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¿Alguien aún cree que el punk ha muerto?

¿Alguien aún cree que el punk ha muerto?
¿Alguien aún cree que el punk ha muerto?

Puro Gallo Records / 2014

Artista(s)

Cardiel

04/Sep/2014

El sonido de unos hit-hats abre las puertas a una guitarra surfera que, tras mezclarse con una frenética batería, poco a poco va moldeando un sonido sucio y crudo que da forma a "Tabla", track inicial de Local Solo, álbum debut de los venezolanos de Cardiel. Se trata de un punk rock de antaño matizado con skate rock, hardcore, stoner rock e incluso melodías reggae y dub: una auténtica mezcla que explora y expande los alcances del punk rock a terrenos tan inusitados como virtuosos.

Lo mejor de todo lo anterior es que a Cardiel lo encarnan sólo dos personas: Samantha Ambrosio y Miguel Fraino, quienes detrás de la batería y guitarra respectivamente han sabido dar origen a un sonido tan sucio como pulcro y tan visceral como escrupuloso. Dos venezolanos radicados en la Ciudad de México que aportan con creces su grano de arena a la escena punk rock del país, que tan buenos frutos ha dado en los últimos tiempos.

Si uno toma en cuenta el gusto de estos panas venezolanos por el skateboarding, entonces entiende de dónde surge la furiosa línea melódica que recorre todo el álbum. Una línea que en sus tramos más gruesos avanza por los terrenos del hardcore y el punk setentero para darle forma a temas como “GNB”, “Fakie”, y “W&W”, pero que después se detiene y adopta apariencias stoner en títulos como “Monobleach” y “Sheriff Hernández”. Pero en el skate los recorridos no son lineales, y en Local Solo tampoco lo son: en ocasiones la línea rompe y abre una brecha para escaparse hacia paraísos abigarrados de riffs reggae y dub, en canciones como “Ghetto By The Sea” y “Preveral en el Coping”.

Samantha y Miguel son buenos tejedores. Han sabido hilvanar un sonido amplio en referencias y géneros y al que en ningún momento se le notan las costuras. Estamos ante un punk rock que despierta nostalgia pero al mismo tiempo evoca frescura. Un sonido crudo, pero que se digiere sin problemas. Sin duda es loable la labor que hacen para conseguir que con sólo una guitarra y batería no se noten las ausencias de sonidos graves. Este par de músicos sabe cómo producir y amalgamar bocetos rítmicos dispares en esquemas melódicos bien definidos.

Al final todo es como un recorrido en tabla sobre el pavimento: rápido, áspero, lleno de subidas, bajadas y baches, y con el viento golpeándote en el rostro al mismo tiempo que experimentas una agradable sensación de libertad. ¡Que viva el punk rock!