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Crystal Fighters: música desde la aldea global

Crystal Fighters: música desde la aldea global
Crystal Fighters: música desde la aldea global

Artista(s)

29/May/2013

Crystal Fighters

Cave Rave

Atlantic

2013

La idea y experiencia de una aldea global se ha convertido en algo tan cotidiano que ya no pensamos en su origen; es casi imposible que imaginemos un mundo sin internet, sin un flujo inmenso de información. Es por eso que nos viene bien recordar al canadiense Marshall McLuhan, quien durante los sesenta especuló sobre el advenimiento de un modelo que nos hace percibir como cotidianos hechos y personas que tal vez sean muy distantes en el espacio o incluso en el tiempo.

Pienso en el autor de The Gutenberg Galaxy: The Making of Typographic Man (1962) y Guerra y paz en la Aldea Global (1968) porque se considera un profeta de las transformaciones culturales y comunicativas, y además, si no hubiera atinado en sus pronósticos, no hubiéramos podido disfrutar de un disco como Cave Rave (Atlantic, 2013), segundo larga duración de un grupo conformado en su mayoría por ingleses, más un norteamericano y un español.

En Star of love (2010) nos sorprendieron por su amalgama de pop, electrónica y distintas expresiones del folk. En ese debut se vistieron a la antigua usanza del país vasco, ocultaron sus rostros y utilizaron de manera muy imaginativa la txalaparta, un instrumento percusivo tradicional de la región. Crearon un halo de misterio que poco a poco se fue desvelando hasta mostrarnos a una agrupación más convencional pero no menos virtuosa.

El evocar la imagen de un gran rave al interior de una caverna nos hace pensar en el tecno-tribalismo, en contar con los grandes beneficios de la tecnología pero hacerlos alternar a usos y costumbres primitivos. Pero, ¿Qué es lo que hay en Cave Rave? Melodías que vienen del pop, instrumentación en la que destacan los sintetizadores y una búsqueda rítmica que brilla con luz propia por su africanismo, por hurgar en formas ancestrales de percutir que han prevalecido durante años y años.

“You & I”, que ahora tiene un espléndido remix de Yeasayer, y “Separator”, son el par de piedras angulares de este viaje a través del tiempo y el espacio. Ahí, ese enjambre rítmico al que el cuerpo no puede permanecer exento –son nuevos himnos para rituales posmodernos-, pero la segunda incorpora una guitarras filosas que son novedad en la banda.

Ahora como sexteto, han sabido apuntalar su esencia. No niegan su gusto por el folklore silvestre y campirano, pero lo catapultan al futuro, a la blogoesfera, a esta era de fibra óptica y comunicaciones satelitales. Pueden partir de reproducir el sonido de una tormenta, ir sumando piano y luego apelar a un festivo encuentro coral que rebosa de buena vibra. Eso es “Bridge of Bones”, de la parte más acústica del lote.

Nadie puede negar que tienen un tufillo a hippies del siglo XXI, la suma de voces masculinas y femeninas les acentúa como una comuna bohemia que saca los mejores réditos de los gadgets más actuales y del aprendizaje y dominio de mucha world music. Es como si se mezclaran Vampire Weekend con la electrónica ruidista de Holy Fuck bajo el halo del afrobeat de Fela Kuti en una noche de luna en los pastizales de las tierras altas de Reino Unido. Allí está “Love Natural” para demostrarlo.

Africanismo, pop de sintetizadores, guitarras campiranas, canto grupal y gran karma positivo. No faltará quien también diga que pueden ser una combinación entre Wu Lyf y el Paul Simon de Graceland. Todo es posible.

Este combo hispano-inglés no se limita al momento de elegir referentes, son orgullosos habitantes de la aldea global, agitadores musicales de su momento.  Al momento de escuchar Cave Rave, me encuentro con una entrevista con el estupendo escritor israelí Amos Oz que todavía me arroja más luz sobre el asunto: Lo universal es algo distinto, algo siempre relacionado con un lugar pequeño: un pueblo, un barrio, una calle, un bloque de pisos… Y se convierte en universal porque todos nuestros secretos son los mismos. Esta es la principal cualidad del ser humano: todos nuestros secretos son los mismos, seamos españoles, israelíes, portugueses, brasileños o lo que sea”.

Miramos por la ventana de nuestra choza de cemento y contemplamos el planeta entero. Desde la estación espacial, un cosmonauta nos está mirando y se sonríe.