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Un experimento social

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Un experimento social

Drag City / 2014

Artista(s)

Ty Segall

01/Sep/2014

Ty Segall es un joven chamán californiano cuyo pasatiempo preferido es subirle a su guitarra, divertirse provocando y luego coleccionar las reacciones cubriéndolas con ámbar. Francamente, no es el tipo de músico que deja satisfechos a todos cuando toca en horario estelar ¿Vieron lo que pasó con Letterman hace tres años? El viejo cerró el acto diciendo a la audiencia "Chicos, ¡no abandonen sus estudios!".

Pero, si es que acaso conozco un poco a Ty, estoy seguro de que esa reacción, en el fondo, lo hizo regocijarse. Ahora, el artista que nunca duerme, luego de la espera más extensa entre entregas hasta la fecha (14 meses), nos compensa con su séptimo disco: Manipulator, la más larga, diversa, madura y mejor producida placa de todo su repertorio.

De nuevo, ¿vieron lo que pasó con Conan O’Brien? Segall agarró valor y volvió a subirse a la tarima del horario estelar para interpretar “Feel” con labial y delineador plateados, tres puntos negros debajo de un ojo y un símbolo al estilo campo de maíz brillando en su playera. Ese desenfado, esa misma seguridad desafiante, que hasta la fecha sigue produciendo una batalla de comentarios en el video en YouTube y que ha sido su firma durante toda su carrera, continúa presente en las 17 canciones de este nuevo disco.

Manipulator es tan atrevido como mixto y pegajoso. El cambio de rumbo en “Sleeper” a un rock sin percusiones basado en la guitarra acústica añadió momentum y enriquece este trabajo. Ese sonido de guitarra de doce cuerdas, afinadas por un estiramiento que hace que suenen a punto de reventar siendo talladas rabiosamente por la plumilla de Segall, es el núcleo melódico de canciones como “The Singer”, “The Clock”, “Stick Around”, piezas con orquestación y riffs que remiten a “Changes” y “Ziggy Stardust” de David Bowie; “Green Belly” y “The Hand”.

El orden de presentación de los tracks es otro acierto de del material: intersectados entre los anteriores encontramos la inicial y carnavalesca “Manipulator”, la veloz y explosiva “It’s Over”, la sobresaliente y setentera “Feel”, la psicodelia arenosa-bañada-por-el-sol de “Connection Man” y el arrebatado heavy rock a todo fuzz de “The Crawler”.

El hábitat natural de Segall es la experimentación y la toma de riesgos creativos; el alto volumen y el fuzz. Su música pertenece a los márgenes estrambóticos de la California rasposa y multicolor, no a la televisión. En ese sentido, sus excéntricas actuaciones en cadena nacional lo delinean y lo autentifican; lo que Ty persigue es el sentimiento, el impacto en el espectador, y parece decirnos: “si ha de ser mediante una experiencia de shock, que así sea”.