarto disco de estudio de Foals abre con la rola que da nombre al disco: “What Went Down”. Se trata de un tema pegajoso y lleno de guitarrazos que resulta un tanto saturado pero funciona. “Mountain At My Gates” mantiene el tono gracias a la voz de Yannis Philippakis pero con un ritmo más pop y un coro que recuerda a U2 (no en el sentido despectivo), es no sólo muy radiable sino perfecta para tocarse en festivales y complacer a nuevos públicos o asistentes distraídos. “Birch Tree” es extremadamente melódica y como juega más con la vena electrónica de la banda originaria de Oxford, resulta más bailable. Es de las mejores del disco.
“Give It All” comienza nostálgica, como un lamento, pero poco a poco se llena de energía, como alguien que está por soltar a alguien que le importa: “You caught the bus and I caught the train, all that remains are words in the rain”, canta en Philippakis en este tema que es un poco predecible. “Albatross” es superior con sus cambios de ritmo y por lo mismo es uno de los momentos memorables del disco.
Cuando uno está a punto de cansarse de lamentos, aparece “Snake Oil”, mucho más prendida y rock. Es oscura y juguetona a la vez, dando más protagonismo a las percusiones e incorporando un riff de guitarra que se agradece. “Night Swimmers”, la séptima rola del disco mantiene la energía encendida, mientras que “London Thunder” se diferencia del resto gracias a la introducción de un piano y “Lonely Hunter” prueba una vez más que la banda es experta en crear melodías nostálgicas que se resultan alegres gracias a sus letras fáciles de aprender. Aunque parece hablar de una relación amorosa, una de sus frases de esta rola resume el disco de la banda: “It´s a new day, why must it be the same?”. Y es que si hay algo que no puede negarse es que el disco suena a Foals. Sin embargo esa es precisamente su debilidad, pues por momentos la fórmula puede cansar, como si hubiera tres formatos de canciones de la banda y todas sus rolas fueran una variación de esas tres.
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