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Los Punsetes han decidido subir la montaña del rock

Los Punsetes han decidido subir la montaña del rock
Los Punsetes han decidido subir la montaña del rock

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04/Jun/2012

Entre los que gustan y conocen del rock español ya viene siendo un lugar común decir que Los Punsetes son un grupo de esos a los que amas u odias radicalmente. Y vaya, no es que sean precisamente Manos de Topo -que si rayan en provocar reacciones extremas-, pero algo de cierto había, básicamente por dos razones: su amateurismo en cuanto a calidad de sonido (en disco), composición y actitud; además de la postura impávida de Ariadna, su vocalista durante sus directos. Ella era una estatua cantante y los músicos se dedicaban a lo suyo sin más. Casi parecían más un perfomance arty que una banda de rock. Pero con Una montaña es una montaña (Popstock, 2012), su tercer disco, nos dejan en claro que muchas cosas han cambiado y que su postura es ya mucho más ambiciosa en todos sentidos.

¿Alguien puede decir que les sienta mal asumirse un poco más adultos, aceptar que desean ser músicos profesionales y mejorar en todo lo que se pueda, actitud por delante? Por fortuna, han decidido dejar los clichés del underground y centrarse en lo que cualquier artista debe hacer –y que le da sentido- crear las mejores obras que les sea posible y para ello han aceptado muchas de las recomendaciones que Pablo Díaz-Reixa “El Guincho” les ha hecho.

¿En qué consisten las mejoras? Comienzan por mayor concentración para componer, de allí proceden mejores canciones que fueron grabados del modo más óptimo posible y con una calidad absolutamente profesional; vamos, que buscaron un sonido grande y lo consiguieron. Hasta El Guincho asimiló que requerían de una mezcla lo más potente posible y que pusiera la voz en un plano comprensible, ya no más sumida en un batiburrillo con el resto de instrumentos (aunque hay momentos en que todavía pasa).

De esta manera, una de sus grandes fortalezas puede destacar sin obstáculos: las letras (escritas por Manu Sánchez). Siempre llenas de sarcasmo, burla social y nihilismo despatarrado, que cuaja como nunca en la que será una de las mejores canciones españolas del año: “Mis Amigos”, que es una continuación mejorada de “Tus Amigos”. Ahora es ella quien se queda sin palomilla debido a que sus novias los mandaron al carajo, fueron borrachos a la oficina, vomitaron en el despacho y los despidieron. Una costosa juerga que hará que no veamos más a la protagonista con sus amistades más cercanas.

Pero esta entrega no es avara ni díscola. Nos deja otras muy buenas canciones. Desde la inicial “Alférez Provisional”, a tope de guitarreo y con un teclado que tiene su parte delirante, además de la crítica hiriente que fortalece “Los Tecnócratas”. Recomendaría a sus detractores que escuchen el juego de guitarras de “Los Glaciares” en la parte musical y pongan atención a la lírica de “Alférez provisional” y “Tráfico de órganos de Iglesia”.

Con Una montaña es una montaña, Los Punsetes han dado un paso mayúsculo para ascender en el panorama del rock cantado en español. Su música sigue los pasos tanto de Sonic Youth como The Cure; no es que copien estilos sino que alcanzan estándares altos de ejecución.

Sobran quienes los consideran el relevo indie de Los Planetas. Ya ustedes decidirán, pero sus letras cínicas y filosas son algo que los distingue: “Si me llenarás la casa de mierda de perro, no sería peor de lo que acabas de hacer”.